Las conveniencias dentro de la Revolución

Muchas veces el hecho de ser beligerantes frente a las cosas que consideramos inadecuadas, no es percibido de buena manera por algunos camaradas. Incluso, por los que desean que en la vida nos vaya de lo mejor. En muchas oportunidades amigos muy cercanos, al ver que algunos camaradas sostenemos posiciones muy decididas y firmes frente a algunas irregularidades que son divisadas dentro de la revolución, nos han pedido que simplemente nos sumemos, que nos hagamos oídos sordos y vista ciega frente a esas irregularidades, que ellos consideran de la misma manera. Nos dicen que al final, todos somos medidos y catalogados de la misma manera por la dirigencia nacional del partido. Y sacan a colación aquellos compatriotas que durante la mayor parte de su vida política acompañaron a Ramón Martínez en sus andanzas o a los que han hecho de la política un negocio redondo, hasta señalan casos puntuales de eternos candidatos ligados al narcotráfico. Por lo general terminan su reflexión cuestionando; ¿de que vale nadar contra la corriente?. ¿De que sirve soñar con hacer revolución, si todo está dispuesto para que no haya? Los mas atrevidos han preguntado; ¿que premio dio Chávez al Mudarrismo, por su lucha solitaria, contra el desvío y la corrupción Ramoncista?. Para muchos, la salida es simple, unirse al festín. Olvidarse de una vez por todas de los conflictos, de las denuncias contra los corruptos a lo interno de la revolución, hacerse indolente frente a la contaminación del proceso revolucionario e indiferente frente a su desvirtuación y su desmoronamiento. Todos estos señalamientos los justifican, diciendo que hacer lo contrario, es una lucha que desgasta y no deja ningún tipo de fruto, ni personal ni político. Y agregan, que por el contrario, en algunos casos terminas siendo catalogado como el contrarrevolucionario de la partida.

En el espacio del día de hoy, quisiera darle una respuesta con todo el respeto que merecen y el cariño que siento por ellos, a estos camaradas, entendiendo que lo que nos expresan, lo hacen de corazón y posiblemente buscando el bienestar de nuestras personas. Y quisiera comenzar diciendo, que el hecho de mantener una lucha en contra de la corrupción, no es un acto extraordinario o sumamente revolucionario. Es mucho menos que eso. La lucha contra la corrupción, es un acto humano. La lucha contra la descomposición no se circunscribe a las revoluciones, pero si en estas, se desestima su combate, no hay revolución posible. Una sociedad corrupta, sea capitalista, socialista, neoliberal, socialdemócrata, o la que sea. Crea su propia implosión, si no la destierra. Combatir este flagelo, es una acción moral, de principios familiares. El hecho de tener en nuestros hogares un delincuente, desajusta y desarticula la armonía interna, en todas las esferas. Imaginen su efecto en la sociedad. Es decir que esta posición frente a la corrupción, más allá de llevarnos a construir revolución y socialismo, nos lleva a construir sociedades sanas, equilibradas, con principios éticos y morales. Los actos revolucionarios deben ir mucho mas allá, porque la lucha contra la corrupción se da en todos los sistemas políticos, es un simple acto personal en defensa de nuestro hábitat social.

Ahora, el ser revolucionario debe ser un acto personal y voluntario. Nada debe condicionar el hecho de serlo. El revolucionario es altruista, comprometido ciegamente con las causas de los pueblos, no debe esperar premios por sus actos. El rumbo no lo debe determinar mi comodidad o mi estabilidad. El destino y la lucha se deben dar siempre por lo que es correcto, no por lo que conviene. En resumen, mis acciones revolucionarias, las debo llevar a cabo, convencido de que con ellas construyo un mundo mejor, una mejor sociedad. Asumir una posición conveniente, cobarde, indolente, sumisa ante la desvirtuación del proceso, es inmoral, imperdonable y contrarrevolucionario. Nuestro accionar lo motiva primeramente el hecho de estar tranquilos con nosotros mismos. Así como se percataron de que Ramón Martínez no convenía para la revolución, irá sucediendo con todos los demás. No estamos desesperados, la revolución va moliendo, lentamente, pero va avanzando. Nuestro desempeño seguirá siendo ético, combativo, comprometido con la revolución que habla el Presidente. En esta posición nos sentimos bien, cómodos, porque entendemos que al final, la historia la escribirán los que se mantuvieron. Pero no por esto desestimamos, las preocupaciones y los buenos deseos, los cuales agradecemos siempre.



Lcdo.

PEDRO.G.FIGUEROA@GMAIL.COM


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Pedro Figueroa


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