El mundo se está recomponiendo.
El poder imperial hegemónico se debilita y aparecen actores como China,
Rusia, India, Turquía, Suráfrica, Brasil y la Alba. Por eso es más
agresivo y la guerra su argumento político por excelencia, asociado
a un violento proceso de aplanamiento civilizatorio, de fundamentalismo
monetarista, reforzando la globalización neoliberal, privatizando los
intersticios de la sociedad y la naturaleza.
La muerte ha sido el resultado
inevitable de los bombardeos, que facilitan la acumulación de capital.
Esperan apoderarse del petróleo y del agua y enriquecerse con la reconstrucción
de la destrozada Libia. Es el capitalismo del desastre. Por eso se apresuraron
a bombardear desechando las opciones de negociación que estaban abiertas.
Esto implica la responsabilidad del Secretario General.
La situación mundial afecta
los hechos políticos cotidianos, incluso, los determina. Cumplir la
agenda social nos permitirá ganar las elecciones de 2012, pero
la agenda internacional es decisiva para la continuación del proceso
bolivariano. Por eso la oposición desestabiliza internamente y moviliza
fuerzas internacionales que puedan hacer la diferencia.
Es la hora de la diplomacia
no tradicional, que sintonizada con la movilización de los pueblos
sea capaz de garantizar la paz deteniendo la estrategia de guerra imperial.
Los pueblos tienen legítimo derecho a defenderse, siendo la mejor defensa
la derrota política de la agresión para evitar que ella se produzca.
Creo que es la manera de llevar adelante la política de paz del presidente
Chávez.
Imprescindible es una alianza
tricontinental de los organismos regionales del Sur. Necesitamos que
se cree la Comisión de Seguridad de Unasur y surja un tratado de seguridad
del Sur, que impida las acciones del Consejo de Seguridad que nos agrede
en nombre de los intereses del Norte.