Por quiebra de mi gobierno, vendo premio nobel de la paz

Dada las circunstancias tan especiales que envuelven la política de
nuestro país imperial y, por difíciles situaciones que comprometen mi
actuación como jefe de estado de esta gran nación americana que
socorre a todo el mundo a sus expensas y, en especial a los regímenes
contradictorios de democracias envolventes y caprichosas que, por mi
imposición de órdenes y criterios guerreristas de seguir adelante
destruyendo lo que haya que destruir con acoso inmediato y ponerlo a
nuestro alcance y favor y, preciso es determinar que, hay manos
invisibles actuando por pretensiones que desconocemos en mi contra: me
veo en la particular situación de vender mi premio nobel que desde el
9 de octubre de 2009, me fue concedido en Oslo, capital de Noruega,
basándose el jurado, para aquél entonces, que me seleccionó, “por mis
extraordinarios esfuerzos para fortalecer la diplomacia internacional
y la cooperación entre los pueblos” y, “por darle al mundo esperanzas
en un futuro mejor”. Que posiblemente descuidé por la doble dinámica
que amenaza nuestra paz mundial que por sobre todas las cosas
oportunas de dominación me tienen en el filo de la duda, los
comprendo, pero, no me entienden.

Dejo firme y seguro que él mismo se encuentra en buen estado físico
sin arrugas ni comido por ningún roedor, ni por polillas rojas
camufladas y con algún desgaste de mal resguardo sí, pero sin poder
haber sido expuesto en público por exceso de virginidad íntima de
atención y emoción y peculio familiar que desfigure las emociones que
resguardan ese gran pergamino como premio sincero a mi calidad de
ciudadano ejemplar sin mirar para los lados y, sin ángulo de captación
que nos empecine a lo contrario, doy fe precisa que lo puede llevar
sin tropiezo ninguno y por futuro incierto se oyen ofrecimientos que
hagan posible salir de él sin maltratar los ánimos que arrugan el
presente de ser más y mejores, por lo que no se aceptan voces agoreras
que encaprichen o embochinchen su peculiaridad que sustenta gratos
recuerdos de cómo pensábamos mandar antes con afán de cooperación
recíproca y, una vez perdida la voluntad oportuna, le damos un adiós
que en sí nos aleje de su majestad de no poderlo conservar como un
tesoro familiar.

Por demás está decir que a ningún Estado de Suramérica se lo
ofertamos, ni a los rusos tampoco y a los chinos ni hablar que han
sido los países que más nos han fustigado y, no se han aliado a
nuestras políticas de concordancia afines y no está por demás
recordarles que, éste, su premio nobel fue, “el primer candidato
afroamericano nominado a la presidencia de los EEUU por el partido
demócrata y, es el primero en ejercer el cargo presidencial”, el que
todavía lo sustenta como estadista “number one” .

Mi gobierno está actualmente en un latido de tatequieto comprensible
que dinamiza nuestro régimen de auscultar confrontación de políticas
que van más allá del momento circunstancial y nos pone a pelear como
fuerzas progresivas que como somos dos cámaras legislativas, una con
ellos como oposición republicana y, la otra con nosotros los
demócratas con una buena dosis de razón política laboral que ellos no
entienden que me tienen en el precipicio del quiebre estadal y, no
conforme con sus actitudes, me imponen salir de mi premio que ilumina
el firmamento de mi alma con sus ocasos perdidos y lejanos de
configuración de reacomodo de atención hacia los más necesitados y a
cambio le metemos sin levantar polvo sideral nuestro capitalismo
atrofiante, tal cual, tenemos a un país de la región, sumido por la
corriente de nuestros dólares que tiene su economía con precios
exorbitantes y escasez de productos con la modalidad que hace años le
hemos impuesto del acaparamiento secundario y rotativo por ciudades
con un clima de agitación permanente por nuestros socios apátridas que
se prestan al servilismo sin egoísmo.

Como mi gobierno está quebrado y preso e inutilizado por la cámara de
los republicanos en que la mayoría de los empleados públicos están
trabajando sin devengar sueldos, no me queda otra razón de principios
ecuménico de resguardo hacia mí de desprenderme de mi premio nobel con
toda la gallardía de quien no se lo merece que a buena merced ha de
estar en otras manos y, sin fines de lucro ni de honradez ni de moral
alguna, digo como si fuera Obama, aquí lo tienen a su placer.


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Esteban Rojas


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