El 1º de julio, el Partido Comunista Chino (PCCh) ha celebrado, oficialmente, el 90 aniversario de su fundación. La fecha es la oficial pero no la histórica. ¿Cómo fue elegida como la fecha fundacional? En los años 30 del pasado siglo, estando la dirigencia en las montañas de Shanxi, decidieron ponerle fecha fundacional al PCCh. Entre el grupo de dirigentes reunidos el único que había estado presente en su fundación era Mao Zedong; al preguntarle a Mao, quien no recordaba la fecha exacta, describió aquella realidad histórica mencionando que “…hacía mucho calor porque usábamos abanicos y eran las vacaciones de bachillerato…” Curiosidades históricas pero como ya ustedes conocen, los historiadores somos “inquietos intelectuales” si es que se nos permite definirnos como tales. Los sinólogos, post-escuela estadounidense, aprovechando las aperturas impulsadas por Deng Xiaoping, hemos “jurungado la verdadera Historia del PCCh”, claro, desde la visión occidental aunque buscando “unidad de criterios históricos” con las contrapartes chinas a ambos lados del estrecho de Taiwan; uno de estos sinólogos es Tony Saich (“The rise to power of the Chinese Communist Party”. Harvard Univ. 1996, pp. 1431) quien con su recopilación y comentarios de los documentos oficiales del PCCh nos ha proporcionado toda una documentación sobre las “objetividades y contradictorias” políticas, particularmente, desde su fundación hasta el 01 de octubre de 1949, fecha fundacional de la República Popular China.
¿Qué nos dice la objetividad histórica del proceso político de los momentos históricos que se desarrollaron hacia la fundación y celebración del 1er. Congreso del PCCh? En nuestras investigaciones en la Hemeroteca del Comité Central del PCCh, nuestras conversaciones con el historiador, Li Xin, y la bibliografía consultada nos permiten transmitirles algunos detalles del hecho histórico que aún siguen teniendo consecuencias globales. Los sinólogos hemos aceptado que el proceso revolucionario de izquierdas, concretamente de izquierdas nacionalistas, en China, comenzó el 4 de mayo de 1919. Los sucesos, liderados por los estudiantes y profesores universitarios de Beijing, fundamentalmente, en conjunción con las realidades de la Revolución Bolchevique y la inauguración de su “Gobierno de obreros y campesinos” tuvieron un impacto sico-social-nacionalista que produjeron sensibilidades revolucionarias de diferente tenor en diferentes estamentos sociales e individualidades. El proceso de “sensibilidad revolucionaria” se fue reproduciendo durante los años 1919 y 1920 lo que llevó al “cuasi-obligado” contacto entre individualidades revolucionarias chinas con bolcheviques y, particularmente, con la Internacional Comunista –Comintern-; conjuntamente, influyeron los escritos de Vladimi Ilich Lenin publicados en diferentes idiomas en China; los viejos conocimientos del marxismo que había llegado procedente de los Estados Unidos de América a través de traducciones realizadas en Japón y por japoneses (Li Yuning. The introduction of socialism into China. Columbia Univ. London, 1971, pp. 143) y, difícil de aceptar, las propias políticas de los países imperialistas y sus influencias en diferentes estratos de la vida cotidiana de China (léase: política, económica-industrial-financiera, social e incluso, ideológica-capitalista).
Chen Duxiu, Li Dazhao, Mao Zedong, Chen Gongbo, Zhang Goudao, Li Da, entre otros, decidieron celebrar el 1er. Congreso donde se conjugaran todos los grupos revolucionarios que existían en las diferentes provincias donde se habían creado “grupos de estudio”. La escogencia de Shanghai, en la Concesión Francesa, se sustentó en evitar tanto la persecución policial del Gobierno de Beijing como la represión de las policías de las Potencias Imperialistas en el propio Shanghai. Los once representantes de los diferentes grupos revolucionarios chinos conjuntamente con los dos representantes del Comintern escogieron los espacios de un colegio de niñas decidiendo comenzar la reunión del Congreso el 21 de julio de aquel año de 1921(Tony Saich propone el 23 de julio. En nuestras conversaciones con Li Xin nos pareció por sus conversaciones con la esposa de uno de los fundadores, nuestra fecha propuesta; la discusión está abierta); a pesar de las precauciones, la policía secreta china comenzó a sospechar al tercer día de reunión sobre “…extraños movimientos de personas en un colegio que se suponía estaba cerrado por vacaciones escolares…” La prudencia obligó, suspendieron la continuación de la celebración y discusión de los temas obligados en pro de la Revolución en China decidiendo trasladar la continuación del Congreso a una zona vacacional estrictamente para ciudadanos chinos en un barco turístico que navegaba en un lago cercano a Shangahi donde terminaron, sin la presencia de los representantes del Comintern, continuar las deliberaciones, aprobar y redactar el documento final del 1er Congreso del Partido Comunista Chino hacia el día 27 de julio de 1921.
En este mismo orden de ideas, por esas curiosidades de la Historia, por esas realidades de vida de los revolucionarios donde cualesquier lugar se reúnan, generalmente, los documentos aprobados “tienden a perderse”. En este caso, existen solo dos versiones del documento fundacional aprobado en aquel Congreso en mención. Uno de ellos se encuentra en los archivos del Comintern en Moscú en idioma chino y otro en la biblioteca de la Universidad de Columbia en idioma inglés escrito por uno de los fundadores presente en ambas realidades históricas arriba expuestas: Chen Gongbo. En las conversaciones sostenidas con el historiador Li Xin al mencionarle sobre la versión en inglés, nos comunicó que es la perfecta traducción de la versión en chino depositada en Moscú; visto tal, nos consideramos que, probablemente, Chen Gongbo fue el redactor de ambos documentos referidos pero con una particularidad con la cual coincidimos con el historiados Li Xin que la versión en inglés fue redactada de memoria considerando, probablemente, que Chen Gongbo no poseía copia alguna en chino por razones de seguridad ya que la redacción en inglés la realizó en Nueva York en 1924 como un ensayo para la Universidad de Columbia (Ch´en Kung-po. The Comunist movement in China. Columbia University. New York, 1979, pp. 138)
Oficialmente, el PCCh había visto su fundación en la ciudad industrial, financiera y comercial de Shanghai donde los ingleses habían sentado sus reales intereses, donde el actual Shanghai y Hong Kong Bank Corp. centraba sus objetivos intereses en China, donde las mafias: verde y blanca, manejaban las prostitución, el tráfico de opio, los secuestros, las extorciones, y sus relaciones tanto con las Potencias Imperiales como con la burguesía china y los políticos chinos corruptos. Shanghai era donde el comercio internacional dejaba “jugosas ganancias” por pagos aduanales cuyas arcas eran controladas por el Director de Aduanas, un británico impuesto por las Potencias. Era la ciudad donde el campesinado migrante se refugiaba buscando sobrevivir, donde los “rusos y rusas blancos” habían encontrado su refugio post-Revolución Bolchevique y las derrotas de los ejércitos de los rusos blancos en la Siberia, era la ciudad con una muy fuerte comunidad judía sefardita. Era la ciudad internacional y centro financiero de la Potencias Imperiales en Asia compitiendo con Nueva York. Era donde la clase obrera era y estaba más concientizada tanto nacionalista como revolucionariamente. Era la ciudad que, per se, era el “caldo de cultivo” para la Revolución China obrero-campesina como lo suponían aquellos fundadores del PCCh.
Los sinólogos siempre nos hemos preguntado si era necesario para el PCCh seguir las líneas aprobadas e impuestas desde el Comintern para China cuando analizamos con paradigmas, a nuestro entender, equivocados; objetivamente, el recién partido fundado era un conglomerado de “buenas voluntades” y “variopintas ideologías” con extraordinaria voluntad revolucionaria pero con bajo niveles de conocimiento de cómo organizar un partido político y proponer estrategias y tácticas revolucionarias además de un objetivo desconocimiento profundo de la propia realidad socio-económica de la China semi-colonial y del concepto “modernidad” a lo occidental. El Comintern envió al judío-ruso Mihail Borodin (Jacobs, Dan. Borodin, Stalin´s man in China. Harvard Univ. Press. Cambridge, 1981, 369) para organizar lo que hoy denominamos como Polo Patriótico que en aquellos momentos y por primera vez se le dio el nombre de Frente Unido Nacional conjugándose, prácticamente, con las mismas propuestas políticas de la Revolución Bolivariana. Aquel Frente Unido estaba compuesto por dos partidos, ambos nóveles partidos, que, ideológicamente, podríamos calificarlos como un socialdemócrata de centro-izquierda y el PCCh. Aquel Frente tenía como objetivos fundamentales, la unidad nacional y la unidad social de las fuerzas progresistas y nacionalistas pero, como siempre pasa, las Potencias Imperialistas fueron socavando sutiles, pacientes y ladinamente a las fuerzas socialdemócratas promoviendo asesinatos de sus líderes de izquierda que apoyaban las políticas arriba referidas. Las contradicciones se agudizaron, las fuerzas socialdemócratas de derechas dieron un “coup de etat”, asesinaron a cuadros del PCCh en Shangahi y rompieron con el Frente Único Nacional. La dirigencia del PCCh bien por inexperiencia, bien por mantener una actitud naïve, bien por sus propias contradicciones internas decidieron desarrollar “políticas putchistas” que concluyeron en graves derrotas que, casi, destruyeron al PCCh. Gracias al liderazgo en crecimiento de Mao Zedong, las estrategias y las tácticas que impulsó en base al objetivo conocimiento de la realidad socio-económica que se vivía en China, el carácter de la Revolución China se nacionalizó.
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