La verdad es que no sabría que decirte, querida amiga, acerca de este artículo de Sant Roz. Por lo pronto, lo único que se me ocurre es que mantenemos dos visiones de Chávez a partir de perspectivas diferentes. El lo juzga, y eso es evidente, más que como gobernante como hombre. Y en razón de eso le dedica elogios y ditirambos más apropiados para semi-dioses que para simples mortales, para seres de carne y hueso. Lo que no tiene nada de malo, porque cada quien es libre de expresar su admiración por un hombre o personaje en los términos en que más lo crea conveniente. En cambio yo, que no soy muy dado a la alabanza fácil y al único que se las he dedicado es al Libertador, lo juzgo al revés; es decir, más como gobernante que como hombre. Y eso tiene una explicación muy sencilla, ya que de su gestión al frente del gobierno, de su éxito o su fracaso como Presidente de la República, depende la suerte del país, que es lo que en última instancia más me preocupa y me interesa. Por lo que si la gestión es buena, simplemente la reconozco y aplaudo sin ninguna reticencia. Pero si no es tan buena, entonces la cuestiono. No con el ánimo de destruir a la persona o contribuir a su defenestración, sino con el deseo de que se hagan las rectificaciones que a mi juicio considere necesarias y pertinentes para el bien de la nación. Por ejemplo, hace poco se acaba de devaluar el bolívar. Esta es una medida, desde el punto de vista de la administración de las finanzas públicas, extrema, muy extrema; que entre otras cosas significa que el país no está atravesando por un buen momento en cuanto a las finanzas se refiere. Significa también, que en esta materia existen serios problemas. Con lo dicho querida amiga, creo haberte dado una idea bastante aproximada acerca de cuál es mi posición con respecto al gobierno del Presidente Chávez, al que, de paso, le deseo salga bien del difícil trance por el que en estos momentos está atravesando.
En relación con esto de los comentarios encomiásticos dedicados a un alto funcionario de un gobierno, hubo un escritor venezolano de nombre Pío Gil que escribió un libro titulado Los Felicitadores, dedicado a esas personas que estando muy cerca de un gobernante o siendo incondicionales del mismo, no hacen sino hablar maravillas de su gestión y de su persona misma. Él los consideraba sumamente nefastos, porque al encubrir la realidad, que no era como le decían al alto funcionario, no hacían otra cosa que contribuir con su estrepitoso fracaso. En este sentido, consideraba más útil a quienes le decían la verdad, por muy desagradable y dura que fuera, pues eso le permitiría al gobernante, si es inteligente, realizar las rectificaciones que fueran necesarias para el éxito de su gestión y del conglomerado social en general.
En cuanto a este gobierno, es indudable que el mismo necesita urgentemente una oposición, no como la que actualmente existe en el país, que además de obstruccionista sólo son mafias que únicamente piensan en él para saquearlo y entregárselo a los gringos, sino una oposición nacionalista y patriótica que contribuya lealmente a un mejor desempeño de los gobernantes.
Alguien, un subalterno, se dirige a Rajoy y le dice: "Presidente, los viejitos que fuimos a desalojarlos de su casa se suicidaron". -Hombre, magnífico,`porque con eso nos resuelven dos problemas. Por un lado, nos ahorran el trabajo de tener que sacarlos por la fuerza. Y por el otro, nos ayudan a mantener limpias las calles de mendigos y deheredados.
Saludos cordialesAlfredo S.
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