Escribo esta nota sin despejar el recuerdo de mis encuentros con muchos compañeros campesinos del MOCASE en Argentina y de Los Sin Tierra en Brasil, ligados a sus tenace y sangrientas luchas por la equidad de la tierra, que me hablaban sobre el modo de cómo REPSOL penetró en las entrañas de la economía del país, con una especie de anti estrategia para hacer aparecer a YPEF como una empresa operativa “necesaria” para que desde España, los negocios petroleros y gasíferos quedaran como resultado de coordenadas “normales” entre ellos y Estados Unidos.
A comienzos del 2002, después de consolidada la trapisonda multinacional, su Majestad Repsol (YPF) ostenta una reservas de casi 5 mil millones de barriles de petróleo muy bien esparcidos en una treintena de países y dueña de casi 8 mil estaciones de servicios en todo el mundo, con capacidad para cotizar en las principales Bolsas del planeta.
Uno puede perfectamente preguntarse qué ha pasado con este poderío en los últimos años años, y, sobre todo ahora, que sobran las formas de nuestros países latinoamericanos para buscar mecanismos de integración que nos permita administrar con soberanía el destino de nuestros recursos naturales.
Señalo estas cosas a propósito de una candente declaración de Cristina Fernández de Kirchner, después que Brasil y Uruguay declararan con firmeza su negativa rotunda a aceptar que barcos británicos se acercaran a sus puertos con banderas de Malvinas.
La soberanía dejó de ser una parcela, es un asunto “global”, como dijo Cristina: de todos. Si hoy vienen por Malvinas, mañana vendrán por Venezuela, por su petróleo.
"Aquí hay países con muchas riquezas naturales, por eso tengamos inteligencia de entender que cuidándonos estamos preservándonos a nosotros mismos", dijo.
La frase histórica: "Ellos se nos están llevando recursos petroleros y pesqueros y cuando tengan necesidad de más recursos los van a ir a buscar en donde sea y como sea".
Hugo Chávez también alzo su voz en Montevideo.
La prensa internacional lo reseña poco, pero más allá de los acuerdos y resoluciones de esas “cumbres”, que para mi tiene muchas veces un carácter simbólico y por lo tanto inútil. Es evidente que el vocerío de la izquierda se han dejado incautar por el desgano de defender lo que hay que defender por encima de todo.
Todos se les va de las manos mientras se entretienen en bolserías.
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