Hay que decir que acabamos de presenciar una interesante muestra de equilibrio por parte del gobierno colombiano, a propósito de lo que creemos son pasos destinados a sacarle la alfombra al proceso de entendimiento entre la vecina nación y Venezuela.
Ya sabemos todos los latinoamericanos que eso fue lo que ocurrió exactamente cuando los desestabilizadores (algunos dicen por allí que en esa conspiración andan metidos la Cia, Uribe, narcos, paramilitares), colocaron los doscientos kilos de explosivos y los hicieron explotar en pleno centro financiero de Bogotá.
Y esa muestra de equilibrio fue anunciada por la Cancillera María Ángela Holguín, cuando cumpliendo su rol de vocera gubernamental, dijo que “El nuevo gobierno de Colombia desistirá de las políticas antivenezolanas de Álvaro Uribe Vélez y no pedirá que la Organización de Estados Americanos (OEA) conforme una comisión internacional que visite nuestro país, en busca de supuestos campamentos de guerrilleros colombianos.
Con seriedad, la alta funcionaria expresó que “ambos países miran hacia adelante en la relación bilateral y buscan mecanismos conjuntos para hacer los temas de mutuo interés”.
Sin embargo y pese a ese interesante gesto, hay preocupación en algunos representantes de la sociedad política colombiana, que consideran que la explosión del carro-bomba, pareciera el anunció de que la extrema derecha, los enemigos de la revolución bolivariana, no se van a quedar tranquilos.
Asunto que no debe extrañarnos.
¿Cómo vamos a sentirnos extrañados si allá están incrustados la inteligencia militar de USA, la Cía., los narcos, los paramilitares y pare de contar? Y la preocupación no es exclusiva de los vecinos, pues en Venezuela todo el mundo anda con los ojos claros y pelados, es decir, lo que los muchachos llaman moscatel, y no precisamente hablamos de vinos.
Si el propósito revolucionario es llevar el bienestar a todos los venezolanos, y por ende tener el mayor sentido de cooperación y colaboración con nuestros vecinos, pues la lógica indica que debemos manifestar nuestro apoyo a cuanta gestión sea indicativa de que es por la paz y el desarrollo por donde debemos transitar todos en este continente sureño y del caribe.
Pero, no nos digamos mentiras, no terminaremos de alcanzar la paz y el bienestar mientras fuerzas militares de otras naciones estén en territorio latinoamericano.
EE.UU., tiene un territorio bastante grande como para que se encierre en su casa y deje de estar amenazando al mundo, bajo la figura del falso positivo con el que han engañado a su propia población, diciéndoles que ellos andan por el mundo distribuyendo y afianzando la libertad, cuando es todo lo contrario.
Todos en USA deberían analizar las estadísticas y apreciar en esos numeritos, la cantidad de víctimas que sus fuerzas militares han dejado en el mundo.
Lee el siguiente blog: wwwpertinentes.blogspot.com (Premio Aníbal Nazoa/2010) Mención Opinión)
