Quién iba a imaginar, la vaina que nos llevaríamos al recibir aquellas embarcaciones tan bonitas con la cruz bordada en sus velas, que parecían cisnes blancos que descendían desde el cielo, desde el otro lado del mundo. Al acercarnos poco a poco y escuchar el raro sonido emitido por aquellas extrañas criaturas, envueltas en una piel dura y acorazada con puntas de lanzas como las nuestras, pero con otros objetos alargados como el bambú, de un material envejecido oscuro como roca, desde donde sonaban truenos envueltos en llamas, cada vez que el que miedo por sus enrojecidos ojos y su violenta llegada, nos hacía levantar las lanzas y flechas en señal de desafío.
Cuando amenazábamos a los
invasores con repeler su osadía, unos señores de larga barba, con
una cruz levantada, nos invitaba con amplia sonrisa, mostrándonos ofrendas
extrañas, como bebidas mágicas, objetos fabricados en pieles de animales,
unos guayucos de colores brillantes como el arco iris, parecidos a las
alas de sus grandes canoas y la cosa mas sorprendente que mi pueblo
nunca había visto, donde se reflejaba como en el agua, la cara, la
boca, las manos y casi toda la figura de los hermanos de la tribu. Lo
llamaban espejo.
Poco a poco, ese ritual desconocido, por ser la primera vez que llegaban a nuestras tierras, visitantes de otras lunas se fue tornando festivo. Les ofrecimos cambures, plátanos, cocos, hortalizas y pescados y al son de los tambores y cascabeles entonamos nuestros cantos de alegría, sin saber que mas temprano que tarde, los cantos de guerra y muerte predominarían pestilentes sobre las chozas y caseríos.
Efectivamente, aquellos extraños forasteros además de traer consigo innumerables regalos apilados en sus grandes canoas, venían acompañados, según el brujo del pueblo, por miles de espíritus malignos, provenientes según supimos después, al aprender a sangre y fuego su idioma, eran representantes de la madre tierra España, cuya diosa, llamada Isabel, había empeñado sus joyas a cambio de las riquezas encontradas en las futuras tierras colonizadas.
La luna de miel terminó
abruptamente, ante nuestra resistencia a entregarles nuestras mujeres,
nuestras tierras y nuestro honor. Comenzó una matanza cruel y despiadada
al negarnos a entregarles el oro y la plata que supuestamente escondíamos.
La violación, la muerte, las enfermedades, las epidemias se convirtieron
en cotidianidad. Los caciques, jefes de tribus o cualquier bravo guerrero
que asara desafiar el holocausto, era mutilado y exhibido en puntiagudas
astas en las entradas del pueblo o diseminado por los caminos, buscando
erradicar cualquier indicio de resistencia heroica.
Por ello a 517 años de aquella
batalla por la dignidad de mi pueblo indígena, recordamos el 12 de
octubre de 1492 como, a manos de conquistadores europeos, comenzó la
destrucción de una cultura que fue despojada de sus territorios, creencias
y formas de organización social.
Todavía hoy, aun a sabiendas
de aquel genocidio, los textos escolares venezolanos, la editorial santillana
y su contenido literario colonizador, nos muestra grafica y policromaticamente
las desvergonzadas escenas, donde el salvaje indomable, se doblegaba
temeroso ante la llegada de la “civilización” salvadora, procedente
de la Europa.
A propósito del 12 de Octubre,
te devuelvo el espejito, con que un dia me embelesasteis y me quitasteis
los sueños puros, la hermosa cultura socialista, humanista y orgullosa
estirpe bravía, devuélveme las manos de Guaicaipuro, el corazón guerrero
de Tamanaco, Tiuna, Chacao, Paramaconi, Yaracuy, Maracay, Terepaima,
Cayaurima, Arichuna, Naiguatá, Aramaipuro, Baruta, Catia, Sorocaima,
Guicamacuto, Manaure, Mara, Urimare, Yoraco, Tarabay, y otros guerreros
indómitos, a quienes vuestros reyes respetarán por su bravura.
A propósito del dia de los
pueblos originarios, dia de la raza, dia de la hispanidad, dia del Pilar,
dia del descubrimiento de América, Encuentro de dos mundos y otras
tantos nombres rebuscados por la historia e historiadores, para llamar
de algún modo satisfactorio para todas las razas, el encuentro
hermoso entre diferentes culturas, que por la avaricia, el irrespeto,
la traición e infinidad de sinónimos perversos, descendientes de una
civilización imperial enferma, capitalista y salvaje, hoy desde la
Republica bolivariana de Venezuela y bajo la espada del cacique mayor,
Hugo Rafael Chávez Frías, denominamos con gallardía, “DIA de la
Resistencia Indígena”, en honor a nuestros ancestrales guerreros
y sus luchas libertarias.
Patria, Socialismo o Muerte……..Venceremos