Aunque muchos y muchas no lo perciban y muchos otros, por distintas razones, lo nieguen; está en pleno desarrollo en nuestro país el proceso de agudización de luchas de clases y es absolutamente razonable que así suceda en medio de un proceso de liberación nacional con perspectiva socialista. El problema radica en cual posición defendamos en la realidad concreta, no en los discursos ni en el eslogan.
La lucha de clases, como elemento inherente a toda sociedad dividida en clases antagónicas; es decir clases que defienden intereses concretos contrapuestos, ha estado presente a lo largo de todo el desarrollo de la humanidad desde el advenimiento del modo de producción esclavista; así como sería ingenuo pensar que los interés de los dueños de esclavos eran iguales a los de los propios esclavos, o los interés de los señores feudales equivalentes a los de los siervos, no es menos ingenuo creer que no existen diferencias (antagónicas y evidentes), entre los intereses de los dueños de los medios de producción (burguesía) y los trabajadores y trabajadoras de nuestra etapa capitalista. La superestructura burguesa trabaja intensamente por desdibujar esta realidad a través de sus medios de comunicación y de sus aparatos educativos haciéndonos creer, por ejemplo, que antes de Chávez en nuestro país no había diferencia entre pobres y ricos. El deber de todo revolucionario comprometido y revolucionaria comprometida con la construcción del socialismo es entender y hacer entender a las masas que la lucha de clases está presente como característica de cualquier sociedad dividida en explotados y explotadores y depende de la resolución de esta contradicción el desenlace definitivo del desarrollo social. Así que en medio de las diatribas políticas presentes actualmente en nuestro país y más allá de las diferencias puntuales y coyunturales entre bandos a veces diferenciados pero no necesariamente contrarios, el quid del asunto planteado en esta hora se presenta entre quienes estamos convencidos que la única posibilidad de liberación es la construcción del socialismo en transición a la sociedad sin clases (comunismo) y entre quienes defienden al capitalismo.
Cuando decimos que actualmente en nuestra patria hay bandos políticos enfrentados pero no necesariamente bandos antagónicos, es porque ciertamente existen parcelas políticas que se están disputando el control del estado, unos del lado de la oposición y la derecha tradicional y otros incluso dentro del proceso bolivariano, pero en la práctica, más allá de estos matices, ambos son sectores capitalistas, por otra parte, y claramente diferenciadas, están las fuerzas verdaderamente revolucionarias que también acompañan y apoyan al presidente Hugo Chávez; es decir, no todo el que se pone franela y gorra roja está comprometido con la revolución socialista, aunque por muchas razones e intereses defiendan coyunturalmente al presidente y tengan una posición antiimperialista. Es precisamente resolviendo estas complejas cuestiones como construiremos la política de alianza correcta para los diferentes momentos políticos.
Ojala lo expresado anteriormente sirva un poco para la comprensión del porqué los comunistas no solo apoyamos el proceso revolucionario sino que nos consideramos parte integrante de el mismo al ser militantes de una organización que por casi 79 años ha hablado y actuado en función de la construcción del socialismo en Venezuela, por eso también poco nos importan los ataques de la derecha la tradicional y la que hoy se pone franela roja; nuestro compromiso está al lado de la clase obrera, de los campesinos y campesinas y en general del pueblo que lucha por una sociedad más justa. Comprender la dinámica de la lucha de clases nos ayuda a comprender también que está se hace presente a todos los niveles incluso dentro de las amplia alianza política que apoya el proceso bolivariano. Ubíquese cada quien en esta lucha, los comunistas estamos claros.
(*) Militante del PCV
edgarml79@gmail.com
