Obama: ¡no seas maluco!

 

Presidente Obama: la verdad es siempre la mejor manera de respetar a las personas  y de hacer valer la justicia social. Todo indica que su corazón es tan frío como tan ardiente su cerebro. De esa forma se actúa pero resulta demasiado difícil pensar. Los hechos prueban mucho más las verdades que las mentiras las palabras. Si el verbo hubiese nacido primero que el hecho, nadie dudaría que usted carece hasta de color en la piel. El imperialismo es, Presidente Obama y usted lo sabe mejor que nosotros, tan malvado como malvados son los hombres y mujeres que lo defienden, lo sostienen y lo justifican.

Vivimos en un mundo en que la capacidad de los bolsillos, como bancos acumuladores de dinero, determina cuáles son las células que más se activan en el cerebro y cuáles los músculos que mejor movimiento realizan las personas. Hasta en la sicología, Presidente Obama, son los factores económicos los que deciden en última instancia el comportamiento de la gente. Al carajo con la solidaridad y con el amor. El egoísmo y el personalismo invaden la conciencia de quienes ven en la explotación y opresión a sus semejantes la razón divina de sus vidas. Vivimos en un mundo en que, con mucha frecuencia los que son indiferentes a las necesidades y sufrimientos de sus semejantes, olvidarse de haber tenido o tener madre, padre, hermanos, hermanas, hijos o hijas, conduce a llenarse el corazón de mucho odio individual y, por consiguiente, así se llega a aborrecer todo consejo constructivo.

Todos, absolutamente todos Presidente Obama, que se han empecinado en negar o rechazar las verdades para inflar de influencia decisiva a la mentira, terminan viéndose de frente a los más perversos y salvajes reflejos que son sometidos a las más altas temperaturas de azufre y amoníaco en las pailas especiales del Infierno. El Diablo, por su única razón de ser Diablo ya viejo, siente repulsión por los mentirosos compulsivos. No sea maluco Presidente Obama. Dele un chance a sus hijas de saber que tuvieron un padre que en un momento difícil de su vida se arrimó un poco hacia la verdad y se inclinó por hacer valer una razón de la justicia. Dele un chance a su esposa de saber que su marido, siendo Presidente del más poderoso imperialismo, pensó y pensó tanto que se hizo eco de una verdad y terminó haciendo valer la justicia que le negaron jueces a inocentes. Dele un chance al pueblo estadounidense de saber que tuvieron a un Presidente con el coraje de reconocer una verdad y rechazando una mentira supremó la justicia sobre la injusticia. No sea maluco Presidente Obama. No termine usted siendo, para la historia y para los pueblos del mundo y el suyo propio, el primer Presidente de raza negra de Estados Unidos, que supremó la mentira sobre la verdad y la injusticia sobre la justicia. Déjeles eso a los fascistas, a los nazistas a los falangistas y a los sionistas.

Hace quince años, Presidente Obama, tienen injustamente condenados en calabozos carcelarios a cinco héroes cubanos que terminaron de siendo víctimas en activos victimarios, de inocentes en culpables, de antiterroristas en terroristas, de hacerle favores al propio imperialismo para que evitaran acciones criminales en responsables de criminalidad. Usted lo sabe muy bien, Presidente Obama, tanto como lo saben su esposa, sus hijas y casi todo el pueblo estadounidense incluyendo los jueces que los juzgaron y sentenciaron burlándose de todo vestigio de justicia y de la verdad verdadera. Quince años, Presidente Obama, venciendo la mentira como culpables de terrorismo cuando la verdad es que son inocentes. No sea maluco, presidente Obama. Piense, piense un poquito nada más, que la Historia lo va a juzgar y si no rectifica su error y no pone en libertad a los cinco héroes cubanos, su alma será situada demasiado lejos, sufriendo la eternidad en el Infierno, mientras la de Mandela disfrutará de todos los beneficios de la felicidad en el reino del Cielo. No sea maluco Presidente Obama. Deje a un lado el puñal de la venganza y el odio personales. Ponga en libertad a los cinco héroes cubanos para que regresen con vida a Cuba y terminen sus días entre el abrazo caluroso de su pueblo y de sus familiares.

Presidente Obama: murió el padre de René González y se llevó en su pecho el gran dolor de la ausencia obligada de uno de sus hijos. ¿Eso no le importa, Presidente Obama? Así pensaban Hitler, Mussolini, Franco y todos los gobernantes que pisotean, vilipendian, se burlan y ultrajan los principios de la libertad y de la solidaridad para imponer el terror y el miedo como fórmulas de hacer valer sus pensamientos. No sea maluco, presidente Obama.

Presidente Obama: cuídese de la Historia y salve aunque sea un pedacito de su pellejo –no importa si mínim0o- de su mandato: ponga en libertad total y absoluta a los cinco héroes cubanos. No diga que no se lo dijimos.

 



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El Pueblo Avanza (EPA)


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