Mientras en EE UU el desempleo es del diez por ciento, nación donde tradicionalmente no pasaba del 5% antes del crack del capitalismo salvaje y en Chile fue de siete coma cinco %, en el Diciembre venezolano cerramos el desempleo en 7%. Se demuestra que nuestro país es menos golpeado por la crisis capitalista, a pesar del terrorismo mediático venezolano que engaña a sus lectores, oyentes y televidentes, donde vaticinaron inflación de 40 %, pero cerró el 2009 en 23 %, indicadores del INE,- Instituto Nacional de Estadísticas-, con descenso al sólo 6% de pobreza extrema, -el más bajo de Latinoamérica-, estadísticas avaladas por la CEPAL -Comisión Económica para América Latina-, cifras que ocultan los periódicos, la televisión y el rebote de informaciones en las emisoras de radio, donde insisten en hacer campaña electoral de oposición radicalizada, perversa y antipatria, pues todo es malo, afirman y notician que nada sirve en el país, la descalificación es totalmente embustera pero la ratifican.
Como los hechos les dicen otra cosa tienen que apelar al engaño planificado y la manipulación noticiosa, sin reconocer y menos enterarnos, que Venezuela pese a seguir dependiendo mucho del ingreso petrolero, no ha sufrido por la evidente baja en la economía privada, consecuencia indudable del comportamiento de muchos empresarios e industriales, que no quieren invertir debido a la desconfianza creada por ellos mismos.
Venezuela no resulta seriamenta afectada gracias a los programas sociales bolivarianos que compensan el bienestar colectivo, junto a una utilización mejor y sin complejos de las ganancias petroleras, impidiendo acertadamente que el desempleo llegue como en España al 20 %, o suceda lo ocurrido con desempleados de la telefónica de Francia, donde hubo suicidios. Mientras los analistas mundiales reconocen que el gobierno de EE UU auxilia el desastre capitalista, pero al auxilio oficial allá no lo catalogan de “comunismo” y acá los sesudos “cerebritos” de nuestra oposición contrarrevolucionaria, maestros del desacierto y mariscales de las derrotas, siguen de pensadores sombríos desdibujando incansablemente la verdadera realidad del país. Hemos inciado un año electoral y no tiene nada de raro que se intensifique la guerra sucia contraria a la revolución bolivariana, aunque afortunamente el pueblo que recibe los beneficios de lo que antes se robaban los cacócratas de la mal llamada meritocracia petrolera, sabe que por encima de las barbaridades del terrorismo comunicacional, los votantes no van a equivocarse en las elecciones legislativas de de septiembre 2010, pues no van a cambiar de montura precisamente a mitad del río de la bonanza petrolera generalizada.
La revolución bolivariana se someterá a su máxima prueba en los once años que cumple el 2 de febrero 2010, el colectivo soberano tendrá una vez más la palabra por encima de los deseos de la comunicación social desequilibrada. Quienes no sólo no empreñan con sus deseos malsanos y ni siquiera logran aumentar simpatías populares, deben estar concientes que el colectivo no se dejará embarcar por la nueva coordinadora democrática de oposición, caracterizada en la torpeza cuarto republicana que nunca supo trabajar para el bien del pueblo, a esos individuos de la politiquería no les cuadran, ni les van a cuadrar, sus pavosos presagios económicos.
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