Escribo este artículo pues considero que uno de los mas grandes retos que tiene la Revolución bolivariana es lidiar con la generación antichavista, que lo es “per se”. Porque si, pues. En ellos no hay argumentos. No hay racionalidad en ellos de porqué están contra el gobierno, el cual personalizan (creo que por pereza mental) en Chávez.
Porqué son antichavistas?. La respuesta la tenemos en que los jóvenes menores de 25 años se han criado, desarrollado, crecido, bajo el gobierno de Chávez (recordemos que éste ganó las primeras elecciones en 1998). Miles de ellos han estudiado en colegios privados y de allí, por la diabólica prueba de aptitud académica, por sus promedios en los colegios, o por ser hijos de profesores o empleados universitarios han ingresado directamente a las universidades públicas mas “prestigiosas” (UCV, LUZ, UC, ULA, etc).
En todo ese tiempo su alimento ideológico ha sido el antichavismo fanatizado que les ha bajado de sus padres, maestros, profesores, directores de colegios, profesores universitarios, decanos y autoridades rectorales que, permanentemente bombardean a estos estudiantes, llenándoles de discursos antichavistas, clases antichavistas, materias donde solo se analiza la parte negativa del gobierno. Donde a Chávez se le estigmatiza permanentemente llamándolo, no como corresponde, como antes se llamaba a los gobernantes de la Cuarta República (simplemente presidentes) sino que le dicen lo que ya sabemos y hemos oído reiteradamente repetir como en un “ritornello”, ahistórico e irracional: dictador, autócrata, inquilino de Miraflores, negro, zambo, mono, macaco, “mico”mandante, teniente coronel que si lo es, pero dicho de manera despectiva).
Muchos de mis estudiantes lo dicen casi de manera ingenua: profesor, usted es muy bueno en su materia, lo único malo que tiene es que es chavista. Y a quien no le han expresado también: cómo es que tu siento tan inteligente, o tan cordial seas chavista? Y chavista lo dicen con asco. Yo, aunque no soy chavista, sino revolucionario socialista, les he tenido que responder casi con pedantería: “precisamente por ser inteligente es que soy chavista”. Por supuesto, la mirada de reprobación no se hará esperar.
No se consideran de derecha, ni de izquierda, pues para ellos tales categorías son inexistentes. (como la canción “muerto en Choroní”, del grupo Circo Urbano) No son Capitalistas ni socialistas, sino “liberales”, sin entender que el liberalismo no es más que la expresión ideológica del capitalismo. Es mas, muchos de ellos no son nada, en el sentido de que no se preocupan por nada que tenga que ver con la política, sino con la rumba, el carro “tuning”, el equipo de sonido, el “iPOD”, el MP-4 o el celular de última generación con tonos polifónicos, jugar videos en computadoras o centros de navegación, para matar y descuartizar enemigos virtuales que parecen reales, o destrozar carros, postes, atropellar personas, atravesar viviendas, violar todas las reglas de tránsito a velocidades inverosímiles y con ello ganar puntos. Mientras mas destruyan, más puntos ganan. La regla es violar todas las reglas. Para otros lo importante es matar el tiempo en los centros comerciales, de allí que yo les llame la generación “huele vidrios”, consumir y consumir. En las noches de los fines de semana o de fines de curso, los vemos apostados en las avenidas de las ciudades, oyendo música “reggaetonera”, a todo el volumen que le generan sus equipos de sonido con miles de “Watts”, para aturdirse y aturdir a los demás, tomando cerveza, orinándose en la calle, emborrachándose hasta la madrugada, para luego salir como los raudos bólidos en los que jugaron previamente, en los riesgosos y homicidas piques ilegales, en una vulgar imitación de la película y el juego de video llamado “aceleracer”. Son la propia expresión del hedonismo de gran parte de la juventud contemporánea. Esa que ha crecido admirando las propagandas de cervezas “ICE” como la del irresponsable César Augusto, la del adulto mentiroso “pedroso” (luego la POLAR nos habla de responsabilidad social), la serie propagandística del cangrejito de la BRAHMA, que es una apología al delito, la de la catira REGIONAL y Chicho, Tanque y Sandra, que hacen “todo” (y todo es todo, señores) por una “Light” REGIONAL., o las propagandas machistas de la DRAFT donde a la mujer se le coloca poco menos que un objeto.
Era una generación despolitizada, pero que fue manipulada y politizada hacia la derecha con el caso RCTV Ahora, esta generación se ha convertido en la generación del NO. Negativa, pues: NO a la reforma curricular, No al currículo bolivariano, No a la educación socialista, No a la ideologización en la educación. No a la militarización, No a la confiscación del Valle del Turbio (en Lara y Yaracuy). Y para rematar su originalidad: NO es NO.
Es una generación de consignas. Cuando se les pregunta el porqué de su actitud te miran con rabia y las respuestas comunes son: “Es que no estoy de acuerdo con el comunismo castro chavista y el pensamiento único que acá se quiere imponer. Porque amo la libertad. Porque desde que llegó Chávez es que estamos como estamos. Porque cada día estamos peor”. Y eso lo dicen absolutamente convencidos.
Si uno intenta explicar con datos que la situación económica está mejor que nunca, que los indicadores sociales vienen mejorando sostenidamente, que los niveles de vida de la clase media hoy están superándose. Que se ha batido récord en venta de vehículos, de créditos para viviendas clase media, que las tasas de interés han bajado y ello ha permitido adquirir casas, carros, tarjetas de crédito, que se eliminaron los créditos indexados, los “giros balón”, que los centros comerciales todo el tiempo están hasta el tope de gente consumiendo cuanta bisutería le vende el capitalismo, que se han construido mas centros comerciales (cosa con la que estoy en desacuerdo, pero es así) que nunca jamás, que las licorerías venden mas whisky, cerveza y licores de toda índole todos los días, que las ferreterías no tienen todos los insumos que se necesitan por el auge de la construcción, que hay problemas pero que este es el camino. Pero no. Ellos salen con la consigna de que con Chávez todo está peor.
¿Qué hacer amigos, ante esta realidad?. Se hace necesaria una política amplia de información, de formación, de incorporación del pueblo a las universidades. De difusión creíble de lo que la Revolución ha logrado con todos los inconvenientes que ha tenido. Saber establecer las fallas a lo interno del proceso (el burocratismo, la inercia, la desidia, la corrupción, la impunidad, la inseguridad, etc) y luchar denodadamente contra estas purulencias que amenazan endógenamente, para poder tener ante esta generación antichavista respuestas apropiadas.
Es harto difícil el camino. El daño a esta juventud es muy profundo, tan profundo que hasta sus padres se sienten orgullosos cada vez que estos jóvenes salen a defender a un empresario privado o empresa privada que deteriora a su propia familia (como la programación banal y de antivalores de RCTV, o la TV por cable, o como en el caso de Lara cuando universitarios salen a defender a quienes se apropiaron del Valle del Turbio para desertificarlo, quemarlo y tratar de convertirlo en urbanizaciones para su enriquecimiento). De hecho, hemos visto en carros de lujo letreros como los siguientes: con mi polar no te metas”, “con mi arepa no te metas”, “con mi RCTV no te metas”, “con mi playa no te metas”, “con mi Valle no te metas”, en un alarde de enajenación enorme. Pero es una juventud a la que hay que rescatar para lograr que ella vuelva a ser la vanguardia de las luchas populares como lo fue en 1814, 1928, la década del ´60 y ´70. Una juventud rebelde con causa, con conciencia política, que arriesgó y muchas veces hasta ofrendó sus vidas (recordemos Cantaura, Yumare y los miles de muertos y desaparecidos de la Cuarta República), por construir una sociedad diferente mas justa y equitativa y no esta juventud que está siendo usada por la derecha mas reaccionaria para tratar de frenar el avance revolucionario a favor de las verdaderas mayorías nacionales y latinoamericanas. A la otra juventud, la revolucionaria de hoy, me referiré en otro artículo.
cecilperez@ucla.edu.ve