A comienzos del mes de marzo de 2012, Patrice Gourdin publicó un extenso artículo titulado “Al Qaida au Sahara et au Sahel. Contribution á la compréhension d’une menace complexe“ (www.diploweb.com/Al-Qaida-au-Sahara-et-au-Sahel.html), a través del cual analiza el proceso geopolítico que se viene desarrollando en la región africana del Sahara-Sahel, rica en hidrocarburos, hierro y uranio, donde opera el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), integrado a la red Al Qaeda bajo la denominación de Al Qaeda en los Países del Maghreb Islámico (AQMI).
De uno de los países de la región del Sahara-Sahel han llegado noticias recientemente. Se trata de Mauritania, país ubicado en el noroccidente de África, con una extensión territorial de 1.040.900 km², una población aproximada de 3,3 millones de habitantes, un Producto Interno Bruto de 7 mil millones de dólares y un Indice de Desarrollo Humano de 0,520.
Las noticias tienen que ver, por un lado, con la serie de manifestaciones que en la ciudad de Nuakchot, capital de Mauritania, se han venido desarrollando para exigir la renuncia del presidente Mohamed Uld Abdel Aziz, en el poder desde agosto del año 2008. Dichas manifestaciones han sido organizadas por la opositora Coordinación de la Oposición Democrática (COD), de la que forman parte la Agrupación de Fuerzas Democráticas (RFD) y los islamistas del partido Tewassoul. Por otro lado, la situación de inseguridad alimentaria interna (falta de alimentos) que se ha venido agudizando a raíz de la intensificación de las condiciones de sequía y el incremento de los refugiados que han llegado a Mauritania procedentes de la conflictuadas regiones al norte del vecino Mali, donde se está desarrollando la rebelión de los tuaregs.
Lo anterior hace suponer que en los días y semanas por venir más noticias provenientes de la República Islámica de Mauritania se darán a conocer, seguramente asociadas a las intensas rivalidades de poder que se libran en sus territorios, tomando en cuenta su condición de país que participa de los esquemas de seguridad promovidos por Estados Unidos y la OTAN (la Iniciativa Pan-Saheliana y la Iniciativa Antiterrorista Transsahariana), la creciente influencia interna de los islamistas salafistas, la situación de conflicto en Mali y las condiciones climáticas adversas que están impactando grandemente en la actividad agrícola y en la producción de alimentos. Una pieza más de esa compleja dinámica geopolítica que día tras días sacude al continente africano.
