Este tema por supuesto, que es escabroso y tratarlo podría ser de una inutilidad básica y de pronto incomprensible. Existe una cadena de medios que se ha dado por llamar de Medios Públicos, estos lo conforman emisoras radiales y canales de televisión. La política comunicacional no ha estado del todo bien, la mejor prueba de ello, son los cambios de ministros y directores de emisoras y televisoras (Medios Públicos).
Dejar la comunicación revolucionaria solo a periodistas, es parte de esa crítica permanente a los medios públicos, son muy pocos los comunicadores sociales que tengan bagaje de lucha revolucionaria efectiva, esto no es una exageración, los mismos resultados de la política comunicacional y la permanente angustia del ciudadano presidente, tiene sus raíces en este desiderátum que se presenta como una falla estructural ante el enorme reto que significa defender la obra y gestión del gobierno revolucionario, no solo se trata de narrar noticias, sino de conformar la información con un alto contenido de lucha ideológica, este es el primer adolecimiento, el otro relacionado con la oportunidad de la contrarréplica que se amerita ante ciertos desaguisados de los factores oposicionistas, no se ha establecido un sistema de respuesta inmediata que le salga al paso a la desinformación, solo lo hacen programas como La Hojilla, en esa labor titánica que realizan día a día Mario Silva o Alberto Nolia, pero, ese más allá, está relacionado con la elaboración misma de la información; la parrilla de los medios, repleta de programas insulsos y llenos de contradicciones, que ocasionan en los receptores un vacío, esa falta de toque ideológico que requiere la información en revolución, por ejemplo, nos preguntamos que hacen las oficinas de información y comunicación de los entes públicos, la mayoría o una gran parte de ellos tienen al frente gente desafecta al proceso revolucionario.
Volviendo al título del presente artículo, tiene que ver con la desaparición del aire de programas que en algún momento sus moderadores hicieron críticas constructivas al proceso, o a la actuación de funcionarios en ciertos organismos del Estado, como ejemplo, y perdonen que me refiera en primera persona, fue mi caso en RNV, cuando denuncié lo que estaba pasando en el I.V.S.S., en particular la denuncia sobre el otorgamiento de pensiones de vejez a extranjeros que jamás reunieron o con poca monta las cotizaciones exigibles para su otorgamiento, lamentablemente, eso sigue ocurriendo y recientemente nos enteramos de un funcionario que cobraba 10.000 Bs f, por tramitar la pensión, está preso, este tipo de criticas hay que hacerle al menos, seguimiento; que ocurre, que inmediatamente se produce un proceso de hostigamiento verbal dentro y fuera del aire que termina con la salida del aire del programa, con el conocimiento que significaría desde el punto de vista político tramitar la denuncia en cuestión, con lo cual se le haría un gran servicio a la revolución.
La pregunta en cuestión y pertinente, en estos casos, es la siguiente, que instrucciones tienen los directores de los medios públicos acerca de este tipo de posturas constructivas, o en todo caso, son abrogaciones que se hacen para curarse en salud por aquello del por si acaso, una política comunicacional de buen signo pasa por aceptar inclusive informaciones venidas de otros medios generalmente privados, la idea, es bajo ese sistema de respuesta inmediata, responder inequívocamente y sin atisbos de ignorancia ante cual o tal hecho.
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