El poder
mediático ha logrado desacreditar cualquier imagen positiva de este
proyecto estratégico, mientras las fuerzas populares buscan un norte
para avanzar en las luchas sociales contra-hegemónicas. Inclusive,
los sectores intelectuales de izquierda, que en apariencia cuestionan
radicalmente al mismo poder mediático, ven alineadas sus actitudes
con las matrices dominantes de opinión, al censurar sutilmente cualquier
referencia al socialismo por considerar que existen equivalencias automáticas
entre el significante socialismo y las experiencias despóticas del
colectivismo oligárquico.
En gran
medida, existe una responsabilidad silenciada en aceptar las significaciones
dominantes de la nominación "socialista" a procesos históricos
de transición post-capitalistas que se alejaron en cuestiones esenciales
de los ejes de cualquier proyecto socialista, evaluados a la luz de
las fuentes clásicas y de las expectativas de socialización y democratización
de las matrices del poder social.
Sobre
la nominación de "socialismo del siglo XXI" existe una polémica
que puede llevar a genealogías históricas que resultan de interés
para despejar el asunto de las diversas "autorías", y las
determinaciones de los campos intelectuales y políticos. Puede atribuírsele
a Alexander V. Buzgalin en el texto El futuro del socialismo, uno de
los aportes sobre los valores de la democracia y del socialismo, que
buscan vías de renovación de la teoría comunista y socialista."
(Buzgalin, 2000, 7). Resalta de Buzgalin la centralidad de la democracia
de bases y la autoconciencia crítica de que las severas restricciones
de democracia, llevaron al traste la experiencia de transición postcapitalista
en el campo soviético. El futuro del socialismo de Alexander V. Buzgalin
es del año 1996, lo cual coincide temporalmente con los trabajos del
científico social mexicano-alemán Heinz Dieterich.
Alexander
V. Buzgalin ha expresado que: “El socialismo, a fines del siglo XX,
perdió con el capitalismo incluso en el terreno de la teoría. Sin
jugar hasta el final este "partido"; sin dar una explicación
- suya - más precisa, más perspectiva, de las leyes del actual mundo
global que las elaboradas por el liberalismo burgués y por el post-modernismo;
sin repensar dialécticamente (de manera positiva, que conserve lo positivo)
y criticando al Marxismo, sin crear una teoría del socialismo del siglo
XXI, marcharemos como a ciegas, por el método de pruebas y errores
y … perderemos”(Buzgalin, 2000, 5)
Heinz
Dieterich planteó hace ya algunos años que, por las mismas características
de la génesis de la Revolución Bolivariana, no existe una "vanguardia
colectiva" ni "cuadros medios" adecuados en Venezuela
que pudieran ayudar a la población en el debate de estos conceptos.
Ambos autores perciben una debilidad de la tradición socialista, si
ésta no entra en un franco proceso de rectificación/reinvención adecuada
a las exigencias del nuevo momento histórico.
Dieterich
plantea que sus ideas se derivan de discusiones en la Escuela de Bremen
(RFA), al igual que la obra de la Escuela de Escocia, vicnulado al Partido
Socialista de los trabajadores. En Dieterich, existe un fuerte énfasis
en la postulación del "carácter científico" de su propuesta,
justificando una versión del "socialismo científico" desde
los supuestos del enfoque de los sistemas dinámicos y la cibernética
aplicada a los procesos de control y manejo de la información (Dieterich,
2002, 33-36). En este punto, es necesario reconocer los aportes de la
llamada escuela económica de Edimburgo y su texto El nuevo socialismo
de W. Paul Cockshott y Allin Cottrell (1993), donde se debaten las tensiones
entre planificación y mercado; así como los límites de la propuesta
de la democracia social de bienestar en el marco del capitalismo.
Tanto
Dieterich, Buzgalin como W. Paul Cockshott y Allin Cottrell (1993) parten
del reconocimiento de fallas conceptuales y estratégicas decisivas
en la tradición socialista revolucionaria para proponer una alternativa
deseable, posible y factible para el siglo XXI.
Por otra
parte, István Meszaros en su texto Más allá del Capital. Hacia una
teoría de la transición (1995; 2001) prefigura un monumental esfuerzo,
riguroso y consistente, para indagar las condiciones de una transición
que desafíe lo que ha denominado el "orden de la reproducción
metabólica social del capital". Para Meszaros, la conjunción
del "brazo industrial" y del "brazo político" implica
la reconstitución de la unidad entre una izquierda social y una izquierda
política, reconociendo el pluralismo de los constituyentes colectivos,
la unidad de acción y la afinidad de principios socialistas, planteando
la centralidad del eje del trabajo en cualquier propuesta de transición
viable.
Así
mismo, existen tres referencias teóricas complementarias para abordar
la discusión del nuevo socialismo para el siglo XXI. En primer lugar,
los trabajos de Toni Negri alrededor del concepto de poder constituyente
y multitud. En segundo lugar, la reestructuración de la estrategia
socialista a partir de la idea-fuerza de "radicalización de la
democracia", la centralidad de las luchas hegemónicas de Ernesto
Laclau, así como la crítica a la democracia liberal de Chantal Mouffe
y de Nicos Poulantzas en su trabajo: Estado, poder y socialismo; y finalmente,
el trabajo póstumo de Ralph Miliband: “Socialismo para una época
de escépticos”. Un proceso de transición post-capitalista se defina
por: a) una democratización que vaya más allá de lo que puede ofrecer
la democracia capitalista; b) una atenuación radical de las inmensas
desigualdades de todo tipo que forman parte de la democracia capitalista,
lo cual implica una justicia social e igualdad sustantiva; c) la socialización
de una parte predominante de los medios de actividad económica (Miliband,
1997, 7).
Antes
del año 2004, las orientaciones fundamentales de la "Revolución
Bolivariana" se ubican, reconociendo el papel de los discursos
de Chávez y los contenidos del debate constituyente en 1999, en la
Agenda Alternativa Bolivariana y en el documento-base de lo que posteriormente
fecundará los lineamientos estratégicos del plan 2001-2007: "Una
Revolución Democrática. La propuesta de Hugo Chávez para transformar
a Venezuela". Es decir, desde 1998 hasta la coyuntura crítica
del año 2003, la visión del proyecto estratégico-nacional sigue articulada,
en el plano de las transformaciones económico-sociales, a una suerte
de "Tercera Vía" mezclada con una interpretación del "desarrollo
desde dentro" neo-estructuralista adecuada a las particularidades
de la sociedad venezolana.
Con la
discusión del Taller de Alto Nivel-Nuevo Mapa Estratégico, realizada
el 12 y 13 de noviembre de 2004 en Caracas, se establecen los diez objetivos
de la "nueva etapa" y aparece una clara orientación de socialización
del poder social como proyecto estratégico nacional. En el nuevo mapa
estratégico, se prefiguraron cambios significativos en relación con
las alternativas de profundización de la Revolución Democrática.
Tardarán sólo dos meses para que en el contexto del acto de instalación
de la IV Cumbre de la Deuda Social, el 25 de febrero del año 2005,
Chávez llame a inventar el socialismo del siglo XXI.
Tras
seis años de gobierno, Chávez definió explícitamente su proyecto
político como "socialista". En el mismo acto, Chávez afirmó
que: “Aquí en Venezuela estamos haciendo el esfuerzo por construir
un modelo alternativo al capitalista, pero con el pueblo al frente,
reiterando sus críticas a las condiciones injustas que se imponen a
los países pobres para el pago de sus deudas externas, y cuestionando
los tratados de libre comercio, que consideró una forma de neocolonialismo”.
No existen criterios únicos entre los discursos políticos de Chávez
y los diversos planteamientos teórico-críticos sobre el "socialismo
del siglo XXI". Al parecer, el carácter abierto del pensamiento
revolucionario de Chávez está asociado a la fluidez del proceso de
transformaciones, identificándose algunos principios político-normativos
generales, cuya aplicación y despliegue depende de las circunstancias
concretas. Las formaciones de discurso sobre el "socialismo del
siglo XX" emergen y se articulan a procedencias cuyas condiciones
históricas de enunciación particulares desbordan cualquier hipótesis
sobre un "genio creador".
Sobre
Heinz Dieterich, es posible rastrear en sus textos anteriores: El fin
del capitalismo global: el nuevo proyecto histórico (2000), La cuarta
vía al poder (2000) y Bases del nuevo socialismo (2001), los indicios
de un nuevo horizonte de interpretación y relanzamiento de proyecto
socialista, cuyo eje es la fijación como idea-fuerza de los movimientos
alternativos frente al (des)orden neoliberal: la democracia participativa
o la democracia de base. Su concepto central es la idea de un Nuevo
Proyecto Histórico (N.P.H.) para América Latina y el Caribe como Bloque
Regional de Poder (B.R.P): los términos democracia participativa, nuevo
socialismo y Nuevo Proyecto Histórico son sinónimos.
No dejan
de ser significativos los esfuerzos de la intelectual chilena Martha
Harnecker, sobre todo su texto “La izquierda en el umbral del siglo
XXI” (1999), así como los trabajos de Isabel Rauber: América Latina.
Poder y socialismo en el siglo XXI (2006) y Michel Lebowitz: Construyámoslo
ahora. El socialismo para el siglo XXI (2006), donde es posible identificar
problemáticas muy similares a las anteriores. Temas como la evaluación
histórica de las debilidades, fallas, ausencias, errores y deformaciones
del "Socialismo Realmente Existente" (Bahro, 1979), y sobre
la renovación de los planteamientos de la izquierda histórica que
vaya "mas allá del capital" en el contexto de la globalización
neoliberal.
Así
mismo, hay contribuciones en el intelectual Tomas Moulian en su texto
El socialismo del siglo XXI. La Quinta Vía (2000), sedimentada a partir
de su militancia en el Partido Comunista Chileno y su vinculación política
con Gladys Marín, ex candidata presidencial del PC chileno. También
hay un conjunto intelectuales de la talla de Viviane Forrester, Ignacio
Ramonet, Noam Chomsky, Michel Albert, Michel Lebowitz, István Mészáros,
Francois Houtard, Samir Amin, Juan Carlos Monedero, entre otros, que
han venido contribuyendo al debate en curso; así como activistas y
militantes de la corriente que anima la "International Marxist
Tendency". Así mismo, hay otras contribuciones para el debate,
como las de Toni Negri, Ernesto Laclau, Boaventura de Sousa Santos y
el filósofo Gianni Vattimo, que con su texto Ecce Comu ha articulado
el discurso posmodernismo a la tradición comunista y católica libertaria.
Junto
a todo este compleja red de nodos intelectuales, se encuentran diversos
activistas, movimientos sociales y partidos políticos del Foro Social
Mundial y del llamado Foro de Sao Paulo, el Movimiento Sin Tierra, los
diferentes foros del Tercer Mundo, y la red de movimientos alter-mundistas,
donde es posible encontrar lecturas abiertas del marxismo, estudios
postcoloniales, pensamientos críticos latinoamericanos, asiáticos
y africanos, así como el importante aporte de las filosofías de la
liberación (Dussel, 2006).
No existe
un único autor de referencia exclusivo para el debate sobre el "Nuevo
Socialismo del siglo XXI", sino que existe un ambiente donde convergen
diferentes iniciativas intelectuales, sociales y políticas que pretenden
cuestionar la hegemonía de la globalización imperial-neoliberal a
escala mundial, y que han definido en su agenda temática la tarea de
indicar vías deseables, posibles y factibles de transición hacia un
"Nuevo Socialismo" que se define como una opción para rebasar
históricamente el modo de vida de la civilización capitalista para
el siglo XXI.
Entre
las referencias latinoamericanas más importantes, directamente animadas
a contribuir al éxito de nuevos referentes socialistas se encuentran:
Claudio Katz, Atilo Boron, Néstor Kohan y Fernando Martínez Heredia,
articulados a una relectura heterodoxa y critica de la filosofía de
la praxis; es decir, del pensamiento marxiano. LO interesante de todas
estas contribuciones para el futuro del socialismo en América Latina
y el Caribe es la ebullición de las ideas, más allá de los estrechos
moldes doctrinarios que dominaron la escena ideológica de las fuerzas
políticas de izquierda por muchos años. Gradualmente se ira sedimentado
todo un debate entre intelectuales críticos en el seno de los movimientos
populares y sociales, con las fuerzas políticas y gobiernos para ir
construyendo las mediaciones institucionales, técnicas y políticas
que permitan formular y ejecutar políticas públicas de contenido socialista.
En este
ultimo aspecto otorgamos significación a las ideas de Atilio Boron
en su nuevo texto “Socialismo siglo XXI ¿Hay vida después del neoliberalismo?”.
Una contribución de altísimo valor intelectual y político para la
nueva coyuntura. Sobre todo para considerar las ideas acerca de los
cambios en los regímenes de propiedad en las transiciones al socialismo.
Plantea
Boron, por ejemplo: “(…) La propuesta de avanzar en la construcción
del socialismo del siglo XXI es una invitación que no debe ser desechada.
Claro está que, en el terreno económico, se trata de un socialismo
superador de la anacrónica antinomia “planificación centralizada
o mercado incontrolado” y que, en cambio, abre espacios para la imaginación
creadora de los pueblos en la búsqueda de nuevos dispositivos de control
popular de los procesos económicos, dotados de la flexibilidad suficiente
para responder con rapidez al torrente de innovaciones que día a día
modifica la fisonomía del capitalismo contemporáneo.”
Dice
Boron: “Un socialismo que potencie la descentralización y la autonomía
de las empresas y unidades productivas y, al mismo tiempo, haga posible
la efectiva coordinación de las grandes orientaciones de la política
económica. Un socialismo que promueva diversas formas de propiedad
social, desde empresas cooperativas hasta empresas estatales y asociaciones
de estas con capitales privados, pasando por una amplia gama de formas
intermedias en las que trabajadores, consumidores y técnicos estatales
se combinen de diversa forma para engendrar nuevas relaciones de propiedad
sujetas al control popular.”
Todo
esto lo dice con conocimiento histórico de causa: “Uno de los problemas
más serios que tuvo la experiencia soviética, y todas las que en ella
se inspiraron, fue el de confundir propiedad pública con propiedad
estatal. Uno de los desafíos más grandes del socialismo del siglo
XXI será demostrar que existen formas alternativas de control público
de la economía distintas a las del pasado. Pero es preciso tener en
claro que, tal como lo dijera en su tiempo Rosa Luxemburgo, el futuro,
especialmente para los sobrevivientes del holocausto social del neoliberalismo,
es el socialismo o, en caso de que no logremos construirlo, lo que resta
es ser testigos de la perpetuación y agravamiento de esta barbarie
que pone en peligro la sobrevivencia misma de la especie humana. Estamos
ante una situación crítica en la cual, como dijera Simón Rodríguez,
“o inventamos o erramos”.
Plantea
Boron: No hay modelos por imitar. El neoliberalismo impuso el “pensamiento
único” sintetizado en la fórmula del Consenso de Washington. Pero
hay otro “pensamiento único”: el de una izquierda detenida en el
tiempo y que carece de la audacia para repensar y concretar la construcción
del socialismo rompiendo los moldes tradicionales derivados de la experiencia
soviética. ¿Por qué no pensar en un ordenamiento económico más
flexible y diferenciado, en el que la propiedad estatal de los recursos
estratégicos y los principales medios de producción –cuestión esta
no negociable– conviva con otras formas de propiedad pública no estatal,
o con empresas mixtas en las que algunos sectores del capital privado
se asocien con corporaciones públicas o estatales, o con firmas controladas
por sus trabajadores en asociación con los consumidores, o con cooperativas
o formas de “propiedad social” de diverso tipo –como las que se
están impulsando en la Venezuela bolivariana– pero ajenas a la lógica
de la acumulación capitalista?”
Reconoce
Boron que no se trata de un experimento sencillo. Que está sujeto
a múltiples contradicciones, pero “¿quién dijo que la construcción
del socialismo sería, como en su momento lo observara Lenin, algo tan
simple como bajarse de un pulcro tren alemán cuando un no menos atildado
conductor del convoy anunciase: “¡Estación de la revolución socialista.
Todos abajo!”.
Para
Boron, estas ideas sobre la propiedad social dependen de un Estado políticamente
fuerte, dotado de una gran legitimidad popular y muy bien organizado.
Concebir el socialismo como un dogma inalterable no sólo en el plano
de los principios, lo que está bien, sino también en el de los proyectos
históricos, lo que está mal– salta a la vista, porque significaría
la consagración de un suicida inmovilismo, la negación de la capacidad
de autocorrección de los errores y una renuncia al aprendizaje colectivo,
condiciones estas imprescindibles para el permanente perfeccionamiento
del socialismo.
Boron
cita acertamente a Marx y Engels en La ideología alemana, texto que
por cierto no había analizado muchos de los ortodoxos bolcheviques:
“para nosotros el comunismo no es un estado de cosas que debe implantarse
con arreglo a unas premisas imaginadas, o un ideal al que ha de sujetarse
la realidad. Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula
y supera al estado de cosas actual” (Marx y Engels, 1968: 54). Ideas
sociales en movimiento, diría Simón Rodriguez. En otro pasaje de ese
mismo libro Marx afirmaba que “la revolución social del siglo XXI
no puede sacar su poesía del pasado, sino solamente del porvenir. No
puede comenzar
su propia tarea antes de despojarse de toda veneración supersticiosa
por el pasado. La revolución del siglo XXI debe dejar que los muertos
entierren a sus muertos, para cobrar conciencia de su propio contenido”
(Marx, 1973).
Y refiriéndose
a Cuba dice Boron: En la actualidad, la legitimidad de la Revolución
descansa sobre dos pilares: el liderazgo de Fidel, como heredero indiscutible
del legado martiano, y los logros obtenidos especialmente en los campos
de la salud y la educación. Pero ninguno de estos dos pilares es eterno
y, como afirmara el propio Fidel en el ya mencionado discurso, una revolución
como esta, que ha probado ser imbatible desde afuera al resistir medio
siglo de agresión imperialista, podría llegar a sucumbir producto
de sus propios errores; o a suicidarse si no tiene la audacia necesaria
para encarar los cambios que se requieren para garantizar su supervivencia
y la consolidación del socialismo. Boron cita un interesante texto
de Fernando Martínez Heredia, El corrimiento hacia el rojo, el cual
permite penetrar en el análisis de los problemas más urgentes y graves
de la Cuba actual (Martínez Heredia, 2001).Como para profundizar el
debate, alejándose de estériles descalificaciones que no contribuyen
a pensar en profundidad los retos del socialismo para el siglo XXI.
Para
seguir leyendo, analizando y discutiendo en colectivo:
1. Amin, Samir (2004):
Más allá del capitalismo senil. Buenos Aires, Editorial Paidós.
2. Arrigí Giovanni, Terence Hopkins e Inmanuel Wallerstein (1999):
Movimientos anti-sistémicos. Madrid, Editorial AKAL.
3. Bahro, Rudolf (1977):. La alternativa. Contribución a la crítica
del socialismo realmente existente, Madrid, Alianza Editorial.
4. Boron, Atilio: Socialismo Siglo XXI ¿Hay vida después del neoliberalismo?
5. Buzgalin, Alexander V. (2000): El Futuro del Socialismo. Disponible
en http://www.rebelion.org/libros/elfuturodelsocialismo.pdf
6. Cerroni, Humberto (1979). Problemas de la transición al Socialismo,
Barcelona, Editorial Crítica.
7. Cockshott, Paul W. y Cottrell, Allin. (1993). Hacia un NUEVO SOCIALISMO.
Disponible en : http://www.puk.de/download/New_Socialism.pdf
8. Dieterich, Heinz (2002): El Socialismo Del Siglo XXI, disponible
en: http://www.puk.de/download/elsocialismo.pdf
9. Dieterich, Heinz (2003): "Tres criterios Para definir una economía
socialista", Utopía y Praxis Latinoamericana. Año 8, No. 20 (2003),
pp. 117-132. Disponible en: http://www.serbi.luz.edu.ve/pdf/upl/v8n20/art_08.pdf
10. Dussel, Enrique (2006): Veinte Tesis de política,. México, Siglo
XXI.
11. Harnecker, Marta. (1999): Haciendo posible lo imposible: La izquierda
en el umbral del siglo XXI. Disponible en: http://168.96.200.17/ar/libros/martah/posible.rtf
12. Harnecker, Marta. (2004): Venezuela: Una revolución sui generis.
Ponencia para el Seminario de LAC (Foro Social MUNDIAL III) Disponible
en: http://168.96.200.17/ar/libros/martah/suigen.doc
13. Katz, Claudio 2004a El porvenir del socialismo (Buenos Aires: Herramienta).
14. Katz, Claudio 2006 “Socialismo o neo-desarrollismo” en 28 de
noviembre.
15. Kohan, Néstor 2002 Marx en su Tercer Mundo. Hacia un socialismo
no colonizado (Buenos Aires: Biblos).
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socialista. Hacia una radicalización de la democracia, Madrid, Siglo
XXI.
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en: http://www.gritodosexcluidos.com.br/documentos/15_reinventar_el_socialismo.pdf
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Nueva York: Monthly Review Press. En español (2001). Más allá del
Capital: hacia una teoría de la transición. VAlencia: Vadell-Hermanos.
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al orden social del capital. Ediciones de la Presidencia de la república
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Bolivariano de los pueblos. México.
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Vadell hermanos Editores. Caracas.
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La nueva izquierda en AméricaLatina. Sus orígenes y trayectoria futura.
Editorial Norma. Bogota.
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Crítica Grijalbo
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