El caos prolongado o el tránsito al nuevo socialismo es el gran dilema de la humanidad. Señales ominosas de barbarie estén presentes dándole más pertinencia al pensamiento de Marx y sus continuadores.
La
actual crisis del capitalismo no es una simple crisis financiera y, en
consecuencia, no será superada con inyecciones multimillonarias de
dólares y euros, ni con la nueva regulación del sistema financiero
acordada recientemente en el G-20.
Es una crisis sin precedente, de carácter sistémico y estructural. Una multi-crisis que ha provocado la mayor de todas las crisis del capitalismo mundial: una real crisis de la civilización burguesa, de sobreproducción, financiera, medioambiental, institucional militar, urbanista, tecnológica….que pone en riesgo la existencia de la humanidad.
Las recetas del 29 no sirven para esta crisis. El keynesianismo hizo su propia crisis y es ilusorio restaurarlo en dirección de nuevos “Estados del Bienestar”.
Ese capitalismo no vuelve por más que se propongan los Estados “desfondados” suplir partes de los fondos sustraídos por los dueños de los poderosos bancos de negocios y por más que prometan ayudas financieras vía FMI, que ni por asomo compensarán los estragos del capitalismo en crisis.
En este contexto de no producirse cambios estructurales a favor de la autodeterminación y del tránsito hacia una sociedad nacional y continental alternativa al capitalismo, habrá de expandirse barbarie, azotando a su paso nuestras sociedades y agravando el sufrimiento de los/as más débiles. Porque en las condiciones de hoy cualquier receta destinada a salvar el capital, termina golpeando a los/as trabajadores/as, los pueblos y los países dependientes.
Los imperialismos europeo y estadounidense vienen con duro hacia este continente. Van a competir por su dominio como factor importante para, dentro de su lógica egoísta, tratar de atenuar su intensa y prolongada depresión.
Sus graves carencias de hidrocarburos, carbón, agua, minerales estratégicos y biodiversidad, tienden a potenciar su espíritu conquistador y re-colonizador, independientemente de las aparentes moderaciones proclamadas por sus administraciones de gobierno.
No cederán ni en la expansión militar en la región, ni en la determinación de explotarnos más intensamente. En lo político sus cañones están emplazados fundamentalmente contra Venezuela, Bolivia y Ecuador y procesos afines. Muy especialmente contra Venezuela y también contra la heroica insurgencia y la formidable resistencia civil colombianas
Por eso las agresivas declaraciones de Obama contra Chávez y la revolución bolivariana. Por eso perdura la amenaza de su IV Flota y su decisión de continuar financiado el Plan Colombia-Iniciativa Andina, pasándole por encima a sus pasadas objeciones al régimen criminal de Uribe. Esa es la avanzada militar del imperio para conquistar la ambicionada Amazonía y todo parece indicar que la nueva administración estadounidense sigue atada a esos designios.
Su trato a Brasil es otro, porque lo sabe más aferrado a su proyecto de gran nación en conciliación con el imperialismo, más asido a él que a la unidad bolivariana. Porque lo valora como factor de división o moderación, dadas sus intenciones de subordinar a otros desde los intereses de la gran burguesía paulista y dadas sus capacidades para atenuar la beligerancia de algunos. Este explica porque junto a Lula en la “Cumbre del G-20” participaron también las presidentas de Argentina y de Chile y el presidente de México y fueron excluidos Chávez, Correa y Evo, mientras a Cuba la enamora Lula para que se entienda con Obama.
Esta gran crisis no tiene fronteras al interior del planeta y desde las necesidades imperiales habrá de cebarse en nuestros países, si no la entendemos como una gran oportunidad para liberarnos de la dependencia capitalista y para socializar nuestras riquezas y capacidades, evitando que los corruptos poderes establecidos, divorciados de los intereses de nuestros pueblos, terminen imponiéndole mayores sacrificios. Ahora si que es verdad aquello dicho por Rosa Luxemburgo: “¡Socialismo o barbarie!”
Ese reto pasa por radicalizar las luchas, por profundizar las reformas y transformaciones iniciales, por promover los combates a favor de los cambios revolucionarios de orientación socialista, por ampliar el mapa político de la cuarta ola revolucionaria, por desplazar los gobiernos de derecha y radicalizar los de izquierda, por coordinar fuerzas populares y luchas sociales y políticas, por abrazar una estrategia revolucionaria común, por revitalizar el latino-americanismo y el internacionalismo, por superar los lineamientos que limitan la unidad y la integración fundamentalmente a lo puramente estatal-gubernamental y por potenciarla desde los pueblos y sus organizaciones.
Esto obliga un cambio positivo hacia la solidaridad con la insurgencia y la oposición de izquierda y progresista colombiana. A tratar los procesos peruano, salvadoreño (sobre todo después de la reciente victoria electoral) y mexicano como los más propensos a ampliar y potenciar la ola de cambio. A resistir y revertir desde los pueblos, desde las fuerzas patrióticas y los gobiernos autodeterminados, la contraofensiva imperial, jugando cada espacio y cada fuerza los roles que les son propios.
Aquí en dominicana están en marcha una nueva oleada de protestas y parece gestarse una grave crisis de gobernabilidad si estas luchas siguen extendiéndose y profundizándose y si la podredumbre oficial sigue su agitado curso. El desafío es angustiante porque el retraso de las fuerzas políticas del cambio es enorme y la oportunidad es de oro.
El caos prolongado o el tránsito al nuevo socialismo es el gran dilema de la humanidad. Señales ominosas de barbarie estén presentes dándole más pertinencia al pensamiento de Marx y sus continuadores. Nunca antes el socialismo y el comunismo habían tenido tanta razón de ser. Y esa verdad no debe estar ajena nuestra patria.