El actor Sean Penn: y su marxismo-maoísta

El mundo, o mejor dicho: el lenguaje, está lleno de “ismos” o de “istas”, incluso, en el vasto campo de la izquierda más que en la derecha o el centro. Partidos políticos, grupos organizados y personas suelen identificarse por ismos o istas. Existen los que abrazan el marxismo-leninismo, el marxismo-estalinismo, el marxismo-trotskismo, el marxismo-fidelismo, el marxismo-guevarismo, el marxismo-peronismo, el marxismo-maoísmo, el leninismo-estalinismo, el leninismo-trotskismo; en fin, adaptan su ismo o su ista a su creencia ideológica. Lo raro, lo que no se ha producido hasta ahora es que algún estalinista se identifique con el estalinismo-trotskismo o un trotskista con el trotskismo-estalinismo. Si eso último se diera, sería como verificar la eterna contradicción entre los ismos o istas públicos con los ismos o istas privados.

Sean Penn es, sin duda alguna, un extraordinario actor de cine superable, así lo creo, tal vez, por pocos como Tom Hawns, y éste, a mi juicio, vino a ocupar la plaza vacante dejada, a la hora de su muerte, por el más grande de los actores de cine de todos los tiempos: Anthony Queen. Sean Penn se asemeja, respetando las diferencias, a Clay, el más grande boxeador de todos los tiempos. La política o ideología que asumen le nacen de lo de lo más profundo del corazón, de la conciencia justo en el momento en que disfrutan de las mejores condiciones socioeconómicas y lo hacen en naciones donde las leyes burguesas, en cualquier instante, le cobran su osadía tratando de dejarlos sin trabajo y sin recursos monetarios y, lo peor, sometidos a juicios jurídicos.

Bien conocida es la simpatía del actor Sean Penn por Chávez y el proceso bolivariano venezolano. Tal vez surja algún radical que le exija a Sean Penn que se enguerrille contra el gobierno estadounidense. Tontería de una enfermedad infantil del izquierdismo en el imperialismo y no en el comunismo. No existe guerrilla posible que derroque a un Estado imperialista en el mundo actual, porque sólo a través de una insurrección eso es posible o como resultado de una conflagración mundial en que el proletariado sin fronteras lleve su revolución triunfante a todos los rincones del planeta asumiendo las banderas del internacionalismo revolucionario y la solidaridad proletaria. Lo demás es soñar y soñar en utopías irrealizables.

Quizá, a un político o a un ideólogo no le quede bien o bonito eso de declararse marxista-maoísta o mezclar ismos o istas, pero al actor Sean Penn, desde todo punto de vista, le luce y hay que aplaudírselo aun sin profesar el maoísmo. Muchos actores han expresado su simpatía por determinados personajes de la política, pero no llegan al compromiso ideológico como lo hace el actor Sean Penn. Declararse un actor de la calidad de Sean Penn, especialmente cuando el epicentro del séptimo arte que produce enorme riqueza económica es Estados Unidos, hay que tener no sólo coraje sino una convicción indestructible desde el punto de vista de la teoría.

No sé ni me interesa saber cuánto de marxismo y cuánto de maoísmo ha estudiado el actor Sean Penn, pero en un mundo donde el Dios de todos los dioses es el dinero, declararse marxista-maoísta no tiene precio, vale mucho más que todo el dinero que existe depositado en los bancos especuladores y usureros que tienen su aposente en el territorio del gran coloso y gendarme del mundo: Estados Unidos.

El dueño de Microsoft, un rico filántropo, hace donaciones de miles de millones a regiones, fundamentalmente del Africa, para ayudar a aliviar las profundas y graves necesidades materiales de su población. Eso tiene un mérito indiscutible, pero, para mi rústica manera de medir la importancia de los retos a las caóticas injusticias y desigualdades que nacen de la entraña del capitalismo imperialista, la posición del actor Sean Penn tiene mucha más dimensión y más importancia para la creación de conciencia revolucionaria. Es cierto que antes de dedicarse a pensar es necesario meterle alimentos al estómago, pero no es la misma importancia que Sean Penn se declare marxista-maoísta que Fidel diga que el marxismo es la doctrina más científica, dialéctica y revolucionaria que conozca el género humano. No estoy diciendo que Sean Penn tenga mayor valor e importancia para la revolución y para el proletariado mundial que Fidel. No, eso no. Sin embargo, me parece maravilloso, independiente que el actor Sean Penn no distribuya sus ganancias entre los proletarios, que un artista de la connotación del protagonista de esa estupenda y extraordinaria película -de denuncia a los grandes monopolios farmacéuticos que se enriquecen sobre la muerte y el dolor de los pobres- “El jardinero fiel”, le diga al mundo que su ideología de preferencia sea el marxismo agregándole el maoísmo.

Quieran Dios, la Virgen y el Espíritu Santo pero, especialmente, el proletariado sin fronteras, que muy pronto el excelente actor de Cine Sean Penn pueda anunciarle al mundo, que desde ahora en adelante se declara a secas: marxista. De esa manera sonará mucho más hermosa su fe doctrinaria que sumándole otro ista. Y conste, no es nada en particular contra el maoísmo.

¡Viva el marxismo! y ¡Viva Sean Penn!



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Freddy Yépez


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