Dos siglos después, menos dos años, anda el “antihidalgo” de nuevo –disfrazado de imperialista- recorriendo la América tratando de engañar, domesticar y alienar pueblos enteros para que el capitalismo perdure en el tiempo, como si fuera siempre el salvador de la humanidad. La única diferencia es que ese “antihigaldo” no goza de una Inquisición o Santo Oficio que le legitime, en nombre de Dios, todas sus tropelías. Ya no es la lucha del imperio colonialista contra la independencia, sino contra el socialismo, porque éste sí es un hecho de verdadera emancipación social.
Ya no estamos en el tiempo en que el hombre desconociendo por completo el cuerpo creía saber todo lo que le correspondía al espíritu. La concepción materialista de la historia irrumpió en el mundo iluminando conciencias más claras y definitivas que los enciclopedistas. Ahora, los pueblos incluso los más atrasados, conocen en algo lo que les resulta útil o lo que les produce miseria y dolor. El imperialismo para gobernar y saquear regiones y pueblos enteros no necesita ya ni de la monarquía ni de la Iglesia. Le era suficiente, hasta hace poco, con el poder de sus fuerzas bélicas y la complicidad de epígonos comprometidos hasta los tuétanos con la esclavización de su gente. Ahora, permitido por el imperialismo, se puede mentar los nombres de Voltaire, Diderot, Helvecio y Rousseau para invocar ideología de lucha por la justicia social con tal de que no mienten, por lo menos, a Marx, Engels, Lenin y Trotsky. Se aceptan maestros de Napoleón, pero no de Fidel y el Che.
El cura Hidalgo había dicho que para la felicidad del reino –se refería al país mexicano- era necesario quitar el mando y poder de las manos de los europeos; “… es todo el objeto de nuestra empresa, para la cual estamos autorizados por la voz común de la nación”. Hoy, sencillamente, hay que concretar la identificación del enemigo (imperialismo capitalista) a quien debe quitársele el mando y el poder, y pluralizar la voz común de todos los explotados y oprimidos en la tierra que deben asumirlo para construir su propia emancipación social.
Si el “antihidalgo” de 1810 hacía uso, esencialmente, de tres nombres (Diderot, Helvecio y Rusó, tal como los escribían) para atacar a los independentistas acusándolos de querer establecer en el vasto continente (América) la animalidad natural, en la actualidad el “antihidalgo” (uniformado, simplemente, de “anticomunismo” o “antisocialismo”) concentra su odio y sus perversas falsificaciones o mentiras contra tres nombres americanos: Fidel, Chávez y Evo. Para hacernos creer en sus mentiras y engañarnos, como si se pudiera engañar todo el tiempo a todo un mundo, los ideólogos del imperialismo son capaces, con el mayor descaro e irrespeto, de hacer algunas alabanzas al padre forjador de la doctrina más revolucionaria, dialéctica y científica –marxismo- que conozca el género humano: Carlos Marx. De allí que no sería extraño que sean capaces de plagiar, casi con la textualidad del enfermo esquizofrénico-ideológico, el “antihidalgo” (En Hernández y Dávalos) de los primeros años del siglo XIX, y decirnos lo siguiente: “Los tales Bachillerejos (Fidel, Chávez y Evo) son cerca de diez millones de veces más bárbaros y feroces que el principal predicador de la revolución comunista. Lo demostramos. Carlos Marx, en la colección de sus obras protestó más de una vez de su propia doctrina comunista diciendo que sólo sabía que él no era marxista. Fidel, Chávez y Evo pretenden promover una revolución, la más absurda, la más irreligiosa y la más inhumana de cuantas se han visto en los anales revolucionarios. Después, Fidel, Chávez y Evo, con toda exactitud dialéctica son como diez millones de veces más sanguinarios y brutales revolucionarios especulativos que Marx…”.
Otros ideólogos del imperialismo, tratando que no quede nada por fuera que pueda influenciar la conciencia de los pueblos en contra del capitalismo salvaje, dirán que eliminando los estorbos (Fidel, Chávez y Evo) los pueblos volverán a profesar la sumisión al imperialismo como buenos y fieles esclavos. Pero como matar tres pájaros de un solo tiro les resulta como imposible por las distancias que separan a Cuba, Venezuela y Bolivia, ya los expertos jurídicos que hacen de una mentira una verdad “irrefutable”, tienen elaborada la sentencia por si acaso los capturan y los enjaulan en celdas estadounidenses. Sentencia que es una copia casi textual de aquella que condenó a la muerte al cura Hidalgo, y que dice así: “Que estos reos (Fidel, Chávez y Evo) inducen las sospechas más vehementes, no sólo del tolerantismo, sino de ateísmo, materialismo y comunismo; por estar imbuidos en las máximas fundamentales de la herética concepción materialista de la historia de Marx… No se contentaron de leer semejantes libros comunistas, prohibidos y anatematizados por el imperialismo, sino que transcribieron, copiaron, suscribieron a sus delirios firmándolos en sus constituciones, tales son, decir que el capitalismo salvaje es la negación de la felicidad del ser humano, que el siglo XXI pertenece a la victoria del socialismo; y de allí es que esos tres diablos consideran al hombre independiente de Dios, de su eterna justicia, igualmente que de la naturaleza, de la razón y de la honestidad. Como en el sistema de estos libertinos no es necesario y natural la sociedad de los humanos, decidieron en sus abominables constituciones que los racionales no tienen otras obligaciones que aquellas a que se comprometen por el socialismo o por la expresión de la voluntad de los pueblos, como dijeron los impíos muchos años antes Marx, Engels, Lenin y Trotsky en sus perversas y ridículas ideas”.
Pero antes de llegar a la tropelía jurídica excesivamente escandalosa y tratando de reducir, por si la materializan, a la mínima expresión las revueltas que causarían, se plantean un lavado de conciencia que genere una resignación como en el tiempo en que el esclavo no sólo era una herramienta que hablaba para decir “sí, mi amo”, sino que también hacía las labores de las herramientas que rebuznaban o relinchaban. Mejor dicho, ya nos lo están diciendo: “A todas y cualesquiera personas, de cualquier estado, grado y condición, preeminencia ó dignidad que sean, exentos ó no exentos, vecinos y moradores, proletarios o campesinos, estudiantes o intelectuales, ricos o pobres, habitantes en las ciudades, villas y lugares de esta nuestra América Latina y el Caribe y á cada uno de vos, salud en nuestro amo el imperialismo, que es verdadera salud, y a los nuestros mandamientos firmemente obedecer y cumplir. Sabed, que á nuestros oídos ha llegado haberse escrito, impreso y divulgado libros, tratados, folletos y papeles de origen comunista que pueden ocasionar la ruina espiritual de vuestras almas, los cuales mandamos prohibir y excomulgar respectivamente, como aquí se expresa… Los caractéres de detracción calumniosa y atroz, de sedición manifiesta y de espíritu antiimperialista, son muy notorios en esos libros, folletos, tratados y papeles para que dude cualquier fiel al imperialismo de su prohibición, así por lo general de las reglas del expurgatorio… Asimismo, para la mas exacta observancia de estos principios imperialistas, reproduciremos la prohibición de todos y cualesquiera libros, folletos, tratados y papeles comunistas y de cualquier otra doctrina (teoría de la liberación, etc.) que influyan ó cooperen de cualquier modo á la emancipación de los explotados y oprimidos en la Tierra ó creen insubordinación á las legítimas potestades del imperialismo capitalista, ya sea renovando la herejía manifiesta de esa tal soberanía del pueblo ó ya sea promoviendo o adoptando el sistema socialista, para sacudirse –con pretextos banales- de la obediencia á nuestros soberanos imperialistas. Por lo tanto, establecemos como regla que debeis retocar las proposiciones que leyéreis ú oyéreis para denunciar, sin temor, en la CIA, el FBI, el Pentágono, en la DEA o en INTERPOL toda literatura, sea del género que sea, que se desviare de este principio fundamental de vuestra felicidad: que el imperialismo recibe la potestad y autoridad de Dios: y que lo debeis creer con fe divina. Nadie olvide que el método de destrucción de Marx es la revolución, que viene siendo el peor de todos los crímenes contra el capitalismo, porque toda persona debeis saber que la esclavitud es la institución más caritativa, la única solución, en realidad, de los grandes y pequeños problemas de las relaciones entre el capital y el trabajo, por lo cual el derecho de propiedad sobre el hombre es la piedra angular del progreso social”. Es todo. Amén”.
Y no faltarán, por supuesto muy pocos, ideólogos del imperialismo que salgan a la palestra pública, para meter sus cucharas denunciando como diablos a Fidel, Chávez y Evo, diciéndonos que en el marxismo se expresa “… el principio atroz, inhumano y antisocial de Carlos Marx”. Pero también tendrán, bajo la manga, una pequeña declaración por si en tiempo de su existencia el socialismo hace su entrada triunfal en toda la faz de la Tierra, para acusar y denunciar las tropelías del capitalismo salvaje, diciéndonos exactamente lo siguiente: “estolidez y la audacia del tremendo rayo de la excomunión incesantemente lanzado por el imperialismo capitalista contra cualquier estudioso que leyera una obra, un folleto, un tratado o un papel de Marx o del marxismo”. Y cuidado si no nos proponen la creación de la República de los Estados Unidos de América como un contrato de la sociedad de socialidades, imitando a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.