Toda las maniobras que la señora Clinton y sus aliados de la región
realicen con el fin de que sea levantada la suspensión del gobierno de
la República de Honduras en el sistema de la Organización de Estados
Americanos, OEA, inevitablemente deberá enfrentarse a los imborrables
acontecimientos del Golpe de Estado del 28 de junio de 2009 contra el
presidente constitucionalmente electo, Manuel Zelaya, el repudio
generalizado por parte de los pueblos y gobiernos de América Latina y el
Caribe y de la Asamblea General de la ONU y, los irrebatibles y
vigentes fundamentos expuestos por los representantes de los Estados
Miembros de la OEA, que fundamentaron la suspensión de ese Estado de la
organización regional.
Las descaradas maniobras del expresidentes costarricence Oscar Arias
para que se legitimara el Golpe de Estado mediante el “Acuerdo” de San
José y, las presiones del gobierno “demócrata” de Barack Obama contra
el presidente Zelaya, para que se sometiera a las condiciones
humillantes y vergonzosas de los golpistas que controlaban el Congreso
Nacional, la Fiscalía y la Corte Suprema, no pueden ser aceptadas por
constituir la continuación de las tácticas imperiales dirigidas a darle
apoyo diplomático a una “transición” del gobierno dictatorial del
general Romero Vásquez-Roberto Micheletti, a unas elecciones carentes de
las condiciones básicas de legalidad aceptables en América Latina y el
Caribe
Por la misma razón, es imposible aceptar las cuestionadas elecciones y
sus fraudulentos resultados, por cuanto fueron realizadas en el marco de
un Estado de Excepción político y jurídico, condicionadas por la
acción represiva e intimidatoria de los militares y policías contra la
resistencia pacífica y democrática al Golpe de Estado, con la
manipulación informativa de los principales medios de comunicación en
favor de los candidatos a la Presidencia y el Congreso Nacional que
representaban a quienes apoyaron el Golpe de Estado.
Seria contrario a la Democracia, la Justicia y el Derecho, que
gobiernos que dicen defender el sistema democrático como el medio más
efectivo para promover, proteger, garantizar y ejercitar los derechos
humanos fundamentales; levanten la suspensión de la República de
Honduras, acordada por la Asamblea General de la OEA, luego de
conocerse los diversos informes de las organizaciones internacionales,
regionales y nacionales de derechos humanos, en los que se documentan y
prueban las violaciones continuas, flagrantes e impunes a los derechos
humanos, cometidas por la fuerza pública hondureña y los grupos
paramilitares que, al amparo de éstas, amenazan, secuestraran, hieren y
asesinan a miembros de las organizaciones democráticas y populares, que
rechazan las autoridades ilegítimas de Honduras.
El déficit democrático de Honduras solamente podrá repararse con el
reconocimiento del actual gobierno de Porfirio Lobo de que el 28 de
junio se produjo un Golpe de Estado y que en las elecciones que lo
llevaron a la presidencia de la República, no se cumplieron con los
standards de legalidad y democracia aceptados en el sistema
interamericano, por lo que, debe ser convocada nuevamente la Soberanía
Popular para que, mediante comicios libres y democráticos, los
hondureños puedan restablecer la constitucionalidad de los órganos del
Estado y la legitimidad de sus titulares.
Si la voluntad imperial que representa la señora Clinton, y los
gobiernos cipayos que la secundan, imponen la presencia del ilegítimo
gobierno de Porfirio Lobo en la OEA, solo conseguirá acelerar, aún más,
el cortejo fúnebre que, desde hace mucho tiempo, recorre el continente
en camino hacia la sepultura definitiva de ese “Ministerio de Colonias”.