Esta imagen de Obama pudiera perfectamente bien constituir una de las diferentes versiones, en close up, del Pensador de Rodín: color oscuro y brillante como el bronce cuando ya es abrumado por la pátina; mirada lánguida de embrollado, orejas grandes que definen su empecinada sumisión a los republicanos y una verruga (de dimensiones similares…) en el lado izquierdo del rostro de la que nunca por cierto se ha hablado, y de la que hablo hoy como pudiera ser quizás la primera vez que de ella se haga en medio de comunicación alguno. (De la otra se ha hablado demasiado y hasta con la fruición de un despreciable cuando ve o escucha el llanto de su torturado).
Y en una paradójica súplica –paradójica porque Estados Unidos no suplica, pero en cambio pone a su presidente a ejercitar un doméstico ruego– Obama le pide al chantajista sector privado gringo crear empleos luego que en el mes de mayo se creara sólo la majunche cifra de 54.000. Ya Bernanke (el presidente de la Reserva Federal; institución clave en el origen y profundización de la actual crisis financiera, en quien Obama confió para un segundo mandato y que era del criterio el año pasado de que los intereses se mantuvieran muy bajos por un tiempo prolongado y que se mantuviera el déficit también; quien instaba a la banca a elevar el crédito a las pequeñas empresas que son claves para reducir el desempleo; quien dijo que fue triste dejar quebrar a Lehman Brothers y que los crecientes precios del petróleo y otras materias primas –esto lo dijo este año– representaba una amenaza para la economía) había pronosticado que la tasa se mantendría alta en este 2011 –entre el 9 o 10%– y hasta llegó a afirmar que habría recuperación, con desempleo, característica “minimalista”, digo yo, de una recuperación. Y todo para negar la posibilidad inminente de una nueva recesión.
Pero le dice Obama al sector privado –y lo interesante sería saber si con sorna, o no– que el gobierno no es ni debería ser el principal creador de empleos en ese país, sino que tal papel le corresponde casi en exclusividad al sector privado. Y digo que cabe la posibilidad de que lo hubiera dicho con sorna, como pretendiendo justificar que pudiera quedar entonces en manos del Estado crearlos, para con ello generar un ataque de nervios en los republicanos. Y eso también confirmaría la tesis de que es un sumiso de ellos, de bola a bola, pero también por bandas…
Y me pregunto, ¿es que acaso gobierna en Estados Unidos un Chávez como para que aún persistan las significativas restricciones y para que no exista por tanto la confianza necesaria que exigen los inversores “serios” en Venezuela, y crear así empleo en la todavía primera economía del mundo?
¿Por qué no hay confianza hoy en Estados Unidos? Y, más aún, ¿en qué consiste la confianza, coño? ¿Será que la confianza consiste en dejar a los empresarios hacer lo que les da la gana con el único plan de forrarse de billetes, y ya; y los consumo-trabajadores, por su parte, que se jodan?
Se comienzan a mover las cosas, al parecer, en un sentido más machucho.
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