“Si las sociedades se mantienen y viven, es decir, si los poderes no son en ellas «absolutamente absolutos», es porque, tras todas las aceptaciones y las coerciones, más allá de las amenazas, de las violencias y de las persuasiones, cabe la posibilidad de ese movimiento en el que la vida y no se canjea, en el que los poderes no pueden ya nada y en el que, ante las horcas y las ametralladoras, los hombres se sublevan.” (Michel Foucault: ¿Es inútil sublevarse?)
Como en toda lucha por la apropiación por la memoria colectiva, existen aún intentos de negar lo más palpable desde los cuerpos que intentan someterse a un nuevo orden de privaciones. El sacudón puede comprenderse como una sublevación popular-urbana contra el proyecto neoliberal (y no solo contra sus medidas económicas), rechazo abierto y explosivo a la forma de vida anunciada en el “paquete de medidas neoliberales”, discurso memorable de CAP, el 16 de febrero de 1989.
El trasfondo: alza de los precios del transporte, desabastecimiento, especulación, acaparamiento de productos de la canasta básica, las disputas entre Fedecámaras y la CTV alrededor de la política laboral y salarial, la necesidad de créditos frescos del FMI y del BM, en gran medida, para pagar la deuda externa; y un sinnúmero de elementos explosivos de la situación se relacionaron directamente con la imposición del proyecto neoliberal. Podemos recordarle, ya no a los ex marxistas, sino a los propios dirigentes ex masistas (Petkoff dixit) que el “Diario de Caracas, pagina 35, del 5 de marzo de 1989” se planteaba las siguientes tesis:
- “El paquete de medidas económicas ha sido el detonante de los dramáticos acontecimientos de los últimos días. Las medidas específicas de restablecimiento del orden público deben ir acompañadas por una profunda rectificación del programa económico”.
- “Una ira contenida durante largos años terminó por explotar. Un detonante de esta explosión fue la aplicación de las primeras medidas del paquete económico de Carlos Andrés Pérez, que representan una nueva e insoportable carga para los sectores populares, que han visto aceleradamente deteriorarse su nivel de vida, en lo cual tienen una alta responsabilidad Luis Herrera y Jaime Lusinchi, quienes prácticamente arruinaron al país.”
- “A la hora de enfrentar el desbordamiento del estallido popular, el gobierno ha dejado de lado el problema fundamental: el del programa de ajustes del FMI y la necesidad de posponer la aplicación, mientras se elabore un nuevo programa de medidas más gradualista, equilibrado y equitativo en el reparto de las cargas que el ajuste supone.”
El ya conocido testimonio del entonces Secretario privado de CAP en Miraflores, Ignacio Betancourt (El Nacional, 21-02-1999, P.H-1) plantea: “Cuando regresé a Palacio, CAP todavía le estaba contando a un grupo —recuerdo que estaban Teodoro Petkoff, Andrés Velásquez y Vladimir Gessen— cuáles serían las garantías que se suspenderían. Petkoff decía que el MAS «no apoyaría el acuerdo de suspender garantías, si el Gobierno no aplazaba su paquete fondomonetarista».”
Uno lee el por demás revelador Editorial de Tal Cual del día de hoy, 26 de febrero de 1989, y se encuentra con la siguiente retórica de Teodoro Petkoff:
“La leyenda que inventó Chávez, sobre el 27F como protesta contra el neoliberalismo, es una mentira monda y lironda, una vulgar manipulación politiquera. De hecho, el estallido social se produjo tres semanas después de la toma de posesión de CAP, cuyo programa económico apenas había sido anunciado y del cual sólo se había puesto en práctica el aumento de la gasolina, que dio pie a la protesta por los aumentos de los pasajes del transporte público. En verdad, lo que Venezuela vivía eran los efectos y consecuencias empobrecedores de un modelo económico de vieja data, basado en la dependencia del petróleo y del gasto público, expresados en populismo, clientelismo, precario y errático crecimiento económico y alta inflación, modelo que, por cierto, el gobierno de Chávez ha copiado y empeorado considerablemente. Chacumbele, que ha confiscado para sus fines desde la Guerra de Independencia y Simón Bolívar hasta el 23 de Enero, también "expropia" el 27F como supuesta matriz de su golpe y fecha fundacional de su "revolución", cuando el MBR-200 para esa fecha ya tenía seis años conspirando, creado como había sido en 1983.”
En fin, la “mentira monda y lironda, la vulgar manipulación politiquera” no es del MAS y de Petkoff, sino de Chávez. ¿A este grado de ceguera y estupidez, pueden llegar las pasiones antichavistas? ¡No dejarán de sorprendernos! Chávez hace su “revisionismo histórico”, pero: ¿Que puede pensarse del “re-encuadre histórico” de Petkoff? Y si faltaran elementos, Petkoff continúa:
“Es obvio que efectivos de la FAN, no entrenados para hacer frente a asuntos de orden público, también cometieron excesos, abusos y crímenes, pero, en todo caso, como lo sería con la Policía Metropolitana, las responsabilidades son individuales y en ningún caso institucionales --a menos que se acepte el supuesto negado de que desde los altos mandos de la PM y de las FAN, e incluso del propio gobierno, hubieran partido órdenes de matar.”
Sería necesario que se releyera el siguiente testimonio:
“El ejército entró a actuar sobre unas masas desbordadas. Las Fuerzas Armadas no son aptas para enfrentar motines, su formación obedece a objetivos distintos a los de los cuerpos policiales. Pero en aquellos momentos el ministro de la Defensa no tuvo otro recurso sino usar las Fuerzas Armadas en una misión que no les es propia, pero que resultó inevitable.” (Carlos Andrés Pérez; El Nacional, 28-02-1999)
Como planteaba el mismo Ignacio Betancourt en el testimonio citado:
“CAP estaba
conversando
con Italo del Valle Alliegro, ministro de la Defensa, a quien había
llamado desesperado cuando entró a su despacho. El Presidente, después
de hablar con Alliegro, llamó a Gonzalo Barrios. CAP contó
por la línea lo que sucedía: «Es horroroso lo que vi en los sitios
en los que me metí cuando venía para Miraflores». Le dijo a Barrios
que había ordenado movilizar tropas del Ejército desde el interior,
como fuera, pues Caracas no contaba con los efectivos suficientes. El
contingente no se había renovado enteramente en enero, como siempre
se hace, por las elecciones de diciembre. Barrios acotó:
«Cuando el ejército sale a la calle, es para matar gente», eso detuvo
un poco el ímpetu azaroso de CAP.
—De todas maneras, transporten efectivos del interior, a como dé
lugar —le reiteró a Alliegro en otra llamada interministerial.”
Petkoff aparecía en
prensa el 27 de febrero (El Nacional, P. D-2) con una entrevista de
Félix Reyes que titulaba: “Petkoff: el Gobierno cree que aún
puede continuar irrespetando el parlamento”. También habría que
recordar en este contexto, el siguiente titular de “El Nacional”
(2-03-1999, D-11): “Serán sometidos con los armas quienes persistan
con los saqueos”. ¿Dijo usted, sometidos con los armas?
La exigencia de la
clase dominante transformada en orden político-institucional fue
reprimir
una revuelta popular con unidades de la fuerza armada. Como decía
Gonzalo
Barrios (¡Cuando el ejército sale a la calle es para matar gente!).
Para la clase política dominante: “Se trataba no de protestas, detonadas
por el quiebre de expectativas de bienestar social, producto del anunció
del paquete neoliberal de CAP, y sus primeros efectos, sino de una
extraña
mezcla de “delincuencia, turba, saqueo y subversión”.
Llama la atención
que sea el Director de la propia DISIP, en aquellas circunstancias,
el que refute demoledoramente la “nueva leyenda” del “intelectual
de izquierda”, reconvertido en editorialista de la prensa antichavista:
“Hubo torpeza
por parte del Gobierno en no prever las consecuencias del alza del
combustible
y no se implementó una política informativa, ni
se plantearon ni consideraron posibles efectos negativos. Una vez
iniciado
los disturbios y producido el estallido en Guarenas, no se evaluó
de inmediato la posibilidad de una generalización y radicalización
del fenómeno.”
Pero esto no lo dijo
solo el Director de la DISIP. Petkoff pudiera pasearse po el análisis
de la nada proclive portadora de la “leyenda de Chávez”, Miriam
Kornblith, quien en un artículo publicado bajo el título: “Deuda
y Democracia en Venezuela: Los sucesos del 27 y 28 de febrero”
(Cuadernos
del CENDES, N°10, Enero-Abril 1989) afirma lo siguiente:
“Si, como se dijo,
el detonante de la explosión fue la especulación con los precios del
transporte urbano, el anuncio de las medidas económicas el día 16
de febrero y el inicio de su puesta en práctica formaron parte del
contexto significativo en el cual fueron recibidas e interpretadas las
acciones especulativas de l0os transportistas. Se puede decir que los
eventos del 27 y 28 de febrero constituyeron una reacción popular ante
el nuevo programa y el inicio de su aplicación, puesto que las nuevas
tarifas y las demandas de los transportistas de derivaban directamente
del paquete”.
Para Kornblith, como
para Petkoff (que parece olvidar la famosa tesis del “timming” del
ajuste estructural durante la Agenda Venezuela, de la cual fue su
principal
vocero de gobierno) se trataba de:
“(…) el problema
del tiempo adecuado en la presentación y puesta en práctica del paquete
se refiere al hecho de que los efectos negativos del anuncio y puesta
en practica de las medidas se dejaron sentir de manera inmediata y con
mucha mas fuerza y profundidad a nivel de los sectores populares que
sus efectos positivos, puesto que el diseño y puesta en practica de
medidas compensatorias – que si estaban contempladas
– quedaron completamente rezagadas y opacadas respecto al impacto
negativo del programa”.
¿Por qué se intenta
entonces, borrar (por una manida pasión y sesgo antichavista) lo que
parecen ser claros elementos de información y de evidencia histórica
disponible de lo sucedido? Aquí Petkoff, ¿Será posmoderno: no existen
hechos, solo interpretaciones y esta es una interpretación?
Añade el
cubano-americano
Rafael Rivas-Vásquez, Director de la DISIP en aquellos momentos (Espero
que lo recuerdes, Teo): “Pese a que "El Sacudón" (27/02/89)
se produjo a los 25 días de tomar posesión el Presidente Pérez
(02/02/89),
el fenómeno representó el principio del fin de su Gobierno: 1)
Representó
un golpe mortal para "El Paquete", 2) El programa neo-liberal
sufrió ajustes populistas como consecuencia de "El Sacudón".
3) Surgieron los cuestionamientos y se rompió
el hechizo de CAP. 4) CAP tuvo que transformarse en el "presidente
de la concertación" moviéndose entre los parámetros neo-liberales
del FMI y las medidas populistas para bajar la temperatura social. 5)
"El Paquete" quedó desvirtuado y con eso quedaba sellada
la suerte económica de la nueva administración y su fracaso.”
(Rivas Vásquez: El día que bajaron los cerros)
La ruta de las
decisiones
de CAP y la elite dirigente fue clara, se trataba de “apuntalar al
régimen triunfante sobre la sangre de miles de desposeídos”.
Horas de sangre, horas
de lucha. Los poderes no pueden ya nada, cuando, ante la posibilidad
de horcas y ametralladoras, los hombres se sublevan. Una lección
de la revuelta popular urbana que las elites dirigentes saben, y de
allí la utilidad de contar con el control del monopolio de la violencia
legal. Pues se trata de restablecer el orden: “Las fuerzas armadas
no salen a la calle a reprimir” (Italo del Valle Alliegro; El Diario
de Caracas, 6-03-2009, p.9)
Estimados y estimadas,
en Venezuela hay una manía de escupir pa´rriba:
“TEODORO: El plan
Tinoco desató esta tragedia”. (El Nacional, 1-03-2009, P.4)