Sobre Libia se ha tejido toda una cortina de hierro por parte de las corporaciones de la información, de estos “miedos de comunicación” como los llama Eduardo Galeano, para ocultar lo que realmente sucede en ese pequeño país, que sigue resistiendo los bombardeados de las potencias europeas y el imperialismo estadounidense.
Una franja
al norte de África habitada por 6 millones de personas, miembro de
la OPEP; poseedor de las mayores reservas petrolíferas de África con
cuarenta y cuatro mil millones de barriles y cincuenta y cinco billones
de pies cúbicos de gas natural. Que cuenta con nada más y nada menos,
que el segundo mayor acuífero del mundo, después del acuífero guaraní.
El Gobierno
de Muammar Gaddafi lleva desde hace años un extraordinario proyecto
hidrológico (considerado por algunas fuentes como uno de los más grandes
proyectos de ingeniería) para llevar agua potable de las enormes
reservas libias, al consumo humano y la agricultura de las ciudades.
Un proyecto de cuatro mil kilómetros de recorrido y con una capacidad
de suministro superior a los seis millones de metros cúbicos de agua
al día. Muy apetecible para el seco continente europeo y el aun
más seco imperialismo estadounidense.
Tener todas
estas reservas naturales, es la mayor injuria que ha cometido el pueblo
de Libia contra el imperialismo, fase superior del capitalismo como
lo denominó Lenin, parasitario y putrefacto; que cruje por los cuatros
costados y atraviesa posiblemente por la peor crisis moral y económica
de su historia.
No se trata
del cuestionamiento moral del líder Gaddafi, ni de la expansión de
la democracia en el Mundo Árabe y en África, ni de la protección
de los civiles que siguen bombardeando, ni de la ola de revueltas que
invadieron al mundo árabe detonada en Túnez. Se trata de reestablecer
el orden internacional de las burguesías hegemónicas, y de salvar
la economía capitalista mundial, a costa de las desgracias y el genocidio
de los pueblos. Se trata de tapar los agujeros negros dejados por la
economía especulativa en Europa y Estados Unidos, con las reservas
de otros países y a costa del tan sagrado concepto ilusorio y trillado
por la comunidad internacional: “La autodeterminación de los pueblos”.
La resolución 1970, aprobada por unanimidad por el consejo de seguridad de las naciones unidas el 26 de febrero del 2011, condenaba las supuestas masacres por parte de las fuerzas de Gaddafi al pueblo libio para aplacar las protestas populares. El Consejo de Seguridad, por medio de la resolución 1970, autorizó que el Tribunal Penal Internacional investigara posibles violaciones de los derechos humanos, dictó un embargo de armas y limitó la libertad de movimientos de Muammar Gaddafi y personas vinculadas a él, así como una congelación de sus activos financieros. Se justificaba y legitimaba el inicio del saqueo y el genocidio del pueblo libio.
Había que empeorar el panorama a través de los medios de comunicación al servicio del imperialismo estadounidense y europeo. Gaddafi, el aliado de Europa, financista de la campaña de Sarkozy, colaborador de Berlusconi y Obama; pasó de ser un amigo, a un cruento dictador asesino y despiadado. Se hizo creer que los cientos de miles de personas que huían de Libia estaban tratando de escapar de una masacre. Agencias de prensa hablaron de miles de muertos y de “crímenes contra la humanidad”. El mundo entero se espantaba por los supuestos bombardeos de las fuerzas de Gaddafi a la capital Libia, Trípoli. “Los miedos de comunicación” hacían el trabajo persuasivo basado en mentiras, para la invasión imperialista.
A la llegada de Jordan Rodrigues (Corresponsal de Telesur) a Trípoli, las imágenes demostraron que la capital Libia, no reflejaba haber sido bombardeada. No había edificios destrozados, escombros, ni nada parecido a las consecuencias de los bombardeos de Gaddafi a la población civil, que tanto anunciaron las grandes cadenas de la mentira; todo lo contrario, reflejaron enormes concentraciones de personas con banderas verdes en apoyo y defensa de la gran Jamahiriya árabe socialista Libia.
Tras seis meses
de bombardeos constantes por parte de la OTAN, la guerra impuesta por
occidente a Libia se complicaba cada vez más, el pueblo libio resistía
y resiste actualmente y heroicamente al mayor poderío militar del mundo,
los invasores imperialistas debían hacer algo más, los “bombardeos
humanitarios” no eran suficientes para detener a Gaddafi y hacerse
con el control de Libia.
El domingo
21 de agosto del 2011, las grandes cadenas de desinformación, generaron
imágenes de la toma violenta de la capital Libia por parte de los mercenarios
armados por la OTAN. Sarkozy reconoció esto como “una mentira inteligente”.
Todo el escenario planificado desde una plaza de Qatar, había garantizado
el reconocimiento de decenas de países sobre el CNT Libio, cuyos líderes
graduados en el extranjero y pensando desde el extranjero, se posicionaban
como una autoridad “rebelde” y “legítima” en el país del Norte
de África.
Tenemos hoy
en día, un compromiso moral con ese pueblo libio que sigue resistiendo
a las potencias invasoras. Que tras meses de bombardeos de la OTAN,
resisten y reagrupan la resistencia Libia, aunque esto no salga en agencias
como la BBC, REUTERS, EFE, AFP, y demás lacayas del imperialismo.
adaleduardo@hotmail.com