Marx no solía hablar de sí mismo como filósofo, historiador o economista –pese a ser todo eso a la vez- sino como crítico de la sociedad y, por tanto, el método de investigación marxista es la crítica social que en este artículo utilizamos para darle respuesta a la siguiente interrogante: ¿Cómo repercute la renta petrolera en la sociedad venezolana?
En la renta petrolera capitalista se haya oculta la diferencia de los niveles de productividad de los veneros naturales de dicho hidrocarburo, en razón del deslumbrador consumismo que, al incluir aquellas fuentes poseedoras de los más bajos niveles de productividad, genera unos efectos que llevan implícito el deterioro ecológico de la naturaleza, o sea, que los beneficios obtenidos por los seres humanos que cumplen la función explotadora en dicha actividad implican la generación de unos pasivos ambientales tributarios del menoscabo del ambiente.
En el caso de Estados Unidos de Norteamérica y de los otros países productores de petróleo cuyos procesos de producción, distribución y consumo se despliega en la esfera de su propio país, la renta petrolera refleja el carácter parasitario de la clase explotadora capitalista en relación con el entorno natural de sus propios países, consecuencias estas que son disímiles en las circunstancias de las naciones importadoras de este vital producto energético donde este comportamiento depredador repercute en el entorno natural de las naciones exportadoras.
En las circunstancias de Venezuela, a pesar de la propiedad estatal de este recurso natural, de la explotación de dicho hidrocarburo por parte de un empresa estatal desde hace varios años y aún cuando ya se dio inicio a la etapa de transición hacia el socialismo, estas secuelas parasitarias de la renta petrolera están vivitas y coleando: instituciones estatales y privadas significativamente ineficaces e ineficientes, importaciones elocuentemente altas, exportaciones manifiestamente bajas, oligarquía funcionalmente charlatana, tasas inflacionarias tendencialmente altas, tejido social ampliamente permeado por la corrupción, etc.
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