Marx no solía hablar de sí mismo como filósofo, historiador o economista –pese a ser todo eso a la vez- sino como crítico de la sociedad y, por tanto, el método de investigación marxista es la crítica social dialéctica que en este artículo utilizamos para reflexionar sobre el conocimiento fragmentario como instrumento del arte del engaño capitalista.
La medida de la autoestima y el grado de obstaculización de los procesos de manipulación de una persona mantienen una relación directamente proporcional, en virtud de que la autoestima resulta ser una especie de autoimagen de cuerpo entero reflejada por un espejo cuya nitidez visual es directamente proporcional al grado de fortaleza de una raigambre que está sustentada en la amplitud y la magnitud de las interacciones empáticas e integrales establecidas y practicadas consigo mismo y con el entorno que la envuelve, contiene y trasciende.
El espejo capitalista cuyo diseño, al estar basado en una especialización desintegradora del conocimiento, lo convierte en una especie de rompecabezas cuyas piezas son ensambladas por las superélites, élites y subélites que asumen el tutelaje de la sociedad en representación de los intereses de las clases explotadoras.
Autoimagen de los miembros de las clases dominantes de la sociedad capitalista cuya fragmentación se disimula cubriendo el espejo con un afiche publicitario que, al sustituir el reflejo auténtico por la emisión de un retrato virtual retocado, le engrandece el ego a costa de una pérdida de los vínculos originarios con su entorno que les produce los sentimientos asociados a la soledad que los convierte en presas fáciles del complejo de superioridad.
Autoimagen de los integrantes de las clases medias de la sociedad capitalista cuya segmentación se oculta arropando el espejo con un modelo propagandístico que, al sustituir la representación genuina por la irradiación de un clisé simbólico perfeccionado, le acrecienta el egoísmo a costa de una merma de los ataduras genuinas con su entorno que le engendra las aflicciones afiliadas al aislamiento que los trueca en asequibles presidiarios de los mecanismos psicológicos de defensa sembradores de la disociación sicótica provocada por los sentimientos de admiración por los miembros de las clases explotadoras y de misericordia por las clases explotadas..
Autoimagen de los constituyentes de las clases explotadas de la sociedad capitalista cuya desintegración es impulsada, entre otras cosas, por la promoción de la austeridad como asalariado y del despilfarro como consumidor, por la expropiación de los frutos de sus quehaceres y por el destierro del establecimiento y la práctica de un estilo de vida pintarrajeado de desarrollo integral del potencial humano, condiciones éstas procreadoras de las frustraciones que los permutan en víctimas vulnerables del complejo de inferioridad.
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