Los expresidentes y excancilleres colombianos conforman una suerte de comisión asesora de la Presidencia de la República, que se reúne
periódicamente para tratar temas de Estado, y son muy activos tanto en la arena política interna como en la externa. Por cierto, cuando alguno de
ellos viene a Venezuela, por lo regular emite opiniones en nuestro país que muchas veces pudieran ser tildadas de injerencistas, insolentes y
arrogantes.
La última perla que en ese sentido fue difundida por diferentes medios de comunicación venezolanos, tiene que ver con las declaraciones emitidas
por el expresidente colombiano Andrés Pastrana, durante su reciente visita a Venezuela, quien, al referirse al evento ocurrido en territorio
colombiano, en un lugar próximo a la frontera con Venezuela, y en el que murieron varios militares del hermano país, dijo: “En Colombia hemos
venido haciendo un esfuerzo importante en combatir a las FARC, el ELN y grupos al margen de la ley. Por eso pongo el símil, cuando uno fumiga en
su casa porque está llena de ratas, pero el vecino no las fumiga, allá van a terminar". Es decir, como decía uno de los titulares: “Las ratas se
vienen a Venezuela”.
Para apoyar sus declaraciones Andrés Pastrana citó unas cifras publicadas por la Fundación Arcoiris, según las cuales, en territorio colombiano, a
lo largo de la frontera con Venezuela, hay 400 miembros de las FARC, 300 del ELN, y entre bandas de narcotraficantes y otros grupos, más de 1.100
paramilitares. La verdad es que, si uno contextualiza esas cifras en la totalidad del fenómeno referido, tomando como fuente a la propia Fundación
Arcoriris, se podría concluir que, en el territorio colombiano próximo a la frontera con Venezuela, ese es un mal menor. Y es que sólo basta ver
las cifras relacionadas con las FARC: en el territorio colombiano las FARC cuentan con 9.000 hombres en armas y otros 9.000 que cumplen labores de
apoyo logístico y de inteligencia en campos, pueblos y ciudades. Pero es que eso no se queda nada más ahí.
Los expresidentes y excancilleres de Colombia deben saber muy bien que las condiciones socioeconómicas de su país son el principal caldo de cultivo
para la reproducción del fenómeno de la violencia interna. Según cifras del propio Ministro del Trabajo de Colombia, Rafael Pardo, en su país la
población económicamente activa (PEA) es de unos 22 millones de habitantes, de los cuales 14 millones se desempeñan en la economía
informal, y de estos últimos, 8 millones perciben menos del salario mínimo colombiano. Por otra parte, la organización no gubernamental británica Oxfam (www.oxfam.org), recientemente publicó un informe, según el cual, “Colombia es uno de los países del mundo con más desigualdad en el acceso a la tierra… hay pocos países del mundo que sean más desiguales que Colombia… esto lleva a situaciones enormes de pobreza rural, contribuye al conflicto y limita el
desarrollo que se pueda llevar a cabo en el país”.
Por lo tanto, los expresidentes y excancilleres de Colombia también deberían ser “nuevos
mejores amigos de Venezuela”.
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