Un mensaje a los comunistas y demás fuerzas revolucionarias

Las elecciones del 23: la hora de los hornos para los compatriotas

“En el proceso de una revolución, el talento sin resolución pronto sucumbe ante el cinismo de los audaces. Las revoluciones requieren, al lado de mentes sagaces, actitudes rápidas y arriesgadas. Con una voluntad vacilante no se llega a ninguna parte, Sin un poco de locura, cualquier empresa se torna imposible, porque las revoluciones implican riesgos suicidas”

José Sant Roz

(Bolívar y Santander, Dos posiciones contrapuestas.)


De repente es este un esfuerzo más inútil que cenicero en moto, ¡quién sabe!, lo cierto es que mi conciencia y disciplina revolucionaria me obliga a no cejar en el empeño. Tengo meses invocando a la conciencia y el talento estratégico de todos aquellos que han luchado y luchan por una Venezuela socialista y lo he hecho por activa y por pasiva, usando los medios de difusión masiva a mi alcance o cara a cara. Chávez es socialismo, Chávez es Revolución, un Chávez fortalecido con un mapa nacional a ser posible totalmente rojo-rojito es la mejor garantía de que se podrá profundizar el proceso revolucionario. Un Chávez debilitado en cualquier espacio es un Chávez que deberá dedicar lo mejor de su esfuerzo a defenderse de los embates de la oligarquía y el imperialismo.

La historia es un profeta que mira hacia atrás y nadie con conciencia debería tener la menor duda. Indiferentemente de la calidad revolucionaria que posean o no cada uno de los candidatos de Chávez, lo cierto es que los espacios que pudieran perderse así sea por un solo voto –el mío o el tuyo- serán espacios para la derecha, flancos debilitados para la Revolución y punto. Un proceso revolucionario lleva en sus entrañas una fundición y un trapiche. Una fundición que forja el acero del revolucionario verdadero y un trapiche para convertir en bagazo lo falso, la impostura o el oportunismo. Toda Revolución lleva entre sus seguidores una cuota de ambos. Una cuota de verdad y una dosis de mentira. Las contradicciones que van extremando los procesos de profundización se encargan por sí mismas de robustecer lo verdadero y desgajar lo falso. Todo tiene su hora bajo el sol. No habría habido Ayacucho sin Carabobo, y no habría habido Carabobo sin la carga de caballería de Páez. Todo a su tiempo. Lo falso entre los candidatos de Chávez se caerá a su tiempo. Lo que no se puede es entorpecer el camino de la Revolución por santos escrúpulos o egoísmos.

Tengo un respeto reverencial por las siglas del PCV. El PCV aviva tantos recuerdos y trae a la memoria tantos momentos y personas que me resulta imposible imaginar a un comunista sin disciplina revolucionaria hasta la negación de sí mismo. Allí están los rostros, las palabras y la conducta de los Salvador de la Plaza, Gustavo y Eduardo Machado, Jesús Farias, Alberto Lovera… y tantos, ¡tantos!, ¡cómo no guardar amor infinito por el Gallito Rojo! Este amor y respeto por el PCV lo he puesto en evidencia cada vez que he sentido que se le ha atacado desde la contingencia o el oportunismo. Véase cuántos escritos y en cuantas oportunidades he salido en defensa de los camaradas. Ahí está la historia, en este caso como memoria.

Hoy yo llamo a Jerónimo Carreras, a Oscar Figueras, a cada uno de los miembros del Comité Central del Partido. Tengan un gesto grande, pidan a los camaradas de todas partes de esta patria que sumen cada uno de sus votos a los candidatos de Chávez. Por encima de escrúpulos que comprendo y en muchos casos comparto. Por encima de razones valederas en cuanto a los méritos revolucionarios de algunos de los candidatos del PSUV. Por encima de todo que no se pierda un solo voto comunista y patriota. La fidelidad al objetivo grande lo demanda, que ningún espacio quede en manos de la oligarquía apátrida y pro-imperialista porque un voto comunista faltó en la cuenta.

El llamado es igual para cada una de las fuerzas políticas, sociales, los colectivos y las organizaciones que respaldan la revolución. Es la hora de los hornos, la hora de la verdad, el enemigo es poderoso, inmoral y sabe mucho. Vamos a darle una pela que lo debilite, que lo confunda, que lo obligue a retroceder. Lo ocurrido el pasado 2 de diciembre es una muestra de lo que para la contrarrevolución significa la más mínima victoria por más pírrica que esta sea. ¡Cuántos logros se perdieron debido a esa “pírrica” derrota!, ¡llegó la hora de la victoria y que cada compatriota contribuya con ella!

¡Patria y Socialismo…o muerte!

¡VENCEREMOS!


¡CONCIENCIA Y COHERENCIA RADICAL!
Nuestras primeras necesidades.
¡VENCEREMOS!


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Martín Guédez


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