El ocio es un placer, es un estado de ánimo, es una filosofía, es un goce, es algo sublime y metafísico, es más o menos, diría Tomás de Aquino, como llegar al Paraíso. Por supuesto que el ocio al cual nos referimos no tiene nada que ver con un ocio cualquiera, con un ocio vulgar como el de ir a los parques los domingos, sino de uno más elaborado, más utópico y trascendente, tiene que ver con el de la inteligencia, el que siempre aspiró ese exquisito enamorado del ocio que fue el gran pensador venezolano, Ludovico Silva.
La Filosofía de la Ociosidad es un deslumbrante libro de Ludovico Silva, publicado por la Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia en 1987. Es un texto que durante todos estos días nos ha permitido ahondar en la sensibilidad humana y en la densidad del pensamiento de este ilustre venezolano, que a pesar de sus grandes aportes académicos ha permanecido durante muchos años en el ostracismo cultural y en el olvido.
Tan larga ha sido la condena a la soledad de este gran filosofo, ensayista, poeta y periodista venezolano, que en cientos o miles de horas que hemos compartidos con profesores universitarios, intelectuales, académicos, críticos literarios, políticos y conferencistas, hemos escuchado tan poco, o casi nada, sobre la vida, la obra y el pensamiento de este ilustrado hombre que ha sido uno de los intelectuales y pensadores más importante del siglo XX en Venezuela y en el resto de América Latina.
Filosofía de la ociosidad es un texto que produce fascinación, entre otras cosas, porque en él Ludovico aborda diferentes temas desde el marxismo ( su gran tema) hasta la muerte, con una facilidad y con una lucidez impresionante, a través de un lenguaje preciso, claro y transparente en donde no hay el más mínimo espacio para el academicismo, ni para la pedantería intelectual, sino más bien espacio para la belleza, belleza desbordada de inteligencia y erudición , pero sobre todo la belleza trágica de la angustia y la sensibilidad de un hombre que escribe desde las aristas más profundas de la conciencia y el alma.
No hay nada más extraordinaria que tener ocio para dedicarle tiempo suficiente a este libro donde Ludovico habla sobre temas recurrentes como la poesía, el arte, la literatura, la muerte, el amor , sus escritores favoritos y sus devaneos con el alcohol, las mujeres, el socialismo , el periodismo, los amigos y la muerte entre otras elucubraciones escritas en aforismo, sentencias, pequeños ensayos, fragmentos, diarios perdidos, oraciones, poemas, jaculatorios y rendiciones de cuentas , que entretienen más por la desnudez y absoluta libertad con la que son tratados que por su erudición o inteligencia.
Nos gustaría escoger al azar algunos fragmentos del libro para que ustedes puedan disfrutar del genio de este extraordinario filósofo venezolano que nació el 19 de diciembre de 1937 en Caracas y murió en la misma ciudad el 19 de diciembre de 1988:
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“Tener 46 años, haber escrito 20 libros y millares de artículos, haberse graduado de bachiller a los 17 años, haber vagabundeado por Europa y por América Latina hasta los 30, haberse graduado summa cum laude de Filósofo a los 35 y haber dejado el alcohol a los 46 , no creo que sean detalles que me autoricen a dar consejos a los escritores más jóvenes. Tan sólo les digo: no seáis, con respecto al vino, como viejas solteronas o virtuosas. La virtud huele a velas. Pero al mismo tiempo recordad el citadísimo adagio Salónica: Meden agan, en griego, y Nequis nimis, en latín; es decir “de nada demasiado”.
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La cultura ha llegado a producirme asco: Lo que antes fue para mi el sentido máximo de mi existencia, la puerta de oro después de la cual estaba el cielo de los elegidos, la montaña en cuyas alturas vivían lo bello y lo bueno con gran desprecio de las nimiedades de la vida corriente , todo eso ha explotado de repente ante mis ojos y me he quedado sin nada y ando con los pies cansados , cansados, sin suelo done apoyarlos; floto en la inseguridad de quien ya no tiene otro ideal que el odio a todos los que viven engañados y nado en el desprecio…
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TATALO Y EL CAPITALISMO. En su conjunto, la sociedad capitalista se desenvuelve como un proceso ciego que arrastra todas las voluntades en un caos de producción y consumo , donde cada individuo actúa, a semejanza de Tántalo, tartamudeando su sed esclavizada ante las vitrinas de los supermercados, castigado y gobernado interiormente por una fuerza demente, incontrolable y despótica allí en su psique por agentes simbólicos desconocidos por él, pero perfectamente conocidos por las empresas publicitarias . Es la esclavitud “anclada en la estructura instintiva” , como lo había dicho Marcase.
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LOCO. Tengo el pensamiento seguro de que me voy a volver loco, no sé si este año, o el próximo, o más allá. No me atemoriza. Por el contrario, pienso que será un mundo feliz, con el que los olores serán más fuertes, los sonidos más puros. Lo único que perderé es el gusto, porque nunca me ha gustado la comida.
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VIVIR. Yo me imagino que vivir es como estar parado en una llanura viendo pasar las nubes y sintiendo en la carne desnuda una brisa ardiente que nos va quemando célula tras célula, hasta desgastarnos y dejarnos en el puro esqueleto y en medio de la paz más absoluta.
Jhocas10hotmail.com