Jacobson y Brownfield: dos caras de la misma moneda

Es en las naciones imperialistas donde más se parecen el hombre y la mujer dedicados a la política. La señora Hilary Clinton, salvo por el color de la piel que para nada importa, se parece tanto al Presidente Barack Obama que a veces se cree que la primera nació en la Sudáfrica del apartheid y el segundo en la Alemania de Hitler. Ambos, creo, escriben correctamente el inglés pero lo pronucian corrompiéndole sus raíces.

 En el gobierno del señor Barack Obama, entre muchos, existen dos personajes atípicos, como creados en un molde de cianuro untado con azufre importado del Infierno. Ellos son: la señora Roberta Jacobson y el señor William Brownfield. La primera ya segura vocera del Departamento de Estado para América Latina y el segundo denominado “zar antidrogas”. La medida de sus lenguas tiene el mismo largo, el mismo ancho y el mismo espesor. Ninguno de los dos necesita pensar sino tener la dosis de memoria para repetir como loros las directrices de la Casa Blanca.

 La señora Jacobson, antes de aprobársele el cargo en el Congreso de Estados Unidos, comenzó a echarle más leña al fuego. Su espíritu de guerrerista detrás de los muros contenciosos, que le resguardan su seguridad personal, le hace brotar sus ojos como dos grandes bolas tumba  pines tratando de ganar su desafío a punta de amenazas y mentiras sin necesidad de echar un solo tiro con arma de la guerra. Esa señora siente un odio-rencor tan desbordado y tan enfermizo contra Chávez que quiere la cabeza de éste por el solo hecho de mantener relaciones diplomáticas y comerciales con Irán. La señora ha dicho: “Si soy cofirmada como Subsecretaria de Estado hablaré claro y sin vacilaciones cuando los principios democráticos se vean amenazados”. Claro que no hablará jamás sobre el sistema hipócrita dee los principios democráticos que impera en su país sino sobre aquellas democracias que no estén sujetas a las directrices del imperialismo estadounidense. Ya habló en el senado sobre el gobierno venezolano al cual cataloga como cómplice de terrorismo. ¡Que señora tan necia, arrogante, fastidiosa y funesta!

 Para la señora Jacobson, Venezuela, por culpa de Chávez, debería estar incluida en la lista de países forajidos como si se tratara de una película de vaqueros donde uno es bueno y, al mismo tiempo, héroe y prócer con astucia, inteligencia y capacidad para exterminar a los demás, a los forajidos que se indignan ante las tropelías de la “justicia” imperialista. Ya el gobierno de Estados Unidos, como gran gendarme del mundo y dueño del Cielo y la Tierra con temor al Infierno, ha acusado al gobierno del camarada Chávez de proporcionar materia prima a Irán para construir bombas nucleares o para el enriquecimiento de uranio. Sin embargo, la señora Jacobson nada ha dicho ni criticado sobre el enorme arsenal de armas sofisticadas y nucleares que posee Estados Unidos y con las cuales chantajea o hace guerras a otras naciones. Ya sabemos de las ridículas sansiones que no han podido aplicar contra Venezuela por sus relaciones comerciales con Irán. Bueno, esperemos cualquier cosa negativa o maligna de la señora Jacobson contra Venezuela pero estemos completamente seguros que en caso de un conflicto bélico que nos declare el gobierno de Estados Unidos, esa señora ni siquiera asomará su naríz un milímitro fuera de las fronteras estadounidenses. Bueno, tampoco lo harán Obama, la señora Clinton y otros altos personeros del Estado gringo que echan candela pura por sus bocas. ¡Go home los gringos malucos… go home!

 Por otro lado, saltó a darle rienda suelta a su lengua viperina el siempre diplomático de las cínicas y falsas sonrisas: William Brownfield. Exembajador en Venezuela y en Colombia, asesor del Estado colombiano para combatir a la insurgencia, foco de perturbación donde quiera que ejerza su cargo, a veces “filántropo” para comprar conciencia con regalos de pelotas y bates de béisbol. Ahora el gran “zar antidrogas” que viene siendo lo mismo que un “zar de drogas ideológicas” que deforman la conciencia social.

 El “zar” salió a la palestra pública para atacar con virulencia teórica al gobierno venezolano acusándolo de no contribuir o colaborar en la lucha antinarcóticos o antidrogas en un país donde, según él, existe una explosión del tránsito de drogas pero, por nada del mundo, habla de que Estados Unidos es el país donde más circulan, se trafican, se venden y se consumen drogas. Y las declaraciones las dio en la sede del Comando Sur como diciéndonos: aquí están las armas y los hombres y mujeres que las usarán para derrocar a Chávez y convertir a Venezuela en una especie de prostituta que se acueste con los estadounidenses sin cobrarles ni un solo centavo de dólar y, además, les entregue la mayor parte del dinero acumulado por la venta de su sexo a los naturales de su país. ¡Una pelusa! Un Estado puede combatir con mucha efectividad el tráfico de drogas pero si no obedece a las líneas tácticas y estratégicas de dominación del imperialismo, simplemente, no está cumpliendo con su deber y más bien es acusado de cómplice o de indiferente ante el flagelo narcótico. Bueno, algunos embajadores o altos funcionarios de embajadas estadounidense saben mucho del tráfico de drogas y aunque han sido capturados en Estados Unidos todo se silencia y no van a la cárcel para evitar que denuncien los oscuros negocios que dependen de la Casa Blanca. Ah, también lo saben quienes fueron narcotraficantes autorizados por el gobierno de Estados Unidos para subsidiar a los que fueron contras en Nicaragua en el alzamiento armado para derrocar a la Revolución Sandinista, lo cual lograron, luego, por la vía electoral a punta de billetes verdes. Es arrecho cuando una Celestina trata de ser el ejemplo más idóneo a seguir por los demás. Si alguien no lo cree que se lo pregunten a Calixto y Melibea.



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Freddy Yépez


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