Como expresamos en una nota anterior, el contenido político de la contienda electoral francesa para elegir nuevo presidente dio un giro impresionante luego de la grandiosa concentración del Frente de Izquierda en la histórica Plaza de la Bastilla, Paris. Su líder, Jean-Luc Melenchon, luego de su impactante discurso en este evento, pasó a ser el tercer candidato de la contienda detras del derechista Sarkozy y el socialista neoliberal Hollande, desplazando a la candidata neofascista Marie Le Pen.
El discurso reciente de Melenchon en la ciudad de Limoges expresó, con mayor claridad y firmeza, las propuestas fundamentales del programa del Frente de Izquierda. Melenchon llamó a los franceses a recordar que Francia es la segunda economía de Europa, razón por la cual, dice, podemos hacer que nuestra voz se escuche en todos los confines del mundo y colocar nuestra creencia en el amor y el humanismo por encima de la religión neoliberal. El programa plantea restaurar las generosas pensiones para las personas de la tercera edad (por encima de 60 años de edad), aumentar en un 20% el salario mínimo, impulsar la escolaridad obligatoria desde los 3 hasta los 18 años, gravar con impuestos al 100% sobre los ingresos entre 360.000 y 297.000 Eu, asi como intervenir por la vía legal la banca de ahorro, la banca de inversión y la Banca Central Europea.
El programa político de Melenchon y del Frente de Izquierda en Francia se alinea con la propuesta fundamental del chavismo y de los gobiernos populares progresistas suramericanos de Ecuador, Bolivia, Brasil y Argentina para combatir la crisis económica, recurriendo no a la austeridad fiscal neoliberal para preservar el equilibrio macroeconómico, sino al aumento del consumo y la demanda para estimular el aparato productivo de la sociedad.
La propuesta altermundista del Frente de Izquierdas se plantea a si misma como el resurgir de una Nueva Revolución Francesa, la cual se levantaría contra los valores burgueses anglosajones impuestos al mundo luego de 1980 por Maggie Thatcher y su partner Robert Reagan, particularmente los de “economía financiera” y “libre mercado”, imponiendo los valores franceses de “amor y humanismo” sobre los de especulación, austeridad y obsesión con el lucro y la ganancia. De la misma manera, Melenchon llama a una rebelión cultural global contra “el ocupante de nuestras mentes”, la ideología del libre mercado que es difundida mundial y diariamente a través de todos los medios de prensa y televisión de la derecha internacional.
Como era de esperarse, la derecha francesa a través de sus medios de desinformación (que son casi todos) ha comenzado a llamara a Melenchon “le petit Chavéz”, a lo cual éste ha respondido que llamar pequeño dictador a un presidente como Hugo Chávez, que ha ganado democráticamente 12 de las 13 elecciones celebradas en Venezuela desde 1998 y que hoy día sigue conservando un 70% de popularidad, es un exabrupto que solo puede existir en las mentes obcecadas de los sacerdotes de la religión neoliberal.
El ascenso del Frente de Izquierdas y de la popularidad de Melenchon, al tercer lugar de la contienda política en Francia, no es un fenómeno electoral coyuntural. Así gane o no gane las elecciones presidenciales, el discurso de Melenchon tendrá una gran influencia sobre la marcha de los movimientos anticapitalistas de Europa y Estados Unidos. Estos movimientos fueron descerebrados y desideologizados por la derecha, incluido el llamado socialismo neoliberal social demócrata, el cual permea también el pensamiento la derecha venezolana, su gris candidato Capriles Radosnky y la ya maloliente cadaverina de sus apoyos internacionales: Uribe Vélez, Aznar y Vargas Llosa, en particular.
El ascenso de la candidatura de Melenchon se debe en buena parte a la estrategia política popular del Frente de Izquierdas, que ha desarrollado un política educativa y cultural que apoya el desarrollo de la vida cotidiana de las comundades, fundamento de la acción política, a través de centros culturales que funcionan, sobre todo, en las mairies o alcaldías controladas por alcaldes socialistas, comunistas o progresistas, siguiendo el pensamiento del filósofo marxista Henry Lefebvre.
Lo anterior nos revela con toda claridad que lo que la derecha, tanto venezolana como internacional, llama despectivamente “el chavismo”, es por el contrario un movimiento social y político que se inició con la revolución bolivariana bajo el liderazgo de nuestro comandante Presidente Hugo Chávez. El chavismo ha devenido en una ideología y una práctica altermundista opuesta a la religión y el dogma neoliberal, y constituye una esperanza concreta para los pueblos del mundo, europeos incluidos, oprimidos por la dictadura de la banca y los financistas especuladores de toda laya que intentan controlar el destino de la humanidad. Los que no crean que esto es cierto, pregunten a los indignados de Francia, de Italia, de Portugal, de Grecia, a los camaradas de Rusia, Iran y Siria que se enfrentan al imperialismo de la OTAN y los Estados Unidos y a los hermanos del movimiento Occupy que combaten valientemente contra la opresion y la corrupcion capitalista en las calles de las ciudades norteamericanas
Nuestro Presidente Comandante Hugo Chávez puede sentirse orgulloso de haber puesto en marcha y desarrollado la teoría y la práctica de un movimiento revolucionario que ya desbordó los límites físicos de la Patria Venezolana. ¡Vivir para Vencer!