Marx no solía hablar de sí mismo como filósofo, historiador o economista –pese a ser todo eso a la vez- sino como crítico de la sociedad y, por tanto, el método de investigación marxista es la crítica social dialéctica que en este artículo utilizamos para tratar el tema del socialismo como mancomunidad de las individualidades humanas con el entorno.
La visión sistémica del socialismo nos induce a concebirlo como el campo social unificado que resulta de la interacción de las individualidades humanas y el entorno que constituyen una mancomunidad con la cual mantienen un permanente intercambio de materia y energía con el propósito de garantizar un saludable estilo de vida y la conservación ecológica del ambiente.
Individualidades humanas que asumen la responsabilidad de establecer y practicar los deberes que le impone el adecuado desenvolvimiento de sus procesos sensorial visual, sensorial sonoro, sensorial olfativo, sensorial gustativo, sensorial táctil, instintivo básico y emocional, inmunitario, de protección tegumentaria, reproductivo, de protección corpórea, de actividad corpórea, respiratorio, nutritivo, perceptivo, cognitivo, afectivo, motivacional e introspectivo o espiritual, con el propósito de recibir de la mancomunidad social, como efecto de la tendencia al balance del influjo de los aspectos opuestos y complementarios, los derechos que le garantizan el despliegue progresivo del desarrollo de sus potencialidades corpóreas, síquicas, espirituales y sociales.
Entorno que aporta los medios y objetos partícipes en la producción, distribución y consumo de los bienes y servicios necesarios para el establecimiento y la práctica de un austero estilo de vida que le garantice, como consecuencia de la propensión al vaivén de la influencia de los semblantes antitéticos y suplementarios, la restitución de los pasivos ambientales que alteren la estabilidad dinámica del entorno.
Individualidades humanas de cuyas particularidades y del progresivo desarrollo integral de sus potencialidades, resulta una mancomunidad social cuyo devenir histórico la preña progresivamente de la diversidad y de la flexibilidad de donde brota el manantial que cada vez más va enriqueciendo, cuantitativa y cualitativamente, por un lado, la producción, distribución y consumo de bienes y servicios y, por otro lado, la capacidad no sólo de restituir, sino también de minimizar, los pasivos ambientales que la dinámica social provoca.
Sin embargo, la calificación de creación heroica que Mariátegui le asigna al proceso de construcción del socialismo está fundamentada en la tremenda deuda que, en los ámbitos humano y ambiental, el fragmentado y fragmentador capitalismo le transfiere como herencia al integrado e integrador socialismo.
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