Apuntes urgentes sobre Libia y sus alrededores

Estos son mis apuntes personales acerca de asuntos sobre los que los venezolanos en general sabemos poco o nada, aunque a veces me pregunto si los árabes mismos comprenden bien lo que les pasa.

Me comentan amistades árabes de izquierda que hay desconcierto y hasta decepción en el mundo árabe progresista por la conducta venezolana ante los sucesos de Túnez, Egipto, Libia y otros. No nos entienden. Yo respondo con camaradería que tampoco nosotros entendemos aquellos sucesos. Nos ignoramos mutuamente. Hay que atender pronto esa recíproca ignorancia porque nos puede salir cara.

Premisa mayor: Si los Estados Unidos invaden a Libia, se apoderan de su petróleo, del mar de agua dulce fósil que yace bajo sus arenas y de los $ 200.000.000.000 de sus reservas. 

Premisa menor: Actualmente Europa es un protectorado yanqui, ocupado militarmente desde 1943 (Invasión de Sicilia). Francia, el único país que alguna vez sirvió de modesto contrapeso al Imperio Yanqui, es hoy gobernada por un partido «atlantista», eufemismo con que se designa el pitiyanquismo francés.  

Conclusión: Europa pasará de ser protectorado a ser simple colonia.

  Tengo sobre Libia, como sobre las Torres Gemelas, más preguntas que respuestas. ¿Y si las tribus que disputan el poder a Muamar El Gadafi fueron trabajadas previamente por el Imperio? ¿Por qué no? ¿No trabajaron a Gadafi? En Benina, cerca de Bengasi, acaban de cambiar el nombre del Estadio Hugo Chávez a Mártires de Febrero. Hay una sincronización inquietante en esa rebelión libia. Vimos con sospecha cómo en cosa de horas el Totalitarismo Mediático Global (TMG) descargó una campaña atroz sobre el supuesto bombardeo de Gadafi a opositores civiles indefensos, de lo que no hubo prueba alguna (ver Adel El Zabayar, «La jugada de oro de los imperialistas», en http://j.mp/e05bih). Lo que sí vemos es que hay tanques manejados por población rebelde. Como es ya conducta normal del TMG, parte de quienes ahora se indignan por esos supuestos bombardeos callan cuando Israel demuele a Gaza a la vista de todo el mundo. De pronto, gracias al TMG, amanecimos de nuevo con un Gadafi villano, cuando hasta unas horas antes había pasado a ser un gobernante no solo normal sino profusamente agasajado por Occidente. El plan B del Imperio acechaba en la sombra, como siempre, cual virus durmiente, esperando un momento propicio, que al fin llegó con estas rebeliones en cadena.

  Gadafi está sufriendo lo que otros aliados tácticos del Imperio: desechado cuando ya no es útil. Fue adulado y halagado mientras lució fuerte en el poder y se alió con el Imperio en la «guerra contra el terrorismo» y mientras repartía inversiones generosas por doquier en un capitalismo en apuros (ver mi «Tengan cuidado» http://j.mp/eZaOpt). Libia detenta $ 200.000.000.000 en sus reservas, mucho petróleo liviano, un océano de agua dulce… Se le hace precisamente agua la boca a cualquiera. $ 200.000.000.000 son cinco veces las reservas de Venezuela y casi un tercio del presupuesto militar de los Estados Unidos. No es la primera vez que la banca traiciona a sus burgueses, es procedimiento normal, como pasó con los judíos ricos desaparecidos en los campos de exterminio nazi: sus herederos aún reclaman sus capitales sepultados en bancos suizos. Ya bloquearon cuentas libias so pretexto de que es dinero personal de Gadafi. Mubarak debiera poner sus barbas en remojo; sabe de zarpazos porque ha dado miles. Gadafi se dejó mimar mientras coqueteó con sus archienemigos de otrora: Gran Bretaña, los Estados Unidos y otros poderes occidentales. Apenas se tambalea, emerge el plan B preparado desde hace tiempo, como todos los planes, muchos de acción rápida, que tiene el Imperio para cada país y región del mundo: en este caso aparentemente el plan es derribar a Gadafi, dividir a Libia, echar a todos los aliados de Gadafi, menos a los Estados Unidos. Nada nuevo: los imperios fragmentan sus ex colonias, como hicieron en el África, la India, etc. El plan B arrincona además a la «Vieja Europa», como la llaman los neoconservadores gringos y debilita la OPEP, objetivo estratégico desde antes de Ronald Reagan. Magistral.

  En Venezuela ignoramos qué signo tienen las actuales rebeliones árabes. La libia no parece que simpatiza mucho con Chávez. Apresan a un comando británico de agentes 007 y los liberan al punto. Sabemos que hay dictaduras pro yanquis, contra las que se dirigen las rebeliones. Pero no sabemos si esas rebeliones se oponen a esas dictaduras porque son pro yanquis o si esas mismas rebeliones son pro yanquis o si están conscientes de que hay un imperio acechando en todas partes y terminan haciéndole el trabajo. ¿Qué orientación traen los nuevos gobiernos de Túnez y Egipto? Tampoco sabemos de qué pie cojean las algadaras de Baréin y Yemen. O de Argelia. Aunque sí sabemos al ritmo de quién desfilan las de Irán. Me explican que la bandera monárquica que ondea en algunos manifestaciones libias es la de la independencia contra Italia. Puede ser, pero ¿deja de ser monárquica porque fue independentista hace 60 años? Independencia que fue por cierto una concesión misericordiosa de los imperios triunfantes en 1951, porque entonces se ignoraba que el desierto libio amparaba tanto petróleo y tanta agua. Y no sabían qué hacer con ese erial poblado por tribus nómadas. Los imperios no entienden a la gente errante.

  En febrero pasado la Autoridad Palestina disolvió una manifestación contra Mubarak y autorizó otra, más pequeña, que lo respaldaba.

  Se ha hablado mucho del papel que cumple en esto Internet con sus redes sociales. En todo caso juega poco papel en Libia, en donde por razones que también desconozco hay escasa conexión, a pesar de su alto nivel de vida. Internet dificulta el ejercicio totalitario, y su supresión, como ocurrió en Egipto, no hace sino desatar más alarma y movilizar a la gente que, al no recibir información sobre una situación que presagia guerra, no tiene otra que echarse a las calles. O sea, que cortar Internet es peor para la tiranía, como vimos en Egipto. Ya constatamos cómo Internet y los teléfonos celulares contribuyeron a restablecer el gobierno legítimo de Venezuela en 2002 y cómo los celulares convocaron una multitud enorme en España el sábado siguiente a los atentados en el Metro de Madrid el jueves 11 de marzo de 2004 (ver, de autora anónima, «Por si alguno aún no sabe lo que fue Madrid el sábado» http://j.mp/hrDx5D; también Malcolm Gladwell, “Why The Revolution Will Not Be Tweeted” http://nyr.kr/gokOdc; y mi «Nuevos medios contra viejos golpes» http://j.mp/h23mbQ). No siempre funciona: la oposición venezolana no ha logrado convocar a nadie a través de las redes sociales; es decir, tiene que haber un clima propicio porque Internet no es Dios. Con menos participantes, el socialismo «twittero» de Venezuela logra más.

  Mucha de la rebelión árabe es gente joven, moderna, vinculada con Internet y que ve el mundo de otra manera. Muchas de las rebeldes van sin velo, vestidas a la occidental. También es gente más «educada», es decir, más globalizada. En suma, más occidentalizada. Todo eso juega, pero no sé en qué dirección. ¿Alguien sabe?

  Salvo unos cuantas manifestaciones enardecidas, en que se besa el suelo con la imagen de Gadafi, en la Plaza Verde de Trípoli, nadie más parece quererlo en el mundo árabe. Y encima sus alianzas occidentales acaban súbitamente de dejarlo en la estacada. Aparentemente no lo quiere ni su hijo Said El Islam Gadafi. Es grave en el patriarcal mundo árabe que un hijo contradiga a su padre. Said no acepta la mediación propuesta por Hugo Chávez, que Muamar sí acepta. ¿Qué está pasando dentro de la familia Gadafi? Gadafi insiste en una conspiración de Al Qaeda, ¿será que piensa que sus aliados occidentales son tontos? ¿Por qué Ahmadineyad lo repudia?

  Una invasión a Libia podría internacionalizarse rápidamente. El Sur de Europa se inundaría de población africana desplazada y repeler ese tsunami implicaría masacres, guerras, atrocidades, hambrunas, epidemias, violaciones, catástrofe humanitaria, exacerbación del racismo europeo. Una encuesta del diario francés le Parisien pone el domingo 6 de marzo de 2011 a la ultraderechista francesa Marine Le Pen a la cabeza de las intenciones de voto en Francia, algo que podría exasperarse más todavía con una caudalosa emigración africana a suelo europeo. No sería una guerra internacional solo en Libia, sino que se regaría por toda la región: Medio Oriente, Sur de Europa, Anatolia (Asia Menor). Ya hubo un ardoroso enfrentamiento entre Gran Bretaña y Alemania en Libia y sus alrededores durante la Segunda Guerra Mundial, entre el Zorro del Desierto, el alemán Erwin Rommel del Afrika Korps, y el no menos legendario británico vizconde Bernard «Monty» Montgomery. Por esos mares anda en estos días una flota de guerra china custodiando sus inversiones en Libia; los buques de guerra iraníes ya atraviesan el Canal de Suez, hay cuantiosas y surtidas inversiones en Libia y un buen muestrario de bombas atómicas en los alrededores.

  A Europa, pues, no le conviene esa invasión, pero sus gobiernos están demasiado fruncidos a Washington y a su Nobel de la Paz como para oponerse. El petróleo puede subir a $ 200 el barril. Tal vez más. Ese precio puede causar una cadena de peligros: recesión en un capitalismo ya frágil, debacle alimentaria peor que las penurias actuales, desempleo mayor que el presente, desplazamientos de población, que por cierto ya empezaron, motines incontrolables, represiones forajidas, guerras civiles, el catálogo de catástrofes es infinito. No fantaseo, ahí están la Primera y la Segunda Guerras Mundiales, que, cual la Guerra de los Vargas, «por una vaquita flaca empezó», como canta el gracejo popular venezolano (ver http://j.mp/h1F8jM). En condiciones como la presente basta una chispa, un dominó que cae, una perturbación menor, un disparo en Sarajevo, una inmolación en Túnez, para que se dispare un proceso catastrófico.

  Se sabe cuándo empiezan las guerras, pero no cuándo terminan (ver mi « Ça pourrit » http://j.mp/dJiHYr). Ya hay expresiones de ortodoxa lucha de clases en Wisconsin y otros lugares de los Estados Unidos; separatismo en Texas… Pero a la ultraderecha le fascina esa baraúnda patibularia, como la que tiene armada en Colombia, México, el Medio Oriente y en todo lugar donde se le permite actuar, como sigue intentando en Venezuela, donde se queja de la delincuencia pero promueve huelgas de hambre para liberar violadores, torturadores, ladrones, asesinos, todo un manual de criminología y código penal.

  Las rebeliones árabes no son iguales porque sus contextos no son los mismos. Lo de Libia es distinto a lo de Túnez y Egipto. ¿Qué pasa en Baréin y en Yemen? ¿Pasará algo en Argelia y en Arabia Saudita? Hay motines y protestas en Iraq y Afganistán. Hay una baraúnda patibularia en Paquistán, país que tiene bombas atómicas. Y no hay algo que podamos llamar izquierda panárabe con quién guiarse y entenderse a la hora de una confusión.

  En todos los casos sabemos cómo se cierne el Imperio sobre cualquiera de los escenarios.

  Es peligroso caminar sin cuidado por esas arenas porque no se sabe cuándo se pisa una mina. Tal vez atómica.

oOo

  Apostilla: El pobre Barack Obama ha brillado como nunca en esta crisis cual pelele del «Complejo Industrial Militar» que denunció el presidente de los Estados Unidos Dwight D. Eisenhower en su famoso discurso de despedida en 1961 (http://j.mp/h1I2XP). Pobre hombre…

Ver también mi «¿Qué pasa en Libia?» http://j.mp/fSdCk2.

roberto.hernandez.montoya@gmail.com



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Roberto Hernández Montoya

Licenciado en Letras y presunto humorista. Actual presidente del CELARG y moderador del programa "Los Robertos" denominado "Comos Ustedes Pueden Ver" por sus moderadores, el cual se transmite por RNV y VTV.

 roberto.hernandez.montoya@gmail.com      @rhm1947

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