Un extraño virus recorre al país, lo llaman el síndrome “Guaicaipuro Lameda”. La afección consiste en que la persona profesa una idolatría al Presidente Chávez mientras está encamburada, pero una vez pierde el preciado cargo o los privilegios del poder, se pasa abruptamente al bando contrario.
Esta especie de péndulo afectivo que convierte al enfermo en tránsfuga inexorable, es capaz de llevar a alguien desde la catatimia a un feroz rencor.
Es el caso del general Ribero, acaba de descubrir el agua tibia y se intoxicó.
Ciertamente el país ha visto llegar una multitud de cubanas y cubanos en los últimos siete años, jamás vista por estas latitudes de tierra firme.
Además, se nota su presencia en lugares estratégicos de la República que debe llamar la atención de todos nosotros, patriotas preocupados por el destino de la Nación.
Por ejemplo, es significativa la presencia cubana en la atención de salud. Según el propio Presidente de la República son más de treinta mil profesionales de la medicina y sus similares que están trabajando en pro de la salud de nuestro pueblo; ese mismo pueblo que antes se moría en las puertas de los hospitales.
Se cuentan por millones las consultas, exámenes, tratamientos, operaciones, terapias que ha realizado el personal cubano en nuestro país, incluidos los casos de personas venidas de países hermanos del Caribe y Latinoamérica.
Los que las Misiones Barrio Adentro y Milagro han hecho de bien a millones de personas, de verdad que hay que ser muy maliciosamente mezquino para no reconocerlo.
También se nota la presencia cubana en la mejoría que ha experimentado nuestro deporte en cuanto a técnicas, disciplinas y medallas se refiere. Notorio.
Pero al general Ribero, eco del megáfono opositor, le molesta la presencia cubana en nuestras Fuerzas Armadas. Caramba general, que lástima, usted no ha entendido nada. Ya me parecía un poco escaso tanto balbuceo y frases truncas.
Es bueno recordar tres cositas: 1) que en la estrategia antiimperialista la Revolución Bolivariana debe fortalecer su fuerza militar patriótica y su alianza con las patrias hermanas que comulgan el mismo credo liberador, 2) que la fuerza militar cubana tiene medio siglo de éxitos frente a la amenaza imperialista, y 3) que las fuerzas armadas de Cuba, bajo el mando de Fidel, sólo han salido de su frontera a dar libertad, como lo demostraron con el enorme sacrificio hecho en África que representó la independencia de Angola, Namibia y la caída del Apartheid. Sólo comparable a la proeza del Ejército Libertador de Simón Bolívar.
Por último, aclaremos que no es la primera vez en nuestra historia que tenemos presencia cubana. Quizá el general Ribero y los de su ralea, olvidaron que aquí, cuando los gringos mandaban en Fuerte Tiuna, los gobiernos de AD y COPEI trajeron unos cubanos que si tenían poder de decisión y mando. Fueron aquellos innombrables que dictaron cátedra de tortura y crearon la deleznable figura de los desaparecidos por órdenes yanquis y de sus títeres.
La Revolución Bolivariana también es Martiana. Viva por siempre la hermandad de Cuba y Venezuela.
Constituyente
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