Ante la polémica suscitada por el concierto celebrado en La Carlota en homenaje al cantor de los cantores de la Patria, Alí Primera, con todo respeto a las distintas posiciones quisiera compartir algunas reflexiones y consideraciones.
Es bien sabido que una de las mayores molestias para algunos fue la presentación de la agrupación Calle 13, en el denominado “Concierto por el Pueblo”. Más allá del hecho que nos guste o no su propuesta musical, siempre he creído que se debe respetar a los valientes porque la valentía es una virtud que heredamos de nuestros héroes, entre ellos el gran Alí .
Valientes fueron los cantores que a riesgo de sus propias vidas nunca permitieron se silenciara el canto necesario, enfrentando a los opresores de otros tiempos. Y hoy en día, por ser pueblo valiente, somos vanguardia y voz de los oprimidos de la tierra.
Pues bien, la vilipendiada banda Calle 13 es oriunda de Puerto Rico, una tierra alienada y dominada por el imperio como consecuencia del entreguismo de los traidores de la Patria Latinoamericana, hasta el punto de constituirse hoy como un estado asociado -de segunda categoría- de los Estados Unidos. El grupo boricua tiene un líder que se hace llamar “Residente”, mientras que el otro integrante principal se conoce como “Visitante”. Sus curiosos apodos provienen de la identificación que tenían que dar al servicio de seguridad gringo para poder entrar a sus casas, en la urbanización Trujillo Alto, en el área metropolitana de San Juan de Puerto Rico.
Residente se destaca por su extrovertida personalidad, su descaro para decir lo que piensa y su conciencia política. Cada vez que tiene oportunidad de protestar alza su voz por la independencia de su país. Es irreverente y grosero como un día lo fue también Alí, hace ruborizar a las personas de la rancia aristocracia cuando dice malas palabras en sus canciones. Este personaje lleno de privilegios y premios Grammy’s podría simplemente disfrutar todo lo que tiene sin complicación alguna; no sumarse a ninguna causa para no correr el riesgo de que su disquera le rescinda el contrato como le ha amenazado en varias oportunidades. Por cierto la última advertencia la recibió cuando venía a Venezuela, precisamente a presentarse en el concierto “Canto por el Pueblo”.
Ese tipo que habla de soberanía, denuncia el golpe de estado en Honduras y apoya iniciativas humanitarias. Ese fulano de la industria internacional del entretenimiento que se atreve, en espectáculos musicales con difusión mundial como la entrega de los premios MTV, a fustigar a Álvaro Uribe y a su plan macabro de instalar bases militares norteamericanas en Colombia. Ese individuo que también promociona al presidente Chávez como uno de los hombres más populares del momento, que dedica su último disco a Mercedes Sosa por su valor y trayectoria y pide no olvidar a los estudiantes caídos en México, 1964, por clamar justicia. Ese gritón que atrae multitudes cuando se presenta en un escenario. Ese carajo, sí, ese… merece mi respeto y deberíamos respetarlo todos los que tenemos pensamiento revolucionario.
Los cantores nacionales que tanto decimos con nuestras canciones, por ser protagonistas culturales en esta nueva gesta libertaria que está viviendo la patria bolivariana, bien podemos aprovechar con humildad y sin complejos una oportunidad. Compartir tarima con agrupaciones y artistas internacionales progresistas como Calle 13, Orishas, Molotov, Ska-P, Los Diablitos, Manu Chao y otros tantos, contribuye a que el mensaje de nuestro canto llegue más lejos y a más pueblo. Incluso al público joven de la clase media, al que le puede suceder lo que hace muchos años me ocurrió a mí, cuando más satanizada estaba la revolución cubana. Un día me pregunté, al escuchar las canciones de la Nueva Trova, cómo en un país tiranizado donde mandaba el más cruel de los dictadores, podía nacer una poesía tan excelsa como la de Pablo, Silvio, Vicente Feliú, etc. Cuando me acerqué y vi la realidad del pueblo cubano, me enamoré de su pensamiento de izquierda, de sus sueños de libertad, solidaridad y justicia social.
En lo que se refiere a la organización del homenaje al Cantor del Pueblo, debemos admitir que hubo fallas, dada la rapidez con que se montó el concierto. Se produjeron largas esperas por la lentitud del montaje y las pruebas de sonido entre grupo y grupo, lo que al final se tradujo en que no fuese posible la presentación de todas las agrupaciones convocadas. Sin embargo se nos ofreció disculpas y se nos pidió comprensión, se nos compensó y convocó para nuevas actuaciones. Sin duda, yo hubiese aplicado un criterio distinto en la selección de la música con que amenizaron los Djs, y no hubiese contratado garotas para un día como ese. Lo que casi nadie comenta es que entre quienes no pudimos subirnos al escenario estuvo la famosa banda colombiana de vallenato Los Diablitos, que evidentemente no es nacional y tampoco entró en el programa. Con ellos, me disponía a cantar para rendir un merecido homenaje a Los Elegidos del Vallenato, grupo colombovenezolano que sufrió recientemente un trágico accidente, que causó la muerte a siete de sus integrantes. Dos de ellos, Víctor Manjarrés y Hernán Rodríguez, me acompañaron en el tema por la paz “Hermanitas Gemelas” cuyo video musical es transmitido en las pantallas de varias televisoras, en distintas emisoras de radio comunitarias y del Sistema Nacional de Medios Públicos.
Digo esto porque se ha tratado de sembrar la matriz de una arremetida contra el talento nacional y un supuesto irrespeto a la memoria de Alí. Se ha comentado y escrito que se execró a los artistas nacionales para darle cabida solo a grupos internacionales, de hecho hay quienes han asegurado con ironía que este fue el concierto de Calle 13. Quiero señalar que, por Venezuela, abrió el espectáculo un set llanero de quince arpas, para dar paso a Cristina Maica, Cristóbal Jiménez, Vidal Colmenares, Reina Lucero, La Dimensión Latina, Manuel Guerra, Grupo Madera y José Luis Bermúdez. También hay que decir que fueron invitados varios de los integrantes fundamentales del Canto Necesario, quienes manifestaron no poder participar ya que estaban comprometidos en diversos homenajes planificados por la revolución en todo el país, como suele suceder en la fecha del natalicio de Alí Primera, sobre todo en Falcón, su tierra natal.
Para finalizar creo que es tiempo de organizarnos como gremio, construir un músculo para alcanzar las reivindicaciones necesarias, abrir caminos y tomar espacios, velar por los jóvenes para garantizarles nuevos escenarios y por nuestros cantores ancianos -que lo dieron todo- para procurarles seguridad social y una vejez digna. Para lograrlo debemos imponernos, establecer vínculos y articular acciones con los organismos que tienen que ver con nosotros los artistas. Tenemos que unirnos para revolucionar las cosas, porque hoy como nunca antes los tiempos son propicios para hacerlo. De hecho, quiero dejar una pregunta a todos quienes hacemos arte en cualquiera de sus disciplinas, pero en este caso en especial, a quienes nos dedicamos a la música para que reflexionemos y encontremos nuestra propia respuesta: ¿Cuándo los que componemos y cantamos para despertar conciencias, para denunciar injusticias, para transformar el mundo sembrando valores socialistas en la construcción del "hombre nuevo", habíamos tenido más apoyo y oportunidades para expresarnos, que en esta época de revolución?
Creo sinceramente que en esta oportunidad se hizo un intento verdadero para que muchos artistas nacionales estuviéramos incluidos en el gran evento en memoria a Alí. Que no alcanzó el tiempo para todo lo que estaba planteado, que se pudo planificar este concierto con más calma, es verdad. Que se pueden lograr mejores condiciones para los artistas nacionales, también lo es. Pero que hubo mala voluntad e irrespeto a la memoria de Alí y a los cantores. No, no es así. Se los aseguro yo que lo viví desde adentro.
*Cantautor.
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