El tema de las candidaturas a alcaldías, consejos legislativos y gobernaciones domina las conversaciones privadas y la agenda de los medios de comuicación. En el campo de la oposición el tema se reduce a la popularidad de los candidatos. Para ellos el candidato o candidata de la unidad, el que según ellos les garantizaría el éxito electoral, es aquel o aquella que encabece las encuestas. Es decir, la contienda política se reduce a un concurso de miss o mister simpatía. A ellos no les preocupa la discusión política en torno a asuntos vitales ni en torno a los planes o propuestas de gobierno. En fín, ellos si tienen un pensamiento único. Todos los candidatos y candidatas de la derecha piensan igual. Ellos comparten un conjunto de valores y conductas sobre la acción pública. Entre ellos no hay nada que discutir, excepto vanalidades sobre cómo ser un buen gerente. Su gestión como gobernantes se limita en buena medida al paisajismo, a lo superficial, y por el otro lado a la privatización de los espacios y servicios públicos, o a frenar el avance de la socialización. En el campo de la revolución el tema de la discusión es mucho más amplio, podríamos decir que hay temas de discusión. La situación en este campo es mucho más compleja.
La discusión electoral en el campo de la revolución es más compleja por diversas razones. Por un lado, no podemos evitar que la misma esté contaminada por la ambición y el personalismo, lo contrario no sería humano. Por el otro lado, hay muchos otros casos donde la discusión es alrededor de las alianzas y los compromisos con un determinado proyecto político guiado por el pensamiento revolucionario. En estos casos la discusión no se reduce al problema de la simpatía o del posicionamiento en las encuestas, la discusión se hace en torno al tema político programático. Me atrevo a afirmar que este es el caso de los candidatas o candidatos comunistas. Aclaro que yo no soy militante del Partido Comunista de Venezuela (PCV). Puedo decir que me considero comunista, de la misma manera que considero que una persona puede ser filósofo sin ser Licenciado en Filosofía.
En ese contexto planteado arriba, surge la pregunta: ¿Por qué votar por un candidato o candidata comunista? Tengo bien claro que esta pregunta la debería responder el PCV y no un simple simpatizante como yo. Sin embargo, me aventuro a ofrecer una respuesta como ciudadano, como votante y como persona que apoya a los candidatos del PCV. Yo voto por los candidatas y candidatos comunistas porque:
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Ellos potenciarían el poder comunal, entendido como la participación popular en la toma de decisiones en el municipio así como en el entorno inmediato del vecindario.
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Ellos trabajarían arduamente por la organización de los trabajadores, tanto de los propios trabajadores de la alcaldía, como de los trabajadores de las empresas que le trabajen a ésta y de las empresas en el municipio respectivo y municipios vecinos.
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Ellos actuarían con transparencia en la administración de los recursos financieros y en la toma de decisiones.
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Ellos le darían prioridad al desarrollo del transporte colectivo en manos de los trabajadores y acabaría con el transporte colectivo en manos privadas.
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Ellos fomentarían la formación de empresas de servicio en manos de los trabajadores que le faciliten la vida a otros trabajadores, tales como lavanderías, limpieza de casas, cocina o comedores populares, etc.
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Ellos desarrollarían la educación pública popular bajo el control de los trabajadores y de la comunidad, como alternativa a la educación privada y la educación en manos del Estado.
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Ellos fomentarían y llevarían adelante una educación universitaria popular por, para y de los trabajadores. Esta educación universitaria estaría al servicio de la clase trabajadora y sus hijos e hijas, serviría para fomar a los intelectuales al servicio de esa clase, fomentar la apropiación del conocimiento elaborado y acumulado por la Humanidad, promover la invención y creación de nuevo conocimiento.
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Ellos estimularían el trabajo productivo y el esfuerzo individual y colectivo, contrario al establecimiento de un sistema de caridad y parasitismo. Harían que los ciudadanos confíen en si mismos y en su potencial para producir, en lugar de deambular alrededor de la alcaldía esperándo por una limosna.
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Ellos promoverían la producción de bienes a toda escala, según las condiciones actuales y objetivas de su respectivo municipio.
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Ellos fomentarían el entretenimiento constructivo y potenciarían las manifestaciones artísticas locales.
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Ellos, parafreseando a Marx, en lugar de dedicarse a gerenciar los municipios, como los demás alcaldes, se dedicarían a transformarlos.
Dejaré esa lista hasta aquí por ahora. Reitero que esta lista no refleja el punto de vista oficial del PCV, ni siquiera la de un militante de ese partido. Esa lista se basa en mi visión particular de las tareas en se concentraría un alcalde o alcaldesa comunista, de manera tal que se diferencia de un alacalde o alcaldesa de cualquier otro partido o tendencia política. Invito a otros y otras interesados en esta opción a elaborar sus ideas al respecto. Hagamos una sugerencia colectiva de cómo debería actuar un alcalde o alcaldesa comunista. Si logramos distinguirnos, mostrar en qué sentido un comunista es diferente de un militante de cualquier otra corriente política, mostrar un modelo de gestión comunista, no nesecitaríamos de alianzas incomodas y/o inconvenientes para conquistar el poder por la vía electoral. Llegará un momento en que los comunistas podrán mostrar sus acciones, su manera de gobernar lo cual lo convertiría en un opción electoral fuerte.
julio_mosquera@hotmail.com