En Corea del Norte lloran: “lágrimas de cocodrilo”

Los grandes medios de comunicación de propiedad privada del capitalismo han hecho su agosto con la muerte de Kim Jong Il. Han informado cosas que, así lo creo y de ser ciertas, prácticamente un porcentaje muy pequeño de la población mundial las conocía. Siendo sincero, en lo personal, ni idea tenía sobre esas cosas. En mi casi: desinterés por el estudio o investigación objetiva sobre la realidad norcoreana

Pienso que la realidad norcoreana no tiene nada que ver ni con el comunismo (como segunda fase) ni con el socialismo proletario o marxista (como primera fase de la sociedad comunista en la visión de Marx y Engels). Si estoy errado, sepan disculparme los lectores que no comparten esta opinión. No tengo absolutamente nada que reprocharle o criticarle al hijo menor de Kim Jong Il. Son los norcoreanos quienes tienen la primera potestad para hacerse un juicio sobre él y determinar si reúne o no las condiciones para dirigir una nación tan conflictiva como Corea del Norte creyendo que para nada importa el mundo capitalista que le rodea. Ya los grandes medios de la comunicación de propiedad privada se han encargado de alentarlo a que se someta a los intereses de occidente. Lo que sí es cierto, por lo menos así lo creo, es que ni el socialismo (como primera fase) ni el comunismo (como segunda fase) tienen que ver con sucesiones monárquico-políticas que vayan de padre a hijo, luego a nieto y después -seguramente- a biznieto. Toda regla tiene su excepción, es verdad, pero pensar que siempre la línea sanguínea directa del primer líder (Kim Il Sung en el caso de Corea del Norte) sea la más capaz para dirigir una nación por encima de todos los dirigentes de la vanguardia política revolucionaria, no me parece lo más ideal desde el punto de vista marxista. Pero, bueno, esas son cosas de los coreanos del norte.

Sin embargo, alguien pudiera decir que en Cuba se hace lo mismo y no es cierto. Raúl Castro es actualmente el Presidente de Cuba, porque se ha ganado ese derecho desde el fracaso militar pero triunfo político del Asalto al Cuartel Moncada en la década de los años cincuenta del siglo pasado, aunque sea hermano de Fidel. Luego participó en el desembarco del Granma, luchó en la Sierra Maestra y fue uno de los principales comandantes de la Revolución. Posteriormente, como debió ser, fue Ministro de la Defensa hasta que Fidel renunció, por enfermedad, al cargo de Presidente de Cuba. Pero, aquí viene lo grande de Fidel entre tantas cosas de sus múltiples virtudes: ningún hijo de Fidel ha ocupado un alto cargo en la administración política de la Revolución, ningún hijo de Fidel ha sido promocionado por el Estado cubano ni por el Partido Comunista de Cuba y, mucho menos, por Fidel para haberlo sucedido en el cargo de Presidente de Cuba. Pero, además y a diferencia de la Revolución en Corea del Norte y su dirigencia, la Revolución Cubana y, especialmente, Fidel ejercieron en demasía el internacionalismo proletario o revolucionario para impulsar las luchas revolucionarias en otros países buscando el triunfo del ideal socialista. Que se sepa, en los fundamentales textos de Giap, por lo menos, no aparece indicado que haya habido una destacada solidaridad revolucionaria del Estado norcoreano con los vietnamitas en la lucha de éstos contra los imperialistas –en general- y contra los franceses y estadounidenses –en particular-. A lo mejor sí la ejercieron pero no es tan conocida como no son tan desconocidas las cosas que han dicho los grandes medios de comunicación del capitalismo sobre las leyes, costumbres y hábitos de los norcoreanos establecidos por la dinastía de los Kim en nombre del socialismo.

Los grandes medios de comunicación capitalistas, sobre la muerte de Kim Jong Il, han destacado una grave situación de pobreza, de represión y el peligro de morir de hambre un cuarto de la población que vive en Corea del Norte en nombre del comunismo. En verdad, no tengo ni siquiera importantes conocimientos para refutarlos pero tampoco para creerles de buenas a primeras. El gran poeta venezolano y hombre de ideas comunistas, el extinto camarada Alí Lameda, sí se sabe, fue víctima de represión del régimen de Kim Il Sung durante larguísimos años. Sin embargo, no se puede juzgar todo un sistema político por el hecho de que se conozca un caso particular de represión. Por eso es mejor dejar en manos de camaradas que conozcan muy bien la realidad norcorena los análisis y conclusiones sobre las verdades políticas, económicas e ideológicas de esa nación o pueblo.

Los más poderosos medios de comunicación privados destacaron, de una forma extremadamente interesada en concientizar población sobre lo malo que es el comunismo, la masiva lloradera del pueblo norcoreano afectada por la muerte del líder. Han explicado, esos medios de comunicación, que en Corea del Norte es una obligación llorar públicamente al líder muerto porque si no lo hacen corren el inminente riesgo de ser declarados, los que no lo hagan, enemigos del comunismo, agentes del imperialismo y sufrir los rigores de la represión física y espiritual. Sin creerle a esos medios de comunicación enemigos del comunismo, me dediqué a prestarle la mayor atención posible para buscar algo que me hiciera comprender la verdad. Ciertamente, era un llanto masivo, mujeres y hombres de todas las edades dejaban caer sus lágrimas expresando su dolor por el líder muerto. Lo que no sé es si llorar al líder muerto es una obligación no de conciencia sino de imposición del Estado. Si me di cuenta que muchos niños, tal vez por su inocencia, hacían movimientos de llorar pero no les salían lágrimas. No sé tampoco si eso fue preparado en un laboratorio por los enemigos del comunismo y publicitarlo para hacer creer sus informaciones. Lo cierto es que los más poderosos medios de comunicación del capitalismo le pusieron nombre y apellido al llanto del pueblo norcoreano por la muerte de su líder Kim Jong Il: lágrimas de cocodrilo.

Sin compartir la forma de gobernar que han impuesto los Kim en Corea del Norte, ningún medio de comunicación privado o capitalista dijo absolutamente nada de que el imperialismo jamás logró hacer rendir al gobierno norcoreano; nunca pudo establecerle designios obligatorios de cumplir por el gobierno de Kim Jong Il; jamás evitó que el Estado norcoreano llevara adelante sus planes de armamento; nunca, en fin, hizo posible que el gobierno de Kim Jong Il convirtiera su país en un epígono del imperialismo. Y eso, queramos o no reconocerlo, es un grandioso mérito de Kim Jong Il. Pero, además, ningún medio de comunicación capitalista dice, tampoco, absolutamente nada que los norcoreanos, bajo la dirección de Kim Il Sung, le propinaron una derrota militar a Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Benelux, Colombia, Turquía y otras naciones integrantes de la ONU en la guerra desde junio de 1950 hasta julio de 1953. A Corea del Norte le apóyó sólo la China del camarada Mao Tse Tung.

Los grandes medios de comunicación de propiedad privada, está demostrado, aprovechan la muerte de sus adversarios para disparar morteros a diestra y siniestra con tal de dar en el blanco tratando de hacer ver que el comunismo es lo más siniestro y catastrófico que le pueda acontecer a la humanidad. Por eso, para ellos, hay que salvar al capitalismo de los duendes que quieren imponer el socialismo.



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Freddy Yépez


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