Si el 11 de febrero éramos testigo de la dimisión de Mubarak a través del vicepresidente Omar Suleiman, hoy somos testigo de como el país está dando un giro de 180º en sus primeros pasos hacia la democracia. Pero es inevitable que nos preguntemos, ¿Cómo es posible que en cuestión de 18 días el pueblo haya acabado con el régimen farónico de Mubarak, tras 30 años al mando del país? ¿Por qué cae tan fácilmente? ¿Por qué precisamente ahora? ¿Por qué la cúpula militar no apoyó a Mubarak? ¿Por qué Mubarak adoptó una actitud violenta en contra de los manifestantes? ¿Por qué occidente apoyó e impulsó estos regímenes? ¿Hipocresía o intereses? Es complicado contestar cada una de estas cuestiones en un artículo, pero iremos analizando brevemente cada uno de los sucesos que se han ido desencadenando.
Todo parecía incierto, nadie se lo esperaba y menos aún los propios egipcios. Todo fue muy rápido. Quizás no era el momento perfecto, pero tras ver el éxito que tuvieron los jóvenes tunecinos para acabar con el régimen de Ben Ali, los jóvenes egipcios no dudaron en organizarse y convocar una gran manifestación el 25 de enero en la emblemática plaza de Tahrir. Y así fue. El 25 de enero, miles de personas salieron a las calles en distintas ciudades del país, tales como El Cairo, Alejandría, Ismaelia, etc. Ese día fue bautizado por los egipcios como el “día de la ira”. Durante ese primer día se bloqueó internet de tal modo que los manifestantes no pudieran tener contacto y se pudiera frenar este fenómeno que empezaba a preocupar al régimen de Mubarak.
Las protestas continuron a pesar de la represión y de la censura de los medios impuesta por el gobierno egipcio, pero gracias a medios como Aljazeera hemos podido seguir desde muy cerca la última hora en Egipto. El mismo grupo de jóvenes que había convocado la manifestación del 25 de enero por medio de Facebook, convocaron otra manifestación pidiendo que la marcha sea de más de un millón de personas y así fue. Cientos de miles de personas se reunieron en la plaza de Tahrir pidiendo la caída del régimen que tanto les había hecho sufrir durante tantos años. Ese mismo día, Mubarak dio un discurso televisado en el que anunciaba la formación de un nuevo gobierno, así como el nombramiento de Omar Suleiman como vicepresidente y para acabar prometió nuevas reformas. Pero esto no sirvió de nada sino que alimentó más la furia de los manifestantes, que seguían saliendo a las calles a reivindicar sus derechos. Los manifestantes seguían saliendo a diario y, de forma organizada, se turnaban para que todo pudiera salir bien. El 1 de febrero se convocó otra manifestación de más de un millón de personas y, según la cadena Aljazeera, ese día había más de 2 millones de manifestantes en la plaza de Tahrir. El pueblo seguía insistiendo y repitiendo una y otra vez varios lemas en los que pedían la caída del régimen corrupto e ineficaz de Hosni Mubarak.
Las manifestaciones continuaron, el gobierno no consiguió calmar al pueblo, y la política represiva que adoptaron en contra de los manifestantes fue condenada por la comunidad internacional. Los días pasaban, y por desgracia cada día había centenares de heridos entre los manifestantes. Otro sin embargo, no tuvieron la misma suerte y murieron luchando por un mismo sueño: ver un Egipto libre y democrático. El 10 de febrero, Mubarak dio otro discurso televisado en el cual anunciaba que delegaba sus responsabilidades en el vicepresidente Omar Suleiman y que abandonaría el poder en septiembre, mes en el que se celebrarían elecciones anticipadas. Éste último dio un discurso el mismo día, invitando a los manifestantes a volver a sus hogares y a sus trabajos porque ya se inició un diálogo abierto para mejorar la situación de los ciudadanos. Al día siguiente, los manifestantes lo bautizaron con el nombre de “Día de la despedida”. Esa misma tarde, Omar Suleiman anunció que el presidente Mubarak abandonaba el poder, dejándolo en manos del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, liderado por Mohammed Hussein Tantawi, ministro de Defensa. Minutos después se desató la euforia y la alegría entre los manifestantes de todo el país, ya que habían conseguido el principal objetivo, y a partir de ese momento empezaría un largo y duro camino hacia una verdadera democracia. Tras el derrocamiento de Mubarak, el ejército disolvió ambas cámaras del Parlamento.
Han pasado poco más de dos meses desde la caída de Mubarak y el país ha pasado por muchos procesos que indican que la transición será una larga lucha, que la gran mayoría de los egipcios ven con esperanza para conseguir en un futuro un Egipto mejor.
Si hacemos un repaso a los sucesos que se han dado en los últimos meses en Egipto, debemos destacar el cese de la mayoría de los ministros del gobierno de Mubarak, así como el nombramiento el 6 de marzo del general Mansur al Essawi como ministro del Interior. También debemos destacar el referéndum propuesto por el gobierno para la aprobación de la modificación de la Constitución, en la cual ya se ha modificado la duración de los mandatos presidenciales y las condiciones de las candidaturas. El referéndum se celebró el pasado 19 de marzo, en un ambiente de tranquilidad y de paz y contó con una alta participación ya que más de 18 millones de personas acudieron a las urnas a votar, lo que significa que los ciudadanos tienen la esperanza de que la situación cambie y mejore la calidad de vida de los egipcios. La convocatoria fue organizada por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, que prometieron abandonar el poder tan pronto como pudieran y dejar que el pueblo guíe el destino del país. La decisión acerca de las enmiendas a la Constitución de 1971 propuestas por un Comité Constitucional, dividió el país en dos opiniones distintas, algunos opinaban que todo se estaba haciendo muy rápido y que los cambios propuestos no eran suficientes mientras que otros pensaban que es el camino correcto hacia una verdadera democracia. Y entonces muchos egipcios se preguntaron: ¿hemos entrado en una fase real hacia la trasición? ¿Podemos seguir soñanado?
Realmente, todo era incierto hasta el último momento. Muchas dudas y una sola respuesta tras el anuncio de los resultados del referéndum. Era evidente que los jóvenes, la clase media, las élites y la población copta estarían en contra de esta reforma y su voto sería un “No” mientras que los Hermanos Musulmanes, la población de clase baja y los partidos tradicionales votarían a favor de las reformas, para reestablecer con la mayor agilidad el orden y la normalidad en el país. El resultado final del referéndum fue la aprobación de las reformas con un 77.2% de los votos a favor, eso quiere decir que de las 18 millones de personas que acudieron a las urnas a votar, 14 millones estaban a favor de las reformas propuestas.
Por otro lado, el gobierno provisional egipcio prevee que las elecciones presidenciales se celebren en otoño de este año, en las que participarán figuras tan carismáticas como el ex Secretario General de la Agencia Internacional de la Energía Atómica y Nobel de la paz, Mohamed El Baradei, aunque muchos le acusan de oportunista ya que regresó a Egipto cuando ya habían estallado las revueltas. Otros lo critican por desconocer la situación real del país, ya que ha estado muchos años exiliado en Estados Unidos trabajando en distintas Organizaciones Internacionales. Otro claro candidato es Amr Musa, Secretario General de la Liga Árabe, quien gozó de gran popularidad cuando fue ministro de Exteriores en el gobierno de Mubarak, hasta que éste lo destituyo con el temor de que solapara su carisma. Amr Musa, parte como favorito, ya que cuenta con el apoyo de distintos sectores sociales. También hay más candidatos en la lista entre los cuales destacamos la presencia de una mujer, la primera mujer candidata a las eleciones presidenciales en Egipto. Se trata de la escritora Anas Elwogud Elawa. Por tanto, podemos afirmar que el pueblo egipcio podrá elegir el próximo mes de septiembre por primera vez en la historia de Egipto a un presidente no militar e impuesto.