Se sabe que el falangista Carromero era el vocero en las calles de Hernani, Zumárraga y Rentería de candidatos como Iturgaiz o Mayor Oreja, reconocidos falangistas enemigos acérrimos del derecho a la autodeterminación del pueblo vasco. Y, precisamente, fue a Cuba para abanderarse de la causa que se opone al gobierno revolucionario y a las ideas del socialismo, pensando que el Estado Cubano no sería capaz de descubrirle sus andanzas. Carromero se hacía acompañar con otro político de extrema derecha Jens Aron Modig, dirigente del Partido Demócrata Cristiano Sueco y acérrimo enemigo de la Revolución Cubana. Por suerte, ambos quedaron con vida y ahora toda la verdad se descubre de su injerencia en los asuntos internos de Cuba y que costó, injustamente, la vida a dos cubanos disidentes, lo cual no hace alegrar para nada a las autoridades del Gobierno cubano y, mucho menos, a sus familiares.
El señor Carromero es, nada más y nada menos, que el Presidente de Nuevas Generaciones del PP del distrito de Salamanca en Madrid, pero sueña con serlo de toda la capital de España. Carromero cree que metiendo su cuchara o sus manos en el congrí (frijoles colorados y arroz blanco) o en moros (frijoles negros) y cristianos (arroz blanco) cubanos se obtiene puntos para escalar en la dirigencia del PP. Lo que no previó el intruso y abusador Carromero es que su imprudencia “clandestina” le iba a perjudicar el festejo y pasar de condimentos los alimentos hasta el punto de hacerlos incomibles.
Carromero creyó que en Cuba podía hacer y deshacer como Angel por su casa en Salamanca. En Cuba no hay los entuertos que en España son necesarios enderezar. Claro, Carromero sí pensó que su visita a Cuba podía considerarla el PP español como “un combatir a los villanos para liberar a los cautivos”. Lo que tal vez, de manera consciente y consiente, el falangista Carromero no quiere aceptar es que es un prisionero de sus propios actos contrarrevolucionarios fuera y dentro de la “Madre” patria. Bueno, si el señor Carromero irrespetó y combatió el derecho a la autodeterminación del pueblo vasco ¿por qué ha de respetar el de Cuba? El internacionalismo contrarrevolucionario se fundamenta en las normas más cínicas –en favor de pocos- que conozca la historia del género humano mientras que el revolucionario en los principios más humanitarios que hermanan –en favor de muchos- a los hombres y mujeres de este mundo.
Lo cierto es que el señor Carromero no es ahora sólo villano sino, igualmente, cautivo; tiene deuda por satisfacer, viudas que socorrer, agravio por corregir y sinrazón que emendar, le diría Sancho gobernando una ínsula de mentira que en el caso de Cuba es real o verdadera. Carromero se montó en un Hyundai azul y éste chocó contra un árbol en la vía a Bayamo. A él casi nada le aconteció a pesar que lo manejó, pero cuando miró hacia la parte trasera del vehículo chocado, se alarmó, se asustó al mirar a dos cuerpos sin movimientos activos. Eran de los dos disidentes cubanos y reconocidos por la sociedad cubana y por millones de personas en este planeta como enemigos acérrimos del socialismo y del gobierno de Cuba: Oswaldo Payá y Harold Cepero. Carromero pensaba que nadie descubriría que los dos disidentes lo acompañaban y que podía hacer su trabajo contrarrevolucionario clandestino en Cuba. El azar le hizo una mala jugada y, lamentable por cierto, causó la muerte a dos personas que no merecían fallecer de forma trágica, aunque fueran muy enemigos de la revolución. Carromero, ahora, medio sabiendo en el paquete que se había metido, llamó inmediatamente a España para informar: «Acabamos de tener un accidente. La cosa se puede poner mal, y me tenéis que echar una mano». La cosa se puso peor cuando se enteró que sus dos acompañantes habían fallecido.
Lo cierto es que, en las primeras de cambio, los grandes y poderosos enemigos de la Revolución Cubana –a través de sus vocerías- intentaron hacer creer que el Gobierno revolucionario era el responsable de la muerte de los dos disidentes ya mencionados. Y con ello pretendían que el gobierno español –en general- y el PP –en lo particular- movieran muchas teclas del piano de la diplomacia para sacar del paquete a Carromero como si los muertos no importaran para nada. Al PP no le duelen los muertos de otras regiones, sean o no enemigos de quienes tienen por gobiernos enemigos. ¿Qué significan Oswaldo Payá y Harold Cepero para el PP? Nada, porque el único que tiene significado es Angel Carromero. Para el gobierno cubano sí tienen significación, aunque hayan sido sus enemigos, porque sí tiene una visión humanitaria de la vida, del dolor y de la muerte.
Carromero, quieran o no reconocerlo los enemigos de la Revolución Cubana, violó las normas de inmigración tan pronto se convirtió en un activista político en las filas de la disidencia cubana tratando de incrementar la oposición contra el gobierno cubano olvidando que es un dirigente del PP, organización política que actualmente es gobierno central en España. El PP quiere la libertad inmediata de Carromero sin que importe para nada la justicia cubana.
Ramsey, quien pretende ganar la Presidencia de Estados Unidos para incrementar guerras de rapiña y terrorismo de Estado en el planeta, salió a la palestra pública, buscando ganar adeptos de las mafias batisteras en La Florida, para tratar de enlodar al Gobierno cubano en la muerte de los dos disidentes. Sin embargo, el propio Ramsey lo sabe muy bien, que jamás en el período que lleva gobernando el Partido Comunista de Cuba se haya producido una sola ejecución extrajudicial, no ha habido un solo torturado, un solo desaparecido, un solo secuestrado ni se ha cometido ni un solo acto de terrorismo. ¿Podrán decir lo mismo los gobiernos que han dirigido a Estado Unidos, por lo menos, desde 1959 hasta este 2012? No se le puede pedir a la Casa Blanca que escriba la historia de sus invasiones, sus genocidios, sus crímenes y sus tropelías o atrocidades, porque sería como pedirle velas al Santo o a la Tierra que niegue que gire alrededor del sol.
Toda la verdad ha salido a flote. Todas las actividades contrarrevolucionarias programas en Suecia y España y que debían desarrollar Carromero y su acompañante sueco han quedado al descubierto. Los tontos útiles que se prestan para servir a los intereses de mafias y de imperialistas han creído erróneamente que Cuba es Egipto o es Libia y que con un puñado de celulares se puede controlar y degenerar el espíritu del pueblo cubano para convertirlo en contrarrevolucionario. Más equivocados no pueden estar. Sepan que en Cuba hay Revolución para rato, porque su pueblo es revolucionario de pies a cabeza. Si creen que con las medidas político-económicas que ha tomado el Gobierno cubano, a cuya cabeza está el camarada Raúl Castro, van a conseguir que Cuba sea una nueva estrella de la bandera estadounidense, es mejor que lo esperen sentados y se parezcan a esos reformistas y pragmáticos que esperan un día ver pasar el cadáver del imperialismo sobre los hombros de los propios burgueses.
Sé, por lo demás, que el Gobierno cubano será benévolo con los impostores. Nada tengo que decir al respecto. ¡Viva la Revolución Cubana! ¡Abajo los conspiradores contra la Revolución!