Tal vez, en mucho tiempo de existencia de CNN, se io su dirección en necesidad de transmitir uno de los mejores programas de opinión que conozca la sociedad estadounidense o, más concretamente, latina. Eso ha sido posible gracias a los indignados de Wall Street.
Fueron cuatro los invitados al programa: uno del partido republicanop, una del partido demócrata, otro del Tea Parthy y un indignado; es decir, tres contra uno. Lo sorprendente es que el representante del Tea Parthy, un latino, es profundamente más reaccionario y mucho más atrasado que el representante de los republicanos y la representante de los demócratas. Un bárbaro que pisotea los conceptos o categorías históricas como si fueran bachacos que deben ser exterminados para que no se suban a la cama donde duermen las personas.
El representante del Tea Parthy, un moreo al estilo de Obama pero no tan imprudente y fuera de foco como el Presidente de los Estados Unidos, vomitó la esencia del nazismo como la solución a los problemas que crean gente como los indignados. Contrariando la enseñanza de los primeros dioses reales de las comunidades primitivas que descubrieron la importancia de saber escuchar, el vocero del Tea Parthy no quería dar chance al indignado para que expusiera sus opiniones.
El representante del Tea Parthy llegó al exabrupto, a la horripilante idea antihistórica de que la lucha de clases es producto del egoísmo o de la envidia de los que no tienen nada contra los que se han ganado una riqueza con el sudor de su frente, con el esfuerzo de sus músculos, con un trabajo digno que no explota absolutamente a nadie, porque sus capitales obtenidos tienen la bendición de bien habidos. Además señaló que el uso de términos como masa y lucha de clases expresa, de manera automática, que quien los pronuncie es un izquierdista envidioso contra el capitalismo. Lo cierto es que el vocero del Tea Parthy, así lo demuestra, jamás ha paseado sus ojos por algún texto político digno de ser leído o estudiado por los miembros de partidos políticos o por personas interesadas en comprender la esencia de los conflictos sociales que se producen en este mundo. Para él, la Historia o la sociología, la ciencia política, el estudio de las ideologías, es una perdera de tiempo. Por eso, hay que repetirlo, que el mejor de todos los ideales para el imperialismo es el que resulta de mezclar el empirismo con el racionalismo, lo cual produce lo que se conoce como pragmatismo. Para éste el mejor método de contemplación social es la del ingeniero, de ese que aborrece la dialéctica porque ésta no la requiere para construir un edfificio o no se necesita para invadir militarmente territorios. Lo que el pragmático desconoce es que la dialéctica sí lo reconoce a él.
Fue tan descarado, ofensivo y maltrató tanto a las verdades el representante del Tea Parthy, que la vocera del partido demócrata terminó por reprocharle la visión que expuso sobre los indignados. Quizás, la necesidad de pescar votos en los indignados guíó la opinión de la demócrata mientras que el republicano, con palabras distintas pero semejantes condenó la lucha y las demandas de los indignados alegando que el capitalismo es el único sistema que hace florecer o prosperar la riqueza material y espiritual de los individuos o ciudadanos. Por lo demás, les recordó a los indignados que sólo el capitalismo podía resolverle sus necesidades. La desesperación a ultranza del capitalismo de quienes quieren llegar a ser como la burguesía y aborrecen el sólo pensar caer en la situación del proletariado expresan, sin tapujos, su condición de nazistas.
El indignado se defendió como gata boca arriba, No se amilanó ante los ataques desesperados del republicano y el grosero del Tea Parthy. Supo responder a las interrogantes con términos científicos como deben describirse las realidades de este mundo. Sabe que la dialéctica es un método muy importante a la hora de manifestar las ideas en un mundo que se desenvuelve en lucha de clases y no en abstracciones teóricas. El error del indignado, flanco para recibir disparos de sus adversarios, fue haber dicho que el movimiento de los indignados es a-político, lo que no es cierto. Una cosa es no ser militante de un partido político y otra no ser político en este mundo donde precisamente es la política quien dirige aunque la economía sea la que decida.
Sin parcialidad política o ideológica alguna el indignado les metió mucho más demedio chuzo a los voceros del capitalismo a través de los partidos Republicano, Demócrata y Tea Parthy. En conocimientos de la política y de la historia les lleva una morena, aunque en la lucha de clases jamás es la ideología quien la decida, lo que significa que los conflictos entre clases o Estados se resuelven, esencialmente, en la práctica sin dejar de reconocerla importancia ideológica que expresa la visión de mundo que se pregona por unos o por otros.
Lo que sí debe reconocerse es que CNN presentó a la audiencia un programa digno de ser visto y escuchado, aunque sabemos que presentará noventa y nueve para desvirtuar realidades y favortecer los intereses del capitalismo denigrando del socialismo y de las luchas populares por mejorar las condiciones socioeconómicas de las clases y sectores más afectados y desfavorecidos del planeta como producto de la explotación de mano de obra asalariada y de las reglas del mercado mundial, que permiten enriquecer a unos pocos sobre el incremento de la pobreza de los muchos.