Son muchos los beneficios que ha traído la Revolución Bolivariana en estos años de combatividad y justicia al Pueblo Venezolano. Cuando se evalúan los alcances de este proceso, es imposible ocultar o invisibilizar, las conquistas que han podido ser logradas. Las cuales muchas veces por su alto número, se hacen difícil de cuantificar. Pero ocurre, que los alcances de nuestro proceso no se limitan a reivindicaciones sociales. Hemos decidido construir una nueva experiencia socialista en el mundo. Un sistema político, económico y social, que vaya de la mano con el equilibro ambiental, que exprese relaciones laborales justas, donde las riquezas generadas por los trabajadores sean distribuidas de forma equitativa y donde las diferencias enormes existentes entre las clases sociales, puedan ser acortadas. Ese es nuestro objetivo. De esa forma se resume nuestro sueño.
No es fácil, romper con la cultura, con la ideologización a la que hemos sido sometidos por siglos enteros. Y mucho menos, cuando cada Venezolano, dispone en su casa, al menos, de un aparato ideologizador, que recoge, e inyecta con la mayor sutileza posible, la propaganda capitalista y acciones desestabilizadoras, creadas en los laboratorios de intervención psicológica del imperio y las oligarquías del mundo.
El trabajo que nos corresponde desarrollar, se presenta por demás cuesta arriba. Queremos construir socialismo, hemos desarrollado un discurso que contrasta radicalmente al capitalismo, las reivindicaciones sociales en un alto porcentaje han sido alcanzadas, pero pareciera que estuviésemos atrapados dentro en una social democracia, de la cual no se pudiese salir. Nuestra economía continúa expresando el sistema capitalista en cada uno de sus aspectos. Los intentos por romper, definitivamente con este sistema, parecieran no contar con todos los elementos necesarios para derribarlo.
Hemos tomado y desarrollado algunas teorías hermosísimas, en cuanto a las relaciones laborales, la distribución de las riquezas, la jerarquizacion en el trabajo y otras. Pero Han permanecido en teorías, la práctica sigue siendo la misma.
Es preciso que recordemos, que tanto el capitalismo como el socialismo, tienen por obligación, generación de riquezas. Este ultimo, con relaciones laborales más humanas y con una distribución muchísima mas justa. Pero al final, es indispensable para proporcionarle la mayor suma posible de felicidad a nuestro pueblo, la creación de las condiciones industriales que permitan la generación de los recursos necesarios. Es un avance histórico, que el proceso bolivariano, haya incorporado el bienestar social, como parte de la utilidad buscada, en las relaciones económicas y laborales en nuestras empresas, pero es preciso que se entienda que la rentabilidad económica es necesaria, porque de lo contrario afectara la consecución de los objetivos primarios, el cual es el bienestar del pueblo. El populismo no siembra raíces, el populismo como práctica política, es temporal y reversible. Nuestra revolución es eterna. Por lo tanto las empresas tomadas por el estado, no deberían ser un peso más para PDVSA. O más improductivas que cuando estaban en manos del capital privado. Socialismo no es pobreza o ineficacia. El socialismo es un nivel superior al capitalismo.
Se hace urgente una política de cuadros en nuestro partido y en la revolución. No solo cuadros políticos, urgen los cuadros técnicos con formación política, para salir del estancamiento donde nos encontramos. Muchos de esos cuadros, existen, formados casi de forma silvestre. Pero que no son avistados por los que conducen nuestro proceso en las regiones. El amiguismo y los proyectos personales, generan la miopía para que no sean percibidos hombres que pudieran dar pasos agigantados hacia la nueva economía.
Es necesario que se empiece a dar la discusión sobre la nueva economía, sobre la política de cuadro que debe regir en nuestro partido. Nuestro proceso no debe seguir descansando sobre la renta petrolera. Es necesaria una dirección sana, en cada espacio de la masa social. La coyuntura política latinoamericana y la que vivirá nuestro país en los próximos meses, no es la misma a los años recientes. Llego la hora de fortificar nuestra revolución.
PEDRO.G.FIGUEROA@GMAIL.COM