Cristianismo, Socialismo, Teología de la Liberación y Dialogo de Sabéres

"¿Por qué se han quedado mirando al cielo? Este mismo Jesús que estuvo entre ustedes y que ha sido llevado al cielo, vendrá otra vez de la misma manera que lo han visto irse allá". (Hechos 1: 11.)

Vivimos verdaderamente en una Época de Cambio, como lo planteó en una ocasión, el Presidente  Rafael Correa, de Ecuador. Esto es evidente, en el proceso que viven nuestros países en la construcción de un modelo político e ideológico propio, que consolide la existencia de la opción política por la Liberación, la Integración y el Socialismo.

Ante estos cambios la Iglesia no puede ni debe quedarse al margen de los acontecimientos, no puede guardar  silencio con respecto a la dinámica política que vive nuestro continente. Debemos ejercer nuestra labor profética y hacer oír nuestra voz. La sociedad demanda de nosotros y nosotras, nuestra participación en estos procesos de cambios tan fundamentales para el futuro nuestros países.

¿Son compatibles las teorías socialistas y liberadoras con los valores del Cristianismo?

Sí,  son compatibles, siempre lo hemos dicho, solo hay que hacer un estudio profundo del Nuevo testamento y en especial del libro de los Hechos de los Apóstoles. La dificultad que pueda presentarse en el análisis de estos principios está en la incapacidad de abordar el tema desde una perspectiva verdaderamente Ecuménica. Esto debemos estudiarlo, sin apasionamientos sectarios y sin idealismos religiosos enajenantes preestablecidos.

Las supraestructuras religiosas, carecen de la objetividad suficiente para opinar al respecto por toda la carga política que intencionalmente le han dado a esta discusión. Ellas son parte de esa dinámica Gramsciana, que las ubica inevitablemente en esa etapa moribunda de las instituciones viejas y agonizantes en contra de la otra parte nueva de la historia, que nace en nuestro continente, para construir un nuevo pensamiento político y una Nueva Sociedad, Un Mundo Otro o Reino de Dios.

Se ha abordado este tema en las Iglesias Tradicionales-Conservadoras, desde una perspectiva solamente política, excluyendo la fase más rica de la discusión que puede darse en el plano de lo Ideológico y Teológico. Básicamente la posición de la Iglesia, católica o protestante-evangélica, es una posición reactiva frente al planteamiento que tradicionalmente se ha hecho desde la Teología de la Liberación. No se ha querido, o no se ha podido profundizar en el tema desde una óptica de mayor alcance Histórico, Teológico e Ideológico.

El sector Revolucionario, también ha descuidado en esta importante discusión, influenciados en el silencio casi absoluto en el cual han pretendido sumergir a la Teología de la Liberación, aquellos sectores ultraconservadores y algunos de sus principales exponentes de otras épocas y que muchos de ellos y ellas, se han aliado a las fuerzas religiosas y políticas conservadoras en varios países en América Latina. Aunque se están dando pasos positivos para impulsar los diálogos necesarios, pertinentes y ecuménicos, acerca de la Teología de la Liberación contextualizada y necesaria, en esta Época de Cambios.

Existe una gran vertiente teológica en sectores como los representados por las Iglesias Presbiterianas, Anglicanas, Pentecostales, Luteranas, sectores del catolicismo Romano, y otros sectores de otras confesiones Evangélicas, que han contribuido en la construcción de este Nuevo Modelo Político, que la Revolución quiere construir en nuestro continente.

Recordemos, que Cristianismo no es tan solo Catolicismo, protestantes y católicos tenemos puntos en común en la Teología, Eclesiologia, Doctrina y sobre todo en la Historia Común que poseemos. Hay que superar el concepto reduccionista y sectario que persisten en algunas confesiones que todavía se ven como la verdadera Iglesia o la verdadera intérprete de la verdad bíblica y doctrinal.

La Discusión Sobre Socialismo y Cristianismo, debe darse desde una Base Ecuménica Amplia, en la cual se estudie a profundidad las Doctrinas Sociales de las Iglesias o diferentes confesiones, el origen del Cristianismo y su trayectoria histórica, el pensamiento de Jesús y sus principales sucesores, las características de las primeras comunidades Cristianas, se debe comparar todo esto con nuestro entorno o realidad a la luz de la Teología de la Liberación.

También debe estudiarse la Historia de las diferentes Confesiones, el aporte cultural y religioso, dado los diferentes grupos étnicos en América latina y su trascendencia en la formación de los saberes sociales, políticos, culturales y el aporte a la creación de un pensamiento crítico y constructivo en nuestro continente.

Ahora es el tiempo preciso para el despertar del largo silencio.

Pretenden algunos sectores conservadores, borrar de la Historia de la Iglesia latinoamericana, el capitulo todavía vigente de la Teología de la Liberación, especialmente en esta coyuntura Revolucionaria en nuestro continente. Quizás por temor a que la Teología de la Liberación, tome un impulso en esta etapa del despertar Político-Ideológico de nuestro continente,  y que sea relanzada por la Revolución Socialista latinoamericana. Además temen que se refuerce con la vertiente  del pensamiento político e ideológico de nuestros libertadores y libertadoras.

Sin duda alguna que esa combinación del despertar de la Izquierda en nuestro continente, la Teología Latinoamericana de Liberación y  del pensamiento político de los libertadores y libertadoras, es bastante explosiva en un continente que lucha por construir ese Mundo Otro. Los jerarcas de las Iglesias, ven claramente la coincidencia que existe entre ese Mundo Otro, predicado y sostenido en los últimos Foros Mundiales y el Reino de Dios, predicado por Jesús. Temen que una revolución como la Bolivariana, sea el elemento necesario para que la Teología de la Liberación pueda afianzarse en un modelo político concreto.

A lo mejor ven y temen, que la Teología de la Liberación, sea el eslabón necesario para construir y hacer realidad en el imaginario colectivo de la gente, la Nueva Sociedad o ese Mundo Otro. Sin duda que una combinación tan explosiva, no va a pasar desapercibida ante la mirada del Imperio y de las Iglesias-Instituciones de poder, como tampoco pasó desapercibido el Cristianismo originario, con su mensaje de contra-cultura en el Imperio Romano.

Aquí no esta planteada la discusión en el hecho que Jesucristo fuera o no un Socialista, o el primer gran socialista de la historia. Aquí lo que asusta a la Iglesia-Poder y al Imperialismo es que cada cristiano y cristiana se asuma como Revolucionario, como Socialista, o que cada Socialista se asuma como servidor de Jesús. Lo que les preocupa verdaderamente es el poder y los privilegios que ostentan y que pueden perder, en esta Época de Cambio.

El imperio como la fuerza suprema, viene a sustituir, en la mentalidad de algunos jerarcas, al "dios todopoderoso",  y en las instituciones eclesiales impone la ideología, la política y el poder militar-policial, en sustitución de la Doctrina y la teología y del amor fraternal.

Veremos coincidir en ideales y Dogmas a las grandes instituciones representativas de la religión en América latina. Los sectores conservadores y fundamentalistas, van a sostener las mismas posiciones contra la construcción del Socialismo del Siglo XXI, Contra la Teología de la Liberación y contra aquellos sectores del catolicismo o del Protestantismo, que se identifiquen con los procesos de cambios que se están dando en nuestro continente.

¿Qué hacer?

Es urgente entonces que iniciemos el dialogo de todo lo que tenga que ver con Cristianismo, Socialismo, Teología de la liberación.  Este debe ser abordado desde una base verdaderamente Ecuménica, en la cual coincidan los diferentes pensamientos, saberes y visiones, que han hecho posible el trabajo popular en todos nuestros países, a través de las Comunidades Eclesiales de Base, tanto católicas como Protestante-evangélicas. Estas comunidades, han sido desde la perspectiva histórica, antecedentes de la Revolución que se está dando por toda la América latina.

Es urgente también, que superemos las divisiones denominacionales y confesionales que nos han establecido los grandes y tradicionales centros de poder religioso y comencemos a dialogar desde nuestras respectivas Comunidades de Fe locales. Sin intermediarios institucionales, para poder construir una verdadera organización popular desde las bases.

Debemos inclusive superar algunos esquemas de la Teología de la Liberación, que en el pasado no permitieron un trabajo eficientemente Ecuménico y que llevaron a la desaparición a numerosas Comunidades de Eclesiales de bases en muchas partes de nuestro continente.

Sobre todo, debemos romper con aquellos revisionismos ideológicos y teológicos, en los cuales cayeron sectores importantes de la elite teológica latinoamericana, que secuestraron a la Teología de la liberación, en su intento de domesticarla y de hacerla un simple ejercicio académico, y un juego de conocimiento e innovaciones intelectuales.

Hay que abrir los ojos y bajarlos a la tierra, a nuestro contexto. El Reino se ha hecho presente entre nosotros y nosotras, ¿Qué hacemos mirando al Cielo?

Nuestro Kairós ha llegado, estamos inmersos e inmersas en él, sin darnos cuenta. Ya estamos en nuestro "Aquí y Ahora".

¡Manos a la obra!

Obed Juan Vizcaíno Najera.

Epateo@gmail.com



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