La naturaleza contraataca en lugar de los ejércitos

Sequías vandálicas con su correspondiente calor endiablado. Pueblos desmantelados por tornados vengativos. Agua desbordada de los embriagados ríos. Nevada milmillonaria de dólares y para colmo un huracán de notoria inurbanidad. Pero, como si fuera poco, un acelerado terremoto hizo temer por un tsunami mientras grandes incendios lucían incontrolables en Estados Unidos.

Antes tropas estadounidenses en Irak, luego de invadirlo brutalmente con un ataque aéreo donde las bombas caían como copos de nieve generando un caos matizado de pillajes y desmanes, que hacían incluso que los pacientes psiquiátricos huyeran del hospital para deambular las calles desiertas hasta perderse más de lo que estaban entre una histeria colectiva, donde también disparaban a todo lo que se moviera dentro de aquel campo de exterminio; donde las tropas remataban iraquíes heridos y lo celebraban; donde aplastaban con sus tanques vehículos a los que ordenaban detenerse sin un ápice de buenos modales; donde maltrataban, golpeaban y asesinaban niños que, con toda razón, manifestaban; donde disparaban a mansalva contra autobuses repletos de civiles; donde, como advertencia le disparaban a los vehículos donde iban impúberes; donde utilizaban sus Homers para sacar del camino a los carros que lucíanle sospechosos; en fin, donde les lanzaban granadas hasta a los mansos rebaños de ovejas amen de las cobardes torturas de la cárcel de Abugraib donde la degradación del gentilicio estadounidense llegó a ras de lo más sanguinario y despreciable.

Antes tropas estadounidense también daban a conocer en Afganistán la matanza de civiles (no sé que número) que habían pretendido hacer pasar por grupos de talibanes, mentiras que han dado lugar al más vil asesinato y saqueo que, a su vez generaron nuevas mentiras hasta que la difusión de miles de documentos dieron cuenta, o mejor, confirmaron la existencia de atrocidades, latrocinios, desmanes y corrupciones que, para colmo se pretenden ignorar, y que no dejan de recordar las de Vietnam como una de las más notorias intervenciones de este país tan sanguinario, sabiendo, además, que ningún tribunal internacional lo juzgaría por ser una democracia capitalista.

Y con todo ello el teniente de bomberos Floyd Richard, inconsciente él, se preguntaba, viendo el cielo oscurecido antes de la llegada de Irene, qué le había hecho Estados Unidos a la madre naturaleza para que se presentara allá, de tal forma.

canano141@yahoo.com.ar

Pues, que a cada cochino le llega su sábado, teniente, porque si el resto del mundo, permanece impertérrito ante el crimen, la madre naturaleza, con su justiciera fuerza, no.


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Raúl Betancourt López


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