PSOE+PP=PR+PD

La monarquía, en este tiempo, necesita del parlamentarismo como el pez del agua, el felino de la selva y el halcón de la altura. La burguesía tiene a sus manos, de acuerdo a las circunstancias concretas y conveniencias del momento, salidas políticas no para solucionar de raíz sus crisis sino, lo sabe muy bien, para palearlas y que pase el nubarrón trayendo consigo la falsa calma que le hace creer que su poder será perdurable todo el tiempo sobre todo un pueblo.

Ciertamente, son hasta admirables los debates que se producen en los parlamentos europeos y, especialmente, donde reina la monarquía. Esta, sigue tan arraigada en el corazón o en los sentimientos de sociedades europeas que, incluso, en aquellos países donde se creyó el socialismo había andado victorioso un largo trecho, el hecho solicita que se vuelva a esa vieja forma feudal de la política con un rey que sea, en última instancia, quien piense por toda la sociedad.

Me calé, entre las protestas de la niña Geraldine que solicitaba a gritos le pusiera muñequitos, el último debate del parlamento español sobre el Estado bajo el Gobierno del Presidente Rodríguez Zapatero. En el auditórium estaba una pequeña masa de diputados silenciosos con derecho al aplauso, a la risa, a las miradas de aceptación o repudio y a levantarse de sus asientos como señal de completa aprobación a las palabras o conceptos emitidos por el expositor. Mientras tanto, millones de españoles y españolas, seguramente, siguen atentos a las nuevas promesas de los buscadores del poder, aun cuando la experiencia histórica les indica que las palabras se las lleva el viento y los hechos golpean el estómago de los explotados y oprimidos y más enriquecen a los pocos magnates de la economía española. Tal vez, sólo los indignados del M-15 que, desde diversas ciudades de España, marchan hacia Madrid para realizar una gran protesta nacional no se interesen por el debate, debido a que los partidos políticos españoles, según los marchistas, han perdido demasiada credibilidad en la sociedad.

Hizo uso de la palabra, luego de todo un acto protocolar como lo exige la monarquía ante sus señorías (diputados) el señor Rajoy, jefe político del Partido Popular (PP). Ironía de la política que ese partido use el término “popular”. Realmente asombra lo maravilloso del análisis de un vocero del Partido Popular con su ideología falangista, monárquico de pies a cabeza y de cabeza a los pies, defensor a ultranza de los grandes monopolios económicos que predominan en la vida económicosocial de España. Explicó los elementos de la crisis económica española aunque negó que la misma fuera consecuencia de la crisis económica que padece Europ . Se paseó por las nefastas consecuencias de la crisis para el pueblo español; criticó y culpó al gobierno del PSOE por el incremento del desempleo, atacó la disminución de los beneficios sociales a los trabajadores, condenó el aumento de la deuda externa española. Habló de las aspiraciones del pueblo español, de su derecho a vivir cómoda y en felicidad. Se acordó, sin decirlo, de las protestas de los jóvenes del M-15 y criticó al gobierno por carecer de políticas que favorezcan a los jóvenes españoles de ambos sexos que andan a la deriva y sin esperanzas de alcanzar niveles de justicia mientras gobierne el PSOE. Fue un discurso que en casi nada se diferencia del que pronunciara cualquier proletario de vanguardia con una formación política e ideológica adquirida, si se quiere, desde dentro, desde la experiencia de la lucha de clases y no desde fuera, no traída desde los intelectuales de la política o de la ideología. Admirable y aplaudible el discurso del señor Rajoy, miembro de la extrema derecha

Lo risible, lo que ningún proletario o persona común del pueblo español puede creer, es la síntesis o conclusión a que llegó el señor Rajoy: sólo el PP puede garantizar el cumplimiento de las promesas que liberarán al pueblo español de todas y cada una de sus penurias. Lamentablemente, millones de españoles y españolas le creen lo que el mismo señor Rajoy no cree. De seguro, que los indignados no le creen una sola de sus palabras. La bancada del PP y de sus aliados se levantó frenética de sus asientos y aplaudieron por varios minutos el discurso del señor Rajoy. Lo que nadie puede negar, y mucho menos los comunistas, es que el señor Rajoy, a favor de la monarquía y de la oligarquía, goza de un respetable nivel de formación política e ideológica, sabe hablar, sabe armonizar sus ideas y las expone tratando de confundir a la mayor parte del pueblo español diciendo algunas verdades para que le crean en la mentira de que se convertirá en el salvador de España si lo eligen Presidente de a República. Al César lo que es del César que no siempre coincide con lo que es del pueblo.

Después le fue concedido el derecho de palabra al señor Presidente de España, el “socialista” Rodríguez Zapatero. Respondió, desmintiendo, al señor Rajoy de todas las acusaciones que hizo contra su gobierno; explicó las razones de sus políticas; defendió a la democracia representativa como el alma mater de la política española; y hasta vaticinó que en la próxima elección presidencial el señor Rajoy será nuevamente derrotado. Sin duda, el Presidente Zapatero es, igualmente, un político bien preparado para argumentar y defender sus ideas de un socialismo que está siempre y depende todo el tiempo de los bolsillos del capitalismo.

Fueron horas de debate o de exposiciones. Confieso que me llamó mucho la atención la intervención del vocero de la bancada del Partido Nacionalista Vasco (PNV) quien, a mi juicio y sin saber si estoy errado o no, me pareció el más culto en política de los tres nombrados y, además, muy respetuoso en sus exposiciones sabiendo medir con precisión el uso de sus términos, porque Rajoy y Zapatero se dieron con todo y sólo faltó que alguno de las señorías se despojara de sus zapatos y se los lanzara a alguno de los dos como hizo un periodista en Irak contra el señor de la guerra de rapiña y de exterminio: George W. Bush.

Ninguno de los expositores culpó al capitalismo de las crisis; ninguno dijo una sola palabra acusando a la propiedad privada sobre los medios de producción de las crisis; ninguno dijo ni pío sobre el intervencionismo de los países imperialistas en la producción de las crisis y de las guerras que conmueven a este mundo que, así lo creo, aún no sabe a dónde va; ninguno pronunció una alternativa de solución a las graves acusaciones y justas demandas que invocan los millones de españoles y españolas que simpatizan con el M-15, que son los indignados de España en este momento de su historia; ninguno de los exponentes se paseó por decir que la monarquía en este tiempo significa un atraso de siglos para el progreso social. Recordemos que en España, cuando se va a producir la entrega de un alto cargo en la administración del Estado, se jura sólo, primero, por el rey y, segundo, por el honor de quien recibe el alto cargo público. Lo que sí no podía faltar es que nombraran a ETA para afirmar que hay que acabarla, exterminarla, hundirla en lo más profundo del abismo y que no quede un solo vasco con vida solicitando el derecho a la autodeterminación del pueblo vasco.

Ni el PSOE ni el PP quieren, teniendo capacidad para hacerlo, entender que el mundo actual exige cambios profundos, caminos totalmente diferentes a los que le impone el capitalismo altamente desarrollado, vías alternas que toquen de raíz la estructura económica de un modo de producción que ya no representa ninguna posibilidad humana para acabar con el caos, las crisis, el hambre, el dolor, la prostitución, la delincuencia, la violencia, la corrupción y la burocracia. Por eso, en España, se puede decir que el PSOE+PP (españoles)=PR+PD (estadounidenses); es decir, por más que se arranquen los moños, se rasguen la piel, se saquen los dientes, se corten las manos, se digan y se acusen de lo que les venga en gana, terminan gobernando para defender y consolidar los mismos intereses, los de la burguesía –en general- y los del imperialismo –en particular-. En España, me atrevo aescribirlo, es preferible mil veces que el rey Juan Carlos se despoje de su corana y se lance de candidato a la Presidencia y, de seguro siendo Presidente, haría un gobierno con ciertas características democráticas que no se atreven adelantar ni el PSOE ni el PP. Que la virgen María me perdone si estoy equivocado.



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Freddy Yépez


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