Padre nuestro...Papa de Los Imperios

Mira ese Cristo clavado, sin una gota de sudor, sin tu dolor ni el mío

Sin el prontuario nuestro de cada día.

 

 

 

Sin ni siquiera la reputa cédula que para lo único que nos ha servido es para sacar el acta de defunción.

Se me antoja hablar del papa romano , pero lo voy a hacer desde el interior de una poesía de Bertolt Brecht para no ofenderlo desde mi fe atea del Vaticano. Lo voy hacer desde aquí adentro de la palabra de Gelman o la poesía a cinco grados Pilsen del Chino Valera. 

     Voy a escribir sobre este papa, duro, implacable y perseguidor de la teología de la liberación en sus tiempos de policía “santo” de la fe que se quiere en el vaticano. Voy a escribir acordándome del Chino Valera cuando se le ocurrió hacer germinar aquello de los papas como un perro santo.

     Me gustaría hoy, no se porque cosa imaginarme al Jesús histórico entre nosotros de carpintero, de plomero, de mujer, de profesor en cualquier espacio de la larguirucha y hermosamente nuestra Abya Yala. Verlo llegar cansado emergiendo del monte y en la comunión de sus manos beber del agua clara de un riachuelo que se le atraviesa. Sorber la vida y extasiarse en la cromática  ruta de una arcoíris sobre un fondo gris. 

     Quiero verlo enamorarse de los colores y seguir persiguiendo el porvenir mientras interroga al horizonte  ¿donde queda Roma? ¿Qué han hecho de la fe?.

     Quiero verlo repasar desde las mil arrugas de una servilleta sucia un poema de Bertolt Brecht como la oración del día: “Quiero ir con aquel a quien amo”.  Entendiendo que el amor reside en la tierra, solo que algunos lo secuestraron por un tiempo para patentarlo como deseo, como caricia fingida, como mentira, como carne, como piel sin corazón. Busco aquí aquel a quien amo, perseguido, vejado, humillado incluso por esa extraña cosa  que llaman iglesia vestida con el oro y la plata robada a los pueblos que se negaron a la crucifixión pero que les toco vivir su Gólgota con la bendición de aquellos que se creyeron dioses y que optaron por el Vaticano. Aquellos que desde sus pulpitos han hecho el papel de un gigantesco fenobarbital haciendo del yeso santo el mejor icono de la domesticación y la resignación. Hace tiempo que vengo siguiéndolos para decirles de una buena vez que son unos PAPAS de otoño (no son ni papa ni son un coño), gritarles con esta rabia en bandolera en tono de interrogación ¿Por qué se negaron a ir con aquel que debíamos amar hasta los tuétanos?.

     “No quiero calcular lo que cuesta” vuelve a dictarme esta mustia servilleta de poema ajado como recordándome el sacrificio, el de Romero, el de Camilo y el de cada pueblo crucificado y perseguido mientras los aspirantes a Dios organizaban Te Deum para letrinizar la palabra de liberación. Calcular lo que cuesta, me lleva al recuerdo de mucha gente buena que partió muy temprano, con la suerte de dejar sembrado los sueños que hoy retoñan en la patria de Bolívar. Costo muchísimo y sigue costando ser uno en todos por eso busco hoy a un tal Ratzinger que se hizo de una fe de silicona para  ocupar el templo que queda en Roma. Lo busco porque desde hace tiempo el ha ido contra los que aman, contra los que construyen, contra los que crean. Lo busco porque el se negó a escucharme cuando  encarne en Juan Gelman y una a una mis palabras trataron de llegarle para el reclamo oportuno de una nada oportuna conversión que hizo de mi Padre una metafísica terapia para la derrota: ...te digo que no entiendo, Padre, bájate,/ tócame el alma, mírame el corazón, / yo no robé, no asesiné, fui niño / y en cambio me golpean y golpean, / te digo que no entiendo, Padre, bájate, / si estás, que busco / resignación en mí y no tengo y voy / a agarrarme la rabia y a afilarla / para pegar y voy / a gritar a sangre en cuello / por que no puedo más, tengo riñones / y soy un hombre, /  bájate, qué han hecho / de tu criatura, Padre? /  un animal furioso / que mastica la piedra de la calle?. (Juan Gelman. Oración de un desocupado. 1956). Lo busco porque me dice el pueblo que anda en España, muy pero muy lejos de los DESOCUPADOS, sin tocarle el alma, sin mirarles el corazón.

     Ir con los otros y amarlos, ese es el mandato, es nuestro cielo en esta tierra que ahora es que ha empezado a manar leche y miel. El que tenga vida, pues que la de, el que la da tendrá vida siempre  y siempre entonces iremos sumando para vivir viviendo, para ser siendo y amar amando. Por eso, alma adentro nos sigue gritando Brecht: No quiero averiguar si es bueno., para que si todo tiene su tiempo, si el reino de las mascaras  esta llegando a su fin y los pueblos están enseñando sus rostros verdaderos. No importa, entonces si es bueno o malo (aunque tengo mis dudas por aquello que un tal Juan Rulfo hizo gritar a través de Pedro Paramo: el pecado no es bueno, entonces hay que ser duro y despiadado contra el). No quiero saber si me ama. Ya habrá tiempo para que el tiempo se haga militante y clasifique entre el que acaricia, el que desea, el que ama. Entiendo que aquí ustedes lo están haciendo muy bien y ya saben hoy diferenciar entre el PADRE NUESTRO, de verdad, verdad y el PAPA DE LOS IMPERIOS.

     Entenderán entonces porque les digo  a través de Gelman que  Quiero ir con aquél a quien amo. Y me descubrirán también que una vez ya estuve aquí y me hice llamar Noel Rodríguez y pude ser padre y no lo fui. Pude dejar hijos, en la mejor de las aritméticas, la de la esperanza y ellos pudieron llamarse Zenaida, como su abuela o Gregorio como su padre y pudieron  los otros llamarlo Goyito o zene mientras como carajitos dioses corrían en sus caballitos de palo de escoba. Yo estuve hace tiempo aquí. Yo estuve.  Y la Iglesia me negaba, y el Santo Padre de Roma no tuvo tiempo para mi.

     Yo estuve hace tiempo aquí… yo estuve. 


 espanel7@gmail.com




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Nelson España

Miembro del Frente Antiimperialista de la Zona Sur - Anzoátegui

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