En Estados Unidos y en China, como naciones desarrolladas del capitalismo, encontramos las leyes más demoníacas del Derecho que legaliza la desigualdad para que no reine la justicia que sí garantiza la igualdad de oportunidades a todos los seres humanos si distingos.
Hace poco en un hospital en China un médico saturó un dedo a un paciente, pero luego que éste le dijo que no tenía como pagarle, el galeno le retiró los puntos abriéndole nuevamente la herida y dejando abierta la posibilidad que adquiriera –el enfermo- una infección que podía llevarlo a una gangrena. Todo eso en nombre del socialismo y del humanismo chino.
Famosa fue la canción del Gran Combo de Puerto Rico “La eliminación de los feos”, por donde desfilaron -sin posibilidad alguna de salvación o de obtener indulto- muchas figuras artísticas consideradas terriblemente feas físicamente, lo que fue aprovechado por Caraecrimen, en complicidad con un pájaro Piolín, un Chivo, un gallo piroco y un gato, para que rasparan, como si se tratara de un radiador, al príncipe conocido por la féminas como Felipe el Hermoso. Si en la canción del Gran Combo todo fue una letra y música de humor que hizo reír a millones de personas amantes de la salsa, ahora en China hacen llorar con la eliminación objetiva de feos y feas físicamente.
Una china, que ni siquiera la prensa en Venezuela quiso reconocerla por su nombre propio, fue acusada ante un tribunal por el esposo alegando haber sido engañado debido a que la mujer nunca le dijo que era monstruosamente fea físicamente, por lo cual cayó en la trampa y se casó con ella. Parece un cuento chino pero al ver el rostro de la china cualquier ser humano pegaría un carrerón sin descanso hasta perderse en el infinito del espacio del susto. Lo extraño, lo insólito es que el esposo asustado y asombrado sólo se percató de la fealdad de la mujer cuando nacido el hijo no le encontró parecido con ninguno de lo dos. El niño, al parecer, es mucho más feo que la madre. ¡Santo Dios!.
Lo que nadie explica y, tal vez, el tribunal chino no lo tomó en consideración es el alegato del esposo para haberse casado con la china, destacada como una de las mujeres más horribles de fea físicamente en el planeta. Está bien que una talibán o islámica que jamás se destapan la cara engañe a un hombre, porque sólo puede verle su rostro físico o su cara –más concretamente- al establecer una relación de pareja, pero que ese chino, sin ser ciego, no se haya dado cuenta de la fealdad de la mujer con la que se iba a casar parece, ciertamente, obra de un cuento simplemente imaginario. Cien mil (100.000) dólares de inversión en cirugías plásticas no llegaron a modificarle en nada su cara horrorosamente fea. Tan fea que la literatura no ha logrado crear un método antiestético para describirla. En China, quizás y a pesar del mucho marxismo que han leído algunos dirigentes comunistas, pareciera que todavía no se han convencido que el hombre y la mujer provienen del mono o del antropomorfo. La china en cuestión es el retrato hablado más exacto de esa verdad hartamente comprobada en la historia. Que no haya nacido en el Africa, es otra cosa, porque en ese continente existen muchas especies de monos donde los científicos hubieran podido levantar el informe final para que sirviera de guía al tribunal chino antes de tomar la sentencia que obliga a la fea a pagar ciento veinte mil (120.000) dólares al esposo demandante, cuyo nombre es Jiat Feng. La mujer sigue siendo víctima no sólo de la explotación y opresión del régimen capitalista y del hombre sino, también, de los tribunales de la injusticia a nombre de la justicia en el campo de la estética.
La maldición de Malinche, parece, también cayó sobre los feos y las feas. Por eso, la mejor de todas las recomendaciones, es que nadie debe perder su tiempo en estar mirándose en espejos para determinar su belleza o su fealdad física. El espíritu, es lo más importante. Por suerte en América Latina, a nombre del socialismo, jamás se ha dado un caso como el de China,