¿Quién sigue?

La legión planetaria megaempresarial ataca Latinoamérica. Cayó Paraguay

Incluso la derecha política se aterra ante lo acaecido en Asunción. Los ‘halcones’ de EEUU ya no la necesitan. Es el turno del megaempresariado.

AL INICIAR ESTAS líneas las redes sociales están remecidas por una noticia que provoca el más profundo y airado rechazo; el Congreso paraguayo ejecutó un “golpe de estado constitucional” contra la administración del presidente Fernando Lugo. Para variar, el conflicto se produjo porque un gobierno democrático intentaba poner orden en la propiedad agrícola de ese hermoso país, cuyo 78% se encuentra en manos de tan sólo el 2% de la población.

Esa es, claro está, sólo una arista del eterno problema que vivimos los pueblos latinoamericanos, ya que durante doscientos años de vida independiente hemos sido incapaces de defender nuestros recursos naturales cuando capitales provenientes del primer mundo ponen sus ojos sobre ellos. Milla a milla, hectárea a hectárea, el  inversionista foráneo –siempre a bajo precio y nulo impuesto-  se agenció terrenos, glaciares, ríos y minerales con el visto bueno de algunos gobiernos de turnos; algunos, sí, pero con el apoyo y beneplácito absoluto de la totalidad de una clase social: la alta.

Para ese mismo estamento de la sociedad, la democracia resulta ser sólo un juego y la institucionalidad no es sino una variante del terrorismo económico que, según los seudo aristócratas, conforman modernidad y civilización cristianas, extorsionando al Cristo histórico mediante la instalación de boliches y tendederos bautizados con nombres tan exóticos como ‘escuelas’, ‘institutos’, ‘universidades’ e ‘iglesias’, como forma necesaria y condicionada para entregar aportes económicos a la casa matriz sita en Roma.  De esa forma, la figura y enseñanzas de un carpintero que vivió en Galilea hace dos mil años, y cuya palabra siempre se dirigió a defender y ayudar a los pobres, este estamento social económicamente privilegiado  –enemigo ad eternum de la democracia real- las desfiguró en beneficio exclusivo de los poderosos mandantes, de aquellos que el hijo de José y María aseguraba que no entrarían fácilmente al reino de los cielos.

Esa clase social, dueña de los medios de producción, insiste que en materias económicas y laborales un buen gobierno es aquel que facilita legalmente el despido de trabajadores  para “proteger el empleo”. ¡Paradojal, por decir lo menos!  Y con ese eslogan administra gobierno, sociedad y nación para privilegiar sus intereses particulares, los que intenta mezclar y confundir con los de la patria, aunque a estos últimos les mira de forma desdeñosa  y sin preocuparse por su  protección ni desarrollo. En Paraguay se ratificó recién tal aserto. Los agrogarcas, latifundistas dedicados a cultivar soja y bendecir transgénicos por doquier, dieron la orden a sus lacayos políticos sitos en el Congreso asunceño de derribar ‘constitucionalmente’ el gobierno del presidente Fernando Lugo, antes que este iniciara una investigación respecto de las propiedades agrícolas, cuya dudosa legalidad bien pudo ser el desencadenante del sangriento enfrentamiento entre civiles y policías en la localidad de Curuguaty.

A este respecto, el conocido politólogo y sociólogo argentino, Atilio Borón, en su blog escribió lo siguiente: “Hace unos minutos se acaba de consumar la farsa: el presidente del Paraguay Fernando Lugo fue destituido de su cargo en un juicio sumarísimo en donde el Senado más corrupto de las Américas -¡y eso es mucho decir!- lo halló culpable de "mal desempeño" de sus funciones debido a las muertes ocurridas en el desalojo de una finca en Curuguaty. Es difícil saber lo que puede ocurrir de aquí en más. Lo cierto es que, como lo dice el artículo de Idilio Méndez que acompaña esta nota, la matanza de Curuguaty fue una trampa montada por una derecha que desde que Lugo asumiera el poder estaba esperando el momento propicio para acabar con un régimen que pese a no haber afectado a sus intereses abría un espacio para la protesta social y la organización popular incompatible con su dominación de clase.”

Muchos piensan –y la cruda realidad les da la razón- que la política intrusiva y expansionista que EEUU manifiesta hacia Latinoamérica ha experimentado una súbita ampliación en el abanico de los golpes de estado, pues ya tenemos Golpes violentos (armados, sangrientos) y Golpes ‘constitucionales’ (cínicos, con procesos más que cuestionables, ilegales), en un arco de posibilidades sediciosas que constituye la máxima alegría de los estamentos empresariales adictos al robo, la estafa y la expoliación.

Quien ahiora se encuentra francamente asustada y temblorosa es, ni más ni menos, que la Derecha Política, pues ve con ojos de derrotada cómo el, poder imperial está dispuesto a zafarse de ella en beneficio de su nuevo protegido/aliado/patrón: el poder megaempresarial de las transnacionales que “no para mientes” cuando de derrocar, golpear y asesinar se trata, siempre que sea en exclusivo beneficio “del capital y la libre(¿?) empresa”.

Desde el año 1991 a la fecha, según publica la página electrónica “El Dínamo”, en América latina ha habido diecisiete (17) golpes de estado, tanto violentos como “blandos”, que afectaron no sólo a ‘izquierdistas’, como bien puede apreciarse en una lista que se inicia el 30 de septiembre de 1991, en Haití, con el derrocamiento de Jean Bertrand Aristide, y concluye (temporalmente) con la “destitución constitucional” del presidente del Paraguay, Fernando Lugo.

Se sospecha que estas nuevas ‘planificaciones’ norteamericanas están siendo analizadas con algo de temor concreto  por muchas tiendas políticas derechistas, puesto que cada día se observa cómo y cuánto prospera la intrusión indebida del mundillo empresarial transnacional en las decisiones de gobiernos y estados. Ya lo había anticipado el doctor Salvador Allende en uno de sus más preclaros discursos, el que ofreció al mundo desde la trinchera de la ONU en 1972, puntualizando sin posibilidad de error que las empresas transnacionales serían muy pronto el  principal enemigo de las naciones libres.

http://www.youtube.com/watch?v=W9fU6ECZo3M

Hombre brillante y asertivo Salvador Allende. Seguramente la derecha latinoamericana –bajo la batuta de los anticastristas que percolan odio en Miami- se mofó de este discurso, pero hoy vuelve a escucharlo con aires de arrepentimiento tardío, pues pareciera que en el ‘imperio’ se ha enquistado una decisión proveniente del grupo de los ’halcones’, cual es echar a un lado –por inútiles- a todas las tiendas políticas derechistas, y trocarlas por bandas megaempresariales que son quienes mejor aseguran a EEUU una fluida entrega de recursos naturales a bajo costo, incluyendo por cierto el nuevo ‘bien’ que será de primerísima necesidad planetaria antes de terminar esta década: el agua dulce.

No se crea que lo escrito corresponde a un desvarío de este servidor, pues si alguien duda y dice: “¿la derecha será dejada de lado por Washington?, este tipo está re loco”, me obliga a solicitarle que recuerde el caso del presidente hondureño Manuel Zelaya, un hombre de derecha sacado casi a balazos del palacio de gobierno por representantes del empresariado voraz que contaban –abierta e indisimuladamente- con la simpatía y apoyo de la Casa Blanca. 

La Derecha política, en nuestro caso RN, UDI y PDC, son quienes con mayor urgencia  ponen hoy sus barbas en remojo por este delicado asunto del golpe de estado en Paraguay, ya que  es un hecho cierto que la nueva ‘legión expoliadora imperial’ (léase “empresariado transnacional’) ha reiniciado sus ataques frontales contra los gobiernos latinoamericanos, independiente del corte ideológico que ellos puedan exhibir, pues al existir ya camino pavimentado en lo legislativo por derechistas y mayordomos socialdemócratas en favor irrestricto de la  la inversión foránea, esta considera que ha llegado el momento del asalto final. Además, si hubiese problemas con los ‘indiciecitos’ locales, las bases yanquis ubicadas en lugares disímiles como Roraima (Brasil), Pantanal (Bolivia/Brasil), Frontera (Paraguay), Antioquia (Colombia) y Concón (Chile), deberán cumplir su misión sanguinaria y fascista.

Es por ello que algunos políticos derechistas saltaron tímidamente a la palestra condenando el golpe en Asunción, como es el caso de Hernán Larraín, senador UDI, quien en su cuenta de Twitter escribió: “con los antecedentes conocidos, la salida del Presidente Lugo tiene mal olor. Sin posibilidad de defensa ni debido proceso, se debilita la democracia”.  Opinión que fue refrendada por el parlamentario pro neoliberalismo Jorge Tarud (PPD), quien solicitó a La Moneda “congelar las relaciones diplomáticas con Paraguay y llamar en forma inmediata al embajador en Asunción para que regrese a Chile e informe lo sucedido”, puntualizando además que nuestro país debería sumarse a lo que decida la OEA y UNASUR. ¡Vaya, vaya…qué cambio de actitud en un parlamentario que nunca vio con buenos ojos a UNASUR!! El miedo es cosa viva y logra que algunos borren con el codo lo escrito a mano alzada.

¿Y en qué radicaría el posible temor ‘derechista y socialdemócrata’ chileno respecto de estos eventos? Nadie puede poner en duda que es negativa la opinión mayoritaria del electorado relativo a la conducción gubernamental que el señor Sebastián Piñera –aconsejado por adláteres tanto o más inexpertos que él- ha realizado hasta el momento; así como ya no constituye misterio escuchar en bambalinas el quejumbroso lloriqueo de grandes empresarios que dicen sentirse “decepcionados” por una administración que les prometió “el oro y el moro” pero,  en cambio, ha realizado más demagogias que aciertos…lo mismo sollozan sediciosos y asesinos en Punta Peuco. “Si Ricardo Lagos estuviera en La Moneda, en nuestro sector no habría temores ni dudas”, me dijo muy suelto de cuerpo un empresario del retail hace algunos días. A confesión de parte… El ‘faraón’ Lagos Escobar es uno de los políticos que cuenta con  mayor favoritismo y aplausos en Washington y en el Pentágono; un ‘renovado’ socialista que caminó tanto hacia el centro que se pasó de la raya y hoy es más pro neoliberal que el propio Joaquín Lavín, por lo tanto se encuentra con mayores posibilidades de ser mantenido vigente en el listado de “yanaconas útiles” que poseen las bandas empresariales.

Los dados –cargados o ‘limpios’- ya están tirados. Es el “alea iacta est” (“la suerte está echada”) de Julio César al pasar el Rubicón. Los predadores que ocupan las gradas del coliseo y foro estadounidenses decidieron poner en prácticas todas las formas de sedición y golpismo, a objeto, claro está, de atrapar firmemente entre sus garras estos territorios que son –a no dudar- la gran reserva natural y económica de la humanidad.

Ante tamaño desafío, el sionismo megaempresarial ya determinó que la actual derecha latinoamericana se ha convertido en estorbo. Por ello lo de Honduras y lo de Paraguay…por ello, también, los ojos del ‘halcón’ norteamericano miran con avidez Venezuela, Argentina y Brasil.

A Chile, querámoslo o no, como también a Colombia, ya lo atrapó y lo mantiene en su nido, indefenso y listo para ser devorado a placer, derecha incluida.

  arturoalejandro90@gmail.com



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Arturo Alejandro Muñoz


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