Voces contra el Imperio
El espíritu rebelde, impaciente y crítico de los revolucionarios incomoda a muchos. Para quienes militamos en la izquierda, las descalificaciones nos parecen cosa común cuando provienen de la burguesía. Los revolucionarios siempre han sido perseguidos y difamados, y en el mejor de los casos, han sido aislados para no "estorbar". El calificativo de "conflictivos" -entre otros- no sólo ha servido como infamia de las burguesías contra éstos; no, es también arma de otros.
Para el imperialismo y la burguesía parásita del país "Chávez es la persona más conflictiva de Venezuela". En realidad, es por su convicción radical y genuinamente revolucionaria que buscan callar o eliminar físicamente al Presidente. Esta infamia, dependiendo de quien provenga, honorífica o descalifica a la persona. Si proviene de la burguesía contra Chávez y los suyos, “es un honor ser conflictivo”. Pero dentro de las filas de la revolución este mismo “calificativo” es utilizado para descalificar a otros. Veamos.
No es un secreto para nadie que dentro de la Revolución Bolivariana cohabitan varias corrientes ideológicas contrarias. Hacen vida desde los indefinidos oportunistas de siempre agrupados en la pequeña burguesía, también los reformistas y etapistas, y hasta los revolucionarios genuinos. Pero dentro de esta última, corona una intelectualidad de la exquisita “izquierda” prepotente; de los pasivos “revolucionarios”, y “no conflictivos”, con tendencias muy sectarias quienes, además creerse los únicos poseedores del talismán de las ideas revolucionarias; de la razón, actúan como si vivieran en la clandestinidad perseguidos por la "DIGEPOL" (fuerzas de seguridad e inteligencia de la 4ta República) , y asumen conductas excluyentes, defensivas y exageradamente cerradas. Sus conductas le procuran daño a la revolución. No por casualidad éstos son los más inconsecuentes entre la teoría y la práctica; entre lo que dicen y lo que hacen. Y terminan por desmoralizar y desmovilizar a muchos.
Una vez designado a ocupar importantes puestos (ministeriales, gerenciales o direcciones) de Estado, la retórica radical e intransigencia revolucionaria que defendían, muere. En el mejor de los caso se atenúa. De rebeldes y revolucionarios, en la práctica, hacen el papel de simples reformistas. Muchos son los factores que influyen para ello. Las desviaciones ideológicas motivadas por los privilegios alcanzados, o simplemente por evitarse más dolores de cabeza a los problema planteados, dominan.
Domina entonces la “sensatez” dentro de la administración pública. Para ello se rodean de gente “sensata”. Pobre de aquellos críticos quienes no callan ante el burocratismo y los miedos al cambio del supuesto "cuadro técnico-político de la revolución". Los impacientes y hartos de tanta indiferencia; los rebeldes también somos catalogados como "conflictivos". En el mejor de los casos corremos la suerte de ser aislados de lo importante.
La ausencia del Partido, el sectarismo, el amiguismo, entre otros factores promueven este problema. Mientras siga sucediendo ésto, la desmoralización y la desmovilización hará su debut, y la acción combativa que enarbola el Comandante Chávez será neutralizada desde abajo; lo operativo.
¡Cuando dejamos de ser “conflictivos” dejaremos de ser revolucionarios!
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