Generalmente, para que no haya malas interpretaciones, cuando se habla o se escribe de política sobre Estados Unidos, por lo menos en este tiempo, se refiere al Estado, al Gobierno o sus altos personeros o autoridades y no al pueblo estadounidense, aunque gran parte de éste sea cómplice en las atrocidades que comete su gobierno, a favor de poderosísimos monopolios económicos, en el mundo casi entero. Estados Unidos está en todo y todo lo quiere decidir. Estados Unidos es demasiado arrecho para que no lo entiendan correctamente sus adversarios. Está en todas partes al mismo tiempo como mira para todas partes al mismo tiempo y todo lo olfatea, lo escucha, lo tacta y siempre quiere degustar lo bueno, lo exquisito, lo sabroso, lo dulce y nunca lo malo. El bagazo para los demás. Estados Unidos es, simplemente, arrechísimo.
Tiene ojo mágico, se mete en todo menos cuando le conviene hacer la del avestruz, esconder la cabeza y que pase la tormenta rosándole la piel pero sin rasgársela con tal de que nadie diga: en ese hecho metió sus manos, aunque todo el mundo sepa que las tiene metidas. En los demás acontecimientos de este mundo, que son casi todos, las tiene metidas hasta donde se le embarra la cabeza, el tronco y las extremidades. El Diablo se mezcló con Júpiter, éste con Thor y así le robaron la potestad de adivinador a Apolo, y éste adolorido corrió donde Zeus y le dijo: “No te sigas autoengañando como falso Dios, porque en la Tierra hay una nación que según Bolívar parece destinada por la divina Providencia a plagar de miseria a América en nombre de la libertad y hasta la mismísima Roma se rendirá ante sus pies”. Todos los dioses temblaron y se pusieron de acuerdo para callar. Por eso el último acto que quiso ver, sin nada poder hacer, el Sol fue cuando los impostores españoles descuartizaron a Atahualpa en nombre de otro Dios que los indígenas nunca habían conocido. Para Estados Unidos, de tanto ser arrecho, no valen los tiempos ni la historia sino las ganancias económicas, no importan la cantidad de muertos que se lleve por delante.
Coño: Estados Unidos es bien arrecho. Si no la pone a la entrada la pone a la salida, con tal de ponerla y no importa si sea mal pero siempre a su favor. Trata siempre, por ser muy arrecho, en donde ponga el ojo poner la bala aunque el tiro le salga por la culata. Hasta hace poco fue blanco racista, pero la globalización también necesita de un negro racista y si es un tanto juguetón mejor. Con tal de que una catira o un catire le sirva de segundón. No, no, no, Estados Unidos es tremendamente arrecho.
Le encanta, disfruta, goza un bolón y parte de muchos otros bolones más con ver a sus adversarios muertos o encarcelados que vivos en libertad. Tortura presos y escupe cadáveres y luego publica las fotos y los videos. Hay que ser muy arrecho para acometer esas tropelías y hablar como Celestina al mundo de moral.
Le gusta y exige al mundo que deporten a su geografía a los narcotraficantes de drogas, a los terroristas, a los criminales de guerra, a los corruptos, a los violadores de derechos humanos, a los revolucionarios alzados en armas, a los gobernantes que hablan mal de los imperialistas pero en este planeta nadie es más traficante de drogas, nadie es más terrorista, nadie es más criminal de guerra, nadie es más corrupto, nadie es más violador de derechos humanos, nadie es más contrarrevolucionario, nadie es más gobernante hablando mal de los gobernantes no imperialistas que Estados Unidos. Que arrecho, en verdad, es Estados Unidos.
Mata con saña y asesina sin seña. Lanza bombas cometiendo genocidios y escuda a los asesinos premiándolos como héroes de la libertad. Calla las verdades y grita las mentiras hasta quedarse sin gañote. Arrecho, arrechísimo es Estados Unidos. Es peor que el Infierno solicitando almas para calcinarlas en azufre y amoníaco a temperaturas de fuego más altas que las del sol.
Hace poco en Nueva Zelanda fue capturado Kim Schmitz y juzgado por ser el fundador de un portal de descargas denominado Megaupload. Seguramente allí descargaba documentos que comprometen o comprueban la participación de Estados Unidos en hechos horrendos a todo lo largo y ancho del planeta. Pues, a las autoridades de Estados Unidos se les ocurrió la brillante idea de solicitar su extradición bajo la acusación de piratería informática como si Estados Unidos no fuese el gran y máximo rey de la piratería no sólo de la informática sino de todas las formas de la comunicación social en este mundo. No jodá: demasiado arrechísimo es Estados Unidos. En Texas, que lo digan las propias autoridades de Estados Unidos, queda el centro de espionaje de recolección de llamadas telefónicas más grande, completo y efectivo del planeta. Y si se trata del espionaje desde las aguas o desde los aires, actualmente, no hay quien le gane en piratería a los Estados Unidos. Extremadamente arrecho es Estados Unidos.
No nos extrañe que de pronto el gobierno de Estados Unidos solicite en extradición la barba de Fidel luego que se marche del mundo de los vivientes o la verruga de Chávez pero ni por el carajo el cáncer para que ésta enfermedad deje tranquilo al camarada. Tal vez, también pida en extradición los 40 millones de dólares que ganó el presidente Correa en un juicio a un diario de la mentira o a alguna de las bufandas que usa el Presidente Evo para contrarrestar el frío de La Paz. Quizás a algún juez de Estados Unidos se le ocurra la gracia de pedir en extradición el bigote del expresidente Lula o la biopsia que se le hizo a la camarada Cristina en Buenos Aires. O quién sabe si igualmente pedirán la extradición de los cadáveres de los camaradas Raúl Reyes, Mono Jojoy, Iván Ríos, Alfonso Cano, la cola del primer cigarrillo que se fumó el camarada Manuel Marulanda en su vida de guerrillero como también la Biblia que utilizó el camarada Manuel Pérez a su llegada a tierra colombiana o la primera sotana que utilizó el sacerdote revolucionario Camilo Torres Restrepo. Podría ser que el máximo tribunal de Estados Unidos llegue a exigir la extradición de algún hueso del cadáver del Libertador Bolívar para comprobar que el camarada Chávez no lo haya cambiado por uno de Maisanta. ¡Ah!, y por qué no el sombrero que usó Sandino en su lucha contra las tropas estadounidenses en Nicaragua y un poco de agua salada del mar imaginario de Bolivia. Estados Unidos, definitivamente, es lo más arrecho que existe en este planeta. Por lo tanto, todo el resto del mundo estamos en la obligación de rendirle pleitesía y punto. Chito, quien se oponga. No hagamos que Estados Unidos se arreche más de lo que hasta ahora se ha arrechado, porque solicitando en extradición los zapatos de Manacho dejará descalzos a pueblos enteros.