Ese día después de un juicio amañado y con aplicación estricta del
orden legal amañado impuesto por una minoría ladrona, que se auto calificaba de
democracia, cuando en realidad es la más burda y grotesca dictadura de clase
jamás existente, se condenó a varios trabajadores a morir ahorcados y a otros a
15 años de prisión, por el simple delito de exigir su sagrado derecho a tener
una vida más digna y mejores beneficios laborales.
Los nombres de estos héroes del mundo deben retumbar y estar presentes donde esté
un trabajador, un obrero, un campesino. Los herederos macabros de quienes
propulsaron esos crímenes, son los banqueros, empresarios, gobiernos en USA y
gran parte del mundo hoy, comandados por unos barbaros mucho más sanguinarios: “el sionismo genocida”. Un clan de
criminales, dueños de monopolios económicos, empresas militares, petroleras,
farmacéuticas. Y que usan el narco tráfico y la prostitución como instrumento
de comercio y de dominación.
En el presente, una crisis auto inducida por ese mismo clan mafioso
capitalista, para forzar una mayor concentración de capital y poder en menos
manos, ha generado un lucha global por
parte del sector laboral, que si es bien enfocada y dirigida, puede dar al
traste con esa dictadura sanguinaria. Este es el momento en el cual hay que insistir y en afirmar a esos
sectores laborales explotados que ahora la lucha debe ir más allá de la simple
reivindicación laboral, para convertirla en una lucha por el poder económico,
político y social que de al traste con la dictadura capitalista, e imponer un
gobierno obrerista y colectivo, donde los medios de producción estén en manos
del sector popular y sus beneficios sean de carácter colectivo.
Así como en
aquella época, el capitalismo enseñó sus maquiavélicos colmillos. Hoy sigue exponiéndolos como amenazas. Es así que
se invaden países para robarse sus riquezas; se masacran pueblos enteros para
acabar la resistencia a la dictadura burguesa - capitalista, se destruye a la naturaleza que garantiza al vida de esos
pueblos, para convertir su destrucción en comercio y riquezas para esos
monstruos avaros.
Es necesario que la clase obrera y campesina, esté alerta ante la peor herramienta que
usa el capitalismo para imponer su dictadura, además de la represión y crimen.
Esa arma capitalista es “la corrupción”. Mediante su inducción, se quiebran los
movimientos de lucha, se generan liderazgos
traidores que acaban aliándose con el capitalismo y postrando a los pueblos
nuevamente ante el poder criminal del capitalismo.
Por
medio de la desviación corrupta de los intereses
de las luchas obrero – campesinos; es que muchos experimentos que llegaron a
ser muy importantes en la historia de las luchas populares. pasaron a ser
capitalismos de estado, donde una minoría asumió el poder y los beneficios de
las batallas originarias de las masas. El ejemplo de la extinta URSS, está
latente. Así como el de la extinta
Yugoeslavia, un ejemplo de éxito organizativo de comunión de nacionalidades,
que feneció cuando el factor de unidad (Josip Broz Tito) murió. Con esto quiero
destacar, que la clase obrera y campesina debe ser lo suficientemente inteligente
para organizar su dirección de lucha y de administración del triunfo de forma
colectiva, evitando el heroísmo individual y la uní dirección del proceso. Esto
no quiere decir que no exista reconocimiento de quienes destaquen por capacidad
en la lucha. Lo que se trata es de hacer que sean las asambleas generales las
que marquen la dirección y decisiones de los procesos y sus acciones.
La
clase obrera – campesina, no debe estar
delegando en una sola persona todas las decisiones que impliquen la marcha de
sus luchas hacia la toma del poder. Lo mismo que los lideres honestos, no
pueden ni deben permitirse esa potestad. Los cuadros más claros de la
organización obrero - campesino, estamos obligados a hacer lo posible e
imposible, por que el nivel de conciencia y las implicaciones participativas de
masa hagan que el poder popular tome riendas en el proceso de lucha y
consolidación de las victorias populares. Es decir: el carácter colectivo del poder obrero debe ser primero.
El estado, administrado por las clases obrero - campesinos, debe estar al servicio de las
mayorías y diluir su acción y beneficio en esa dirección. Ya no seria un
árbitro de las luchas de clases, debido a que la burguesía y el capitalista
avaro y egoísta no existirán. Solo será un ente jurídico que garantice el
acceso de todos a los beneficios
económicos, políticos y sociales que de la acción del gobierno popular deriven.
En este estado, la profesión no marca la importancia social del individuo. Tan
importante seria el medico, el albañil, el científico, el militar, como el
obrero, el trabajador del campo, el que barre las calles o el que recolecta los desechos. Todos seremos
personas útiles a la sociedad en que habitamos, sin distingo alguno. No es
utopía, es realizable y hacia allá debe ir la acción revolucionaria.
(*) Abogado Bolivariano
javierdelvallemonagas@gmail.com
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