Marx no solía hablar de sí mismo como filósofo, historiador o economista –pese a ser todo eso a la vez- sino como crítico de la sociedad y, por tanto, el método de investigación marxista es la crítica social dialéctica que en este artículo utilizamos para reflexionar sobre el saludable desplazamiento que, desde el amor a Chávez hasta la eficiencia y la eficacia revolucionaria de la gestión estatal, experimenta el eslabón que arrastra la cadena de la política, la estrategia y el poder bolivariano.
A pesar del exponencial desarrollo tecnológico conseguido durante la etapa capitalista, estamos convencidos de que éste no supera al alcanzado en el establecimiento y la práctica de los mecanismos de manipulación subyacentes a un arte del engaño que ha logrado, por un lado, sembrar en la mente de la inmensa mayoría de los integrantes de las clases explotadoras, la convicción de ser los tutelares del capital cuando en realidad son sus súbditos y, por otro lado, desvanecer de la conciencia de una masa crítica de miembros de las clases explotadas, el talante explotador y alienante del capitalismo.
En dichos mecanismos de manipulación mental, las connotaciones de los vocablos medulares de los mensajes de la estrategia comunicacional del capitalismo juegan un papel fundamental que, en el caso de los procesos revolucionarios pacíficos, se hace aún más descollante en razón de la importancia que en este tipo de procesos posee un debate de ideas explayado en los ámbitos afectivo y cognitivo donde las connotaciones, con respecto a lo racional y lo vivencial, inclinan al principio la balanza a su favor.
El entendimiento de que, por una parte, los conocimientos formal e informalmente impartidos por el capitalismo persigue, entre otros, el objetivo de generar y aupar en los miembros de las clases explotadoras y explotadas los complejos de superioridad e inferioridad que sirven de afectivo caldo de cultivo de la manipulación y, por otra parte, de que en la esfera cognitiva lo vivencial aventaja a lo racional, nos induce a afirmar lo siguiente: A lo largo del devenir histórico de los procesos revolucionarios que se despliegan pacífica y electoralmente, en la etapa inicial en la cual la dirigencia revolucionaria no ha ejercido las funciones del Estado, el influjo de lo afectivo inclina la balanza a su favor, mientras que, a medida que el proceso avanza, es la eficiencia y eficacia de la gestión estatal que vivencie la gente, las que asumen la batuta de la dinámica del fiel de dicha báscula.
En consecuencia, los cuerpos, las almas y los corazones de los revolucionarios deben ponerse cada día más al servicio de la eficiencia y la eficacia de la gestión bolivariana, sin que esto implique el menoscabo del amor que sienten las huestes revolucionarias por su máximo líder sino que, por el contrario, contribuye a la consolidación de la unidad que hace indestructible al proceso de transformación social, en razón de que a los lazos afectivos se le irán añadiendo vínculos cognitivos y vivenciales.
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