Marx no solía hablar de sí mismo como filósofo, historiador o economista –pese a ser todo eso a la vez- sino como crítico de la sociedad y, por tanto, el método de investigación marxista es la crítica social dialéctica que en este artículo utilizamos para tratar el tema de la paradójica libertad socialista.
Como toda sociedad apodada balanceada y balanceante por su esencia no clasista, el socialismo está necesariamente signado por la paradójica libertad no dual al que están sometidas las individualidades y los grupos humanos en las esferas biológica, síquica, espiritual y social, en virtud de que éstas deben elegir y tomar sus propias decisiones, con la restricción que le impone la conquista del pleno despliegue del desarrollo integral e incluyente del potencial humano, la preservación ecológica del ambiente y el establecimiento y la práctica de un proceso de producción, distribución y consumo de bienes y servicios socialistas que esté signado por un estilo de dirección fundamentado en una motivación nacida del interaprendizaje, un liderazgo participativo y protagónico y una comunicación veraz y oportuna.
Paradójica libertad que implica la mutua responsabilidad y la comunión de un conjunto principios que caracteriza a las personas que disfrutan esta condición a través de la cual las individualidades y las mancomunidades humanas pueden valerse por sí mismas, en virtud del grado elevado de capacidad y funcionalidad aportado por las estrechas, eficientes y concurrentes interacciones con el entorno que las envuelve, contiene y trasciende.
Esto que hemos expuesto en el párrafo anterior se refiere al escenario endógeno de los países socialistas y, por tanto, se hace necesario abordar el exógeno terreno geopolítico en el cual se entiende la libertad paradójica como el estado de un país cuyos derechos se expanden hasta donde comienza a lesionar los símiles de las restantes naciones.
El talante beneficioso de la libertad paradójica resulta del uso restringido de una libertad de acción basada en el respeto mutuo que coadyuva a los partícipes en el proceso socialista de producción, distribución y consumo de bienes y servicios a conquistar logros que individualmente se les hace inaccesibles, tal y como sucedería cuando las interacciones de la congregación humana con los recursos naturales estén marcadas por un logro del pleno despliegue del desarrollo integral e inclusivo del potencial humano que además de subsanar los pasivos ambientales generados, restituya los hasta ahora producidos.
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